Capítulo 10: Esos tranquilizantes que matan.

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Como una semana después, en donde pregunté acerca de esos tranquilizantes que a Lars tanto le inquietaban y no recibí respuestas de nada, regresé como de costumbre al hospital como practicante.

Entré al área de psicología como de costumbre y...

- Lo siento, señorita... no puede pasar -dijo uno de los funcionarios, habían varias personas bloqueando la puerta y el pasillo en general.

- ¿Qué? Pero si estoy en mi horario de práctica universitaria -le enseñé mi placa especial-. Debo pasar para...

- No se puede. Vaya de vuelta a casa, se decidió que ningún practicante vea a este paciente, pronto su universidad le dará a otro, por favor, váyase...

- ¡No! ¡Yo aprendí a controlar a ese chico para que se tranquilice! ¿Por qué me niegan el paso?

- Le reitero señorita, este paciente ya no puede recibir visitas de absolutamente nadie, es un caso crónic...

Lo empujé y me fui acercando más por el pasillo, se oían gritos. Era Lars, reconocía esa voz hablando en danés, seguro maldiciendo. Entré en alarma por eso y me las arreglé para avanzar más hasta llegar a la puerta, los funcionarios comenzaron a reprimirme.

- Señorita, la cosa que está dentro de esa habitación no es humano, por favor, aléjese de él.

- ¡No! -insistí, furiosa- ¿Qué le hicieron? ¿Por qué está tan enojado?

- Le va a hacer daño, no entre... -otro tipo me empujaba hacia atrás.

- ¡ES MI PACIENTE! ¡YO SUPE COMO TRATARLO ANTES, SABRÉ CÓMO TRATARLO AHORA!

- Va a hacerte daño, está demasiado agresivo...

- ¡No me importa! ¡Déjenme pasar!

Dos sujetos salieron de la habitación y la cerraron. Los que me oprimían le contaron mi deseo de ver a Lars y me dejaron entrar.

Abrieron la puerta de la habitación y se mantuvieron en el marco de la puerta, yo pasé y les quedé mirando feo.

- ¿Qué hacen allí? ¡Váyanse! ¡Quiero estar a solas con él!

- Pero...

- ¡Cállese! ¡Yo pediré ayuda en caso de que me quiera atacar! ¿Entienden? ¡Fuera de acá!

Cerraron la puerta y pude admirar mejor a Lars; golpeando su cabeza contra la pared, estando tirado en el suelo con una camisa de fuerza, de sus ojos brotaban muchas lágrimas.

- Oh, ¡dios mío! -corrí hacia él y me quedé a un metro de distancia suyo- ¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron?

- Los tranquilizantes... -sollozó- ¡son veneno! ¡Te lo juro! -gritó de forma desgarradora- ¡Yo no quise hacerlo, todo lo que hice fue sin querer, te lo juro! -continuó llorando desconsoladamente.

- ¿Qué cosas? ¿Qué hiciste? ¿Ya te dieron esos tranquilizantes? -asintió.

- Son muy fuertes, me ardieron cuando me los inyectaron... -confesó, sin parar de llorar- ¡Es peor que cualquier otra mierda de pastilla que me hayan recetado, te lo juro! ¡Es un horror!

- Pero... ¿qué hiciste? ¿Tenían efectos secundarios? -asintió- Oh, vale... ya vuelvo. No tardaré nada, te desamarraré cuando regrese y conversaremos de lo que ocurrió, ¿sí? No quiero que estés mal...

- ¡Es terrible!

- Lars, por favor, tranquilízat...

- ¡No! ¡No digas nada que tenga que ver con "tranquilizantes", por favor! ¡Esos idiotas nos separarán para siempre!

Químicamente Peligroso y Enamorado (METALLICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora