Capítulo 14: El viaje y encarando a los malos padres.

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Contarle a Lars la noticia de que me iría de viaje y que estaría a cargo de otra practicante... no fue fácil. De inmediato, el pánico lo invadió y sufrió un par de ataques de histeria por ello. Me costó un mero mundo hacerle entrar en razón de que Marion NO iba a querer hacerle daño y que yo debía irme por una semana completa para enfrentar a sus padres, a esos adultos irresponsables que abandonaron a su hijo en medio de la pubertad, en un lugar tan oscuro y despechado como éste.

Tenía la enorme corazonada de que si lograba localizar a sus padres, lograría sacar toda la información necesaria para mi éxito total. Nada con que "deseo mi título universitario de enfermera en el área psiquiátrica", no, ésto ya no se trata del mugroso título que no es más que un simple papel. Lo que mi corazón anhelaba y requería cumplir con todas sus fuerzas era hacer que Lars recobrara su sanidad mental al cien por ciento; que tenga una calidad de vida como la de un ser humano cualquiera, porque mi corazón dice que él es más normal de lo que el mundo cree.

Luego de muchos atados... pasé al hospital para "entregar certificados médicos de mi ausencia" -en realidad, como se esperarán, iba a ver a mi querido paciente-, entré lo más rápido que pude a la habitación de al final del pasillo de psicología.

Abracé con mucho cariño a Lars, sintiendo su frío cuerpo contra el mío... todavía le costaba mucho asimilar el contacto físico, seguía poniéndose demasiado nervioso... le susurré al oído de que el momento de partir llegó, mis palabras hicieron cosquillas en su oreja y lo sentí estremecerse. Con muchísima timidez se las arregló para devolverme el abrazo.

Le dije que le quería mucho, también le advertí de los cuidados que necesitaba: no pastillas, no inyecciones, no medicina en general. Temía mucho que en mi ausencia el Dr. Lawrence se aprovechara e hiciera de sus fechorías junto a los demás idiotas, oh, me dolía mucho dejarlo ir al pobre Larsie...

Un beso en la mejilla y me fui de allí, dejando a Marion a cargo de él, no muy confiada del todo, de hecho, estaba muy nerviosa por eso, temía que podía hacerse daño o hacerle daño a ella, no lo sé, todo podía pasar.

Fue duro el hecho de viajar en avión hasta un país desconocido... ni empaqué ropa, sólo cosas de supervivencia básica.

Mi única intención era ir a Gentofte para encontrar la mansión Ulrich y solucionar todo.

Esperaba que en diez años, ellos no hayan cambiado de residencia, siendo la familia más millonaria del país... pueden hacer lo que quieran, residir en cualquier parte de Dinamarca, por ejemplo...

Me costaba mucho leer el papel que me escribió Lars... su caligrafía era bastante deplorable y no era nada de extrañar, una persona que lleva años, casi una década sin escribir, debe ser terrible para esa persona ser forzada a escribir casi sin recordarlo.

De todas formas... reconocer la Mansión Ulrich tampoco fue tan difícil, digo: casa normal, casa normal, un chalet lujoso de un gran terreno, casa normal, casa normal.

Sin contar la existencia de un enorme cartel en la entrada principal que lo afirmaba todo. Suspiré, muy ansiosa.

Toqué el timbre, vamos, era el momento de la verdad. Salió a abrir la puerta una mujer de la tercera edad que... no jodan, ERA IGUAL A LARS.

- Eh... -me miró confundiada.

- Buenas tardes -saludé en ingles, esperando que me comprendiera-, Señora... ¿Ulrich? -asintió.

- Buenas tardes, ¿quién es usted?

- Eh... Soy Glenna Snider, paciente de enfermería de...

- ¿Viene a pedir dinero para caridad? -negué- Oh... ¿Qué quiere?

Químicamente Peligroso y Enamorado (METALLICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora