Fue tan duro todo ésto, los seis meses más estresantes de mi vida entera en los que terminé enamorada de mi antiguo paciente.
Recibí la gran noticia de que muchos de los doctores que le hicieron daño a Lars, fueron despedidos para que no vuelva a repetirse una situación así. También me dieron una oferta de trabajo como enfermera en el área de psicología porque notaron mi verdadero interés en querer ayudar y que la cosa de la práctica no fue sólo para conseguir un título, sino, también para ayudar a este chico para que encuentre la sanidad mental absoluta.
Mi titulación junto a mi "graduación" -me refiero a la fiestilla esa que se hace- se vino en una sola noche. Llorando de emoción obtuve mi título y di un pequeño discurso de agradecimiento a todas las personas que me han ayudado en este particular caso.
Más tarde se realizó la fiesta aquella, en donde me divertí con mi compañeros y amigos cercanos, no obstante, algo me faltaba, que cierta persona estuviera aquí, ese alguien que me ayudó controlándose a si mismo para progresar, aquel chico con sonrisa angelical y le teme a la humanidad, ese mismo.
Me hubiera encantado invitarlo a la fiesta para que se divierta pero resultaría demasiado peligroso para el pobre, demasiada gente que podría molestarlo y no me gustaría que él se emborrache y termine haciendo algo inadecuado. No sé, lo extrañaba pero era lo mejor que podía hacer.
O no...
No tenía ni idea cuántos grados de alcohol estaban suministrados en mi organismo. Sólo tenía claro que los reflectores del recinto me mareaban demasiado, eran demasiado coloridos para mi gusto. No caminaba muy bien que digamos, me reía mucho también, me pregunto qué le habrían echado a mi bebida porque seguro que bebida sola no era. ¿Vodka tal vez?
Aburrida de oír la típica música pop de moda y de que nadie interesante me haya estado tomando en cuenta, decidí desperdirme de todos mis compañeros que en su mayoría no volvería a verle las caras nunca más. Hasta que salí de la sala de eventos, tuve la enorme suerte de que... ¿me lo creerían? ¡El hospital estaba a sólo un par de calles de aquí!
Corrí hasta coger el teléfono público, me las arreglé para marcar el número de la recepción.
- Buenas noches, hospital d...
- Ahh... -interrumpí, tratando de modular- ¿Me... me puede pasar con Lars?
- ¿Con quién?
- El paciente... Lars Ulrich, el ex innombrable, el ex salvaje, ese mismo... pásemelo, ahora.
- Señorita, son las tres de la mañana, el paciente se encuentra durmiendo y...
- ¡Pásemelo! -insistí, frustrándome además.
- Deme su nombre y dirección para ver si se permite el acceso.
Me costó pronunciar hasta mi propio nombre y peor fue mi dirección.
- Espere un momento, de inmediato se redirigirá la llamada.
Asentí, sabiendo que la recepcionista no me iba a ver de todas formas.
Como en cinco minutos más por fin oí esa voz tan adorable...
- ¿Quién eres y qué haces llamándome a estas horas?
- Ahre, ¿estás enojao', mi amorsh? -consulté un poco dolida.
- ¿Um...? Espera... ¿eres quién yo creo que eres?
- Soy Dlena Esnaider, tu novia o alguna mierda así ¿océ?
Se escuchó como se atragantó con algo y pareció escupir después.
- ¿Glenna? ¿Qué onda? ¡Suenas hecha mierda! ¿Te hicieron algo en aquella fiesta? ¿Quieres que vaya para allá y te defienda?
Reí bastante.
- No, lindo, no... ay, quería decirte que te amo mucho, mucho, ¿vale?
- No suenas como siempre, no sé... ¿te dieron pastillas o algo que te haga actuar de esa manera?
- Nope, sólo algo que se llama... vodka -reí de nuevo-, ¿puedes venir afuera?
- Por su puesto, no permitiré que... Joder, mejor cuelgo y escapo ahora, ¿vale?
- Ok... -sonreí como tonta enamorada.
En unos diez minutos él llegó para abrazarme con mucha fuerza, fue algo tan tierno.
- ¿Estás borracha? -consultó mientras me olía.
- Un poquito, ni tanto...
- Espero que en tu primer día de trabajo andes sin resaca.
- ¿Ah? -le miré confundida.
- Mañana empiezas como enfermera en la sala de al lado... Glenna, dime que no lo olvidaste.
- Ups... -reí un poco y él suspiró.
- Joder, y pensar que tú eras quién me regañaba por portarme mal y ahora lo hago yo a ti. ¿Quién lo diría? -rió con dulzura- Bueno... ¿al menos la pasaste bien en la fiesta? -asentí con una gran sonrisa- Vaya, terminó algo temprano, ¿no? Esas siempre duran hasta la madrugada siguiente.
- De hecho... -reí- yo... yo... llegué pa' acá pa' verte.
- ¿Ah? ¿Qué viniste a verme?
- Yo... te extrañé musho... eso...
Nos abrazamos y yo estaba prácticamente apoyada en él para no caerme porque estaba tambaleándome.
Caminamos hasta llegar al parque ese y poder compartir un momento juntos, lleno de ternura, de abrazos y caricias, riendo a carcajadas los dos porque nos hacíamos bromas muy graciosas. Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, y eso es cierto, porque el amor que nos juramos era sincero y puro.
Más o menos a las cinco de la madrugada nos despedimos y yo fui a dormir a mi casa, estando agotada... a las diez tuve que levantarme de nuevo para que a las once yo llegara al hospital para trabajar como enfermera definitiva.
Fue una jornada algo dura, recibí un montón de protocolos que me costaron captar puesto que la resaca se había venido y con todo. Adaptarse a este sistema fue algo complejo, digo, una cosa es ser practicante y otra cosa es ser una enfermera real con enfermos reales -sí, estoy diciendo que Lars no es un enfermo, para mi es normal, ¿vale?-, complejo sí, mas no imposible.
Se me hacía difícil,sí, mucho, porque quería ver a Lars y no podía hasta que acabara mi turno de dos horas, tomar descanso y seguir con otro turno de dos horas más en otra sala. Tuve la mala suerte de no poder tomar la sala en que "habita" mi querido "novio". Lo peor era que en muy poquito tiempo él se iba, aunque haya estado progresando más rápido de lo que su psiquiatra esperaba, no creo que esté listo para ir a vivir a otro país para conseguir trabajo y vivir por su cuenta, no lo sé...
Veamos cuál será nuestro final.
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Químicamente Peligroso y Enamorado (METALLICA)
FanfictionQué es más terrible, ¿la dura práctica universitaria o que me haya enamorado de mi paciente?