16 de julio.

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Un nuevo día comenzaba en las calles de Londres, y el siempre sonriente sepulturero apenas entonces volvía a tocar aquel libro casi en blanco.

Sinceramente pensaba seguir plasmando todo lo que guardaba cuanto antes, pero desde que fui interrumpido han seguido llegando invitados a mi casa. He de decir que es grato tener algo para entretenerme y despejarme, mas aun sabiendo que a todos los une ciertas características...eso es bueno para mi, estará por venir pronto, lo se...
Pero mientras llega, seguiré escribiendo.

Debo decir que a todos nos alivio mucho verlo regresar, y de inmediato fui a visitarlo, aunque necesitara esconderme para no asustarlo...pero no era el de antes. Estaba consiente de que esa clase de eventos cambian a las personas, pero no era lo que esperaba en él, debo decir que la figura que le acompañaba me desagradó desde el inicio, aunque luego se tornara algo divertido convivir en los ratos cortos que me visitaban, y que fuera como ahora, solo buscando informacion...

De nuevo el sonido de la campana le hizo despegar la vista que las lineas que escribía, esta vez era aquella persona que esperaba y de inmediato guardo el libro.

-Joven Conde..que alegría verlo de nuevo por aquí...jejeje...-saludaba alegremente y acercándose al menor, evitando a toda costa esa pequeña molestia que sentía cada vez que veía la oscura figura del mayordomo seguirlo a donde fuera.

Con el tiempo había conseguido adquirir un nivel de tolerancia para incluso llegar a verlo como casi un amigo, aunque resurgiera esa molestia cada que el demonio se metiera al sentir los acercamientos del Shinigami como una amenaza.

Nuevos asesinatos estaban ocurriendo en la ciudad, y llegando a implicar a personas nobles, era tiempo de que Ciel Phantomhive hiciera su aparición en aquel oscuro y tétrico recinto para ver que tanto sabia el sepulturero.

Éste siempre intentaba demorar los con cuanta cosa se le ocurriese, incluyendo sus sobornos de risas, ya que en el fondo anhelaba ver de nuevo la sonrisa de ese chiquillo de apenas 13 años. Ya había pasado tanto tiempo y le seguía queriendo como el primer día, sin importarle el carácter frío y distante del ojiazul.

Cuando se fueron, suspiro con algo de tristeza apenas se cerró aquella puerta. En serio quería pasar mas tiempo juntos, y le era doloroso que el sentir del chico era todo lo contrario, siempre mostrándose incomodo y molesto con su sola presencia.

De nuevo te fuiste, siempre con el mismo aire con el que te reencontré aquel día...que doloroso, aun mas al darme cuenta de lo que sienten tu y ese demonio...como lo envidio.

Aun recuerdo el día en que quise abrazarte como antes, aquella vez que solo me empujaste y me viste con...asco?...repulsión?.....ni siquiera se aun como describirlo. No quería dejarte solo, y tampoco quería que notaras lo que guardaba. Por ello, por mas trabajo que me costó en esa ocasión, me trague ese rechazo al simple hecho de que te tocara y seguí sonriendo como siempre. Claro que tampoco esperaba que me usaras como otra pieza mas en tu sucio trabajo, si hasta para tu padre fui algo mas que eso, era mi mejor amigo...

Diario de un ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora