Capítulo 9: Inteligencia, sospechas y tranquilizantes.

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Ahora era la segunda vez que visitaba a Lars en el día, sentía que la "terapia" de hoy no había sido suficiente y quise regresar. Tenía bastante tiempo libre hoy, al menos así lo percibía yo así que no encontraba problema alguno con venir por segunda vez. Aparte, no podría aguantarme hasta pasado mañana para proseguir con la práctica.

¿Recuerdan a Brenda, una de las enfermeras temporales de Lars? Pues recién acaba de renunciar, ¿la razón? No hace falta decir porqué.

- No comprendo, Glenna, tus motivos para venir en horario extraprogramático -me dice cabizbaja-. Juro que sólo estoy con él en total cinco horas al día no decorridas y esas me matan. ¿Cómo le haces para que se calme?

- Creo que he entablado una gran confianza con él, no lo sé... -encogí los hombros- ¿Es tu último turno? -asintió, ambas estábamos afuera de la habitación en que vive Lars, sin que éste nos vea ni oiga, hablando casi a susurros.

- Gracias a dios, sí...

- ¿Haz acabado con el papeleo de la renuncia y todo? -asintió y yo sonreí.

- ¿Por qué la pregunta?

- ¿Puedo suplir yo tu turno para que descanses? -contesté con otra pregunta, sonriendo como tonta enamorada.

- ¿Qué? ¿Estás loca? ¿Hablas en serio? -sus ojos se llenaron de esperanza, yo asentí.

- Claro... si he venido para acá, es para verlo a él -señalé la habitación-. Es arriesgado para las dos hacer ésto, no obstante... nos beneficiaría en ambos casos. ¿No crees?

Pareció meditarlo bien.

- Ok, acepto... -me entregó una bata típica de las enfermeras del área de psicología- Mi turno acaba en una hora más, trata de irte unos cinco minutos antes de que termine para dejar la bata allí -señaló una especie de cajón en donde dejan todas las batas después de que X enfermera o doctor acabara su turno.

- Entiendo...

- Que te vaya bien -se despidió con una gran sonrisa, caminando en dirección a la salida, siendo muy rápida para no ser descubierta.

- ¡Igualmente! -exclamé, colocándome la bata.

Toqué la puerta dos veces. Un toque fuerte y luego uno despacio. Esperé cinco segundos, así era la forma de notificarle que era yo. Tras pasados ese lapso de tiempo, abrí la puerta de la habitación y le vi tendido en la cama, en una posición extraña: pies para arriba y la cabeza colgando, teniendo como único punto de apoyo su espalda. Cuando sus ojos se posaron en mi, él dio un salto que lo hizo caer de la camilla.

Se sobó la nuca y se quedó sentado en el suelo, sin decir nada, sólo teniendo la boca abierta por la impresión, creo yo.

- Hola -saludé, sonriendo y de inmediato percibí la sensación de mariposas en el estómago porque me devolvió la sonrisa, tímida pero me sonrió de todas formas.

- Ho-hola... -tartamudeó, nervioso.

- ¿Sorprendido de que vuelva para acá? -pregunté a su vez que yo cerraba la puerta despacio, él asintió de manera frenética.

- E-estaba esperando que llegara Brenda y...

- Renunció -intervine su frase y me senté al frente suyo en el suelo, a metro y medio de distancia.

- ¿Ah..? -me observó confundido- ¿Otra más que renuncia porque yo...? Oh... -hizo una mueca, si es que llegó a existir felicidad en su rostro, se esfumó por completo.

- Lars... creo que hay algo que debes explicarme tras esa renuncia -crucé los brazos, aparentando estar molesta.

- ¿Qué cosa? -ahora estaba más frustrado, tenía los puños apretados y continuó haciendo muecas en disgusto.

Químicamente Peligroso y Enamorado (METALLICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora