- ¿En serio crees que pueda ser superdotado? -consulté impresionada ante una sugerencia que me dio Marion.
- Claro, ¿por qué no? Aveces los superdotados o personas más inteligentes que el resto tienen problemas sociales. Tal vez tu paciente lo sea.
- No lo creo... -murmuré y luego hice una mueca- Por su extraño Síndrome XXY, debería tener ciertos retrasos mentales en el área del lenguaje, dudo mucho que tenga un gran coeficiente intelectual.
- ¿Y por qué no le planteas algunas pruebas de ingenio?
- Hmm... tienes razón, creo que eso sería lo mejor...
Más tarde busqué en diversos libros algunas actividades de ingenio que escribí en un cuaderno, eran cuarenta actividades en total más un cubo de Rubik normal y otro que era triangular (es decir, una pirámide mejor dicho), no más para comprobar su ingenio. En las actividades eran de diferentes dificultades, para saber más o menos en qué nivel debería estar Lars.
Me dediqué una tarde entera en preparar todo, estaba muy confiada que mi investigación sería exitosa.
- Hola -dije nerviosa, entrando a la habitación desolada, él estaba sentado en la cama, sin despegar su mirada de mi.
- Hola... -cerré la puerta y me senté en el suelo, evitando el contacto visual que tanto suele incomodarle- ¿cómo estás?
No pude evitar contemplarle impactada, ¿de verdad estaba interesado en saber de mi?
- Bien, ¿y tú?
- Bien porque haz llegado tú.
Desvió la mirada hacia el techo y se tumbó de espaldas, se revolcó un par de veces en la camilla hasta encontrarse cómodo. Me levanté para mirar su rostro con mayor claridad, él lo notó y se sentó erguido, encontrándose bastante incómodo.
- Eres la única que me trata bien comparándote con los demás imbéciles de acá -aclaró y volvió a acostarse.
- No esperaba tanto cariño por parte tuya -comenté sin miedo, volviendo a sentarme en el suelo.
- Y yo no esperaba que fueras tan... -suspiró- Olvídalo, tonta, ¿qué tienes planeado para ponerme en materia de investigación?
Demasiado inteligente es, diría yo.
- Quiero saber tu nivel intelectual... ¿no te molestaría realizar... muchas pruebas?
- ¿Cuántas?
Con el paso de las semanas, nuestras conversaciones se han ido prolongando, son mucho más elaboradas y él no muestra gran repulso hacia mi persona.
- Cuarenta... -volteó a mirar y sacó la lengua manifestando disgusto- Cuarenta y dos en realidad, cuarenta preguntas de ingenio y dos cubos de Rubik.
- ¿Las debo hacer todas hoy? -cruzó los brazos a su vez que fruncía el ceño- Porque me da flojera.
- Las que quieras hacer, no hay necesidad de apurarse en ésto, sabes muy bien que mi paciencia contigo es muy grande.
- Soportaste todas las patadas y jalones de cabello que tuviste los primeros días, ah, demás que logras soportar a un yo estresado -se levantó de la cama y gruñó-. Joder, perra, ¿qué debo hacer?
Deslicé diez papelillos al azar con preguntas por el suelo, él se acercó para recogerlos y recostarse en la camilla, con ambas piernas hacia arriba y flectadas.
- Debes leerme la pregunta en voz alta y luego tienes cinco minutos para responder. Sólo eso -expliqué.
Tenía las preguntas con sus respectivas respuestas en un cuaderno, encendí el cronómetro para contabilizar el rapidez con que respondía a las interrogantes planteadas. Me concentré en además observar y tomar nota en sus reacciones ante X problema. ¿Cómo fue que pasé de practicante de enfermería a una "psicóloga"? Debería atender las necesidades de un enfermo, no sé, limpiarle la mierda y otras cosas. En cambio, con Lars me he encargado de averiguar sobre su extraño síndrome, sus anomalías físicas que no concuerdan con sus fallos génicos y sobretodo, su extraña psicología. Lars sabe ir al baño solo y hacer todas sus necesidades sin problemas, no muestra ningún signo de ser retrasado, en aquel sentido era un chico normal.
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Químicamente Peligroso y Enamorado (METALLICA)
FanficQué es más terrible, ¿la dura práctica universitaria o que me haya enamorado de mi paciente?