20. Ahora que te vas

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El vestido negro que tenía puesto reflejaba tristeza en lugar de elegancia. Así lo veía yo. Toda la decepción, tristeza, depresión y vibras negativas que llenaban mi vida ahora, se reflejaban en este negro vestido de funeral que nunca pensé que lo usaría para visitar a Zac. Estaba destruída, completamente destruída. ¿Cómo pueden pasarle tantas cosas a una misma persona? Ahora cuando mi vida cobraba un poco de sentido, que tenía aquí en Chicago un amigo, tenía que irse. ¿Por qué a mí?

Hace 2 días vi morir a Zac, y con él murieron mis sonrisas. Quizá el esté feliz porque desde donde quiera que esté, me está mirando de verdad y ya descubrió la apariencia que llevaba la amiga a quien el apreciaba tanto. Su carta, su último recuerdo, reemplazo la antigua carta de Lucas que guardaba y llevaba conmigo a todas partes. Todo esto me estaba matando por dentro.

-Alejandra, ya, ven.- me dijo mi mamá que me acompañaría al funeral de Zac

Bajé sin decir absolutamente nada. Agarré mi abrigo y me senté en el asiento delantero del pasajero. No me di cuenta que mamá ya se había montado y comencé a botar las lágrimas que pensaba que se me habían acabado ya. Las lágrimas que agoté en estos dos días continuaban bajando, recordando todas las cosas que pasé con Zac, todos los momentos que atesoro muy dentro de mí iban acompañados de mi llanto y mis sollozos. ¿Con quién hablaría ahora que se fue? ¿A quién le contaría mis penas?

Zac ha sido la persona más fuerte que he conocido en mis 16 años de vida. Me enseñó a que las cosas no se tienen que ver para sentirlas muy profundo en el corazón y siempre le estaré agradecida porque es la mayor lección que voy a poder aprender en todo lo que me queda de mi miserable y estúpida vida.

-ALE- gritó mi mamá sacándome de mis pensamientos -Llevo llamándote durante cinco minutos, ¿te sientes bien?- me preguntó

-Si mamá- mentí -solo que, aún no acepto la pérdida de Zac- admití

-Después de la tormenta siempre llega la calma Alejandra- decía mi mamá tranquilizándome

-La tormenta ha reinado en mi vida mamá- dije con lágrimas

Llegamos al funeral y yo llevaba un marco con una foto mía y de Zac el día de navidad cuando estábamos en Downtown. Quería que se fuera con él bajo tierra porque sé que el lo hubiese querido así. Bajé del auto y me dirigí hasta la entrada principal en donde habían un montón de personas encima de la señora Nora.

La vi entre muchas personas que la abrazaban demostrándole su amor y más sentido pésame por la pérdida de su único y gran amor de la vida, su hijo Zac. Cómo era de esperarse, su rostro estaba hinchado y sin una sola gota de maquillaje por el hecho de que probablemente había estado llorando toda la noche porque su hijo, mi gran amigo, se fue.

La señora Nora se dio cuenta de mi presencia y apartó a todas y cada una de las personas que se encontraba encima de ella y fue hacia donde mí a darme un abrazo profundo y lleno de dolor. Se sentía la tristeza y la soledad que ahora llevaba consigo.

-Gracias- me apretó -Por todo lo que hiciste por él. Fue muy feliz en sus últimos días de vida- todos los momentos volvieron a mi mente

-Él merece ser feliz- contesté

Despegamos el abrazo y nos miramos. Ambas con lágrimas de dolor en los ojos.

Entré al lugar en donde se encontraba Zac descansando.

****leer con la canción del video en multimedia****

Había una gran fila para ver a Zac descansando. Me imaginaba su cara pacífica y sus ojos cerrados con una sonrisa en sus rostro porque ya se encontraba descansando en paz, ya no había dolor. Mi corazón se arrugó. Mientras más avanzaba la fila, más aumentaba el dolor que sentía por su pérdida. Tardé unos tres minutos más o menos en llegar a la caja color gris en donde estaba el acostado con sus manos entrelazadas.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora