Capítulo 2

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Daniel

¡Por fin vacaciones!

Por lo menos hasta que tuviéramos noticias de la universidad, los que iríamos a la escuela local no tendríamos nada de suspenso, era casi imposible que nos rechazaran. Pero para los que habían solicitado lugar en alguna universidad de fuera, bueno...ellos si tenían de qué preocuparse.

Recordé que Clarissa hizo trámites para una universidad de la capital del estado. Desde que supe que se encontraba de nuevo en su casa, era como si algo se hubiera encendido dentro de mí. Quería verla, hablar con ella, sería un sueño cumplido si pudiera oírla.

Suspiré.

Iba pasando casi por enfrente de su casa cuando vi a Christian unos pasos por delante de mí, iba hablando por teléfono y supe que era con mi Clary con quien hablaba.

Cuando me di cuenta de que en mi mente ella seguía siendo mía, me espanté. Clarissa ya no era mía, ni lo volvería a ser. Habíamos arruinado todas nuestras posibilidades y no había chance de segundas oportunidades.

Seguí caminando despacio para poder ir detrás de Christian y entonces escuché un nombre: Ian.

¿Quién demonios era este Ian y por qué era mencionado en las pláticas de Clarissa?

Christian entró en la casa de Clarissa colgando la llamada y yo seguí caminando, ahora más deprisa para alcanzar a ver, aunque fuera un poco y por un momento, a la pelirroja.

Pero quien estaba en la puerta era su mamá. La saludé y seguí mi camino a la casa de Jess. De pronto no quería tener esta cita con ella, medité sobre mentirle diciéndole que me sentía enfermo o algo parecido. Pero lo pensé mejor y seguí hasta llegar a su casa.

Esa cita con Jess no fue igual que las anteriores, me aburrí un poco con ella, me di cuenta de que era bastante "normal".

Para cuando la llevé de regreso, evité pasar por delante de la casa de Clarissa. No tenía ninguna esperanza de verla, pero no quería que Jess pensara que deseaba verla. Más valía no darle ideas.

Pero cuando iba de regreso a mi casa, vi que salía de la casa de la pelirroja un hombre, supe que no era Chris porque a él ya podía reconocerlo. Tampoco era el padre de ella. Debía ser el mentado Ian.

Ella estaba despidiéndolo en la puerta, se le veía más menuda y pequeña, su cabello ya no se hallaba prisionero de un sombrero o cualquier cosa que ella se colocara en la cabeza. Sonreía, se notaba realmente feliz.

El hombre se fue y yo casi corrí para poder alcanzar a verla mejor. Ella seguía en la puerta, tenía los ojos cerrados y una sonrisa seguía adornando sus labios.

—Buenas noches Clarissa...

Para no perder la costumbre, dio un brinco. Abrió sus ojos, espantada. Al ver que era yo, hizo lo último que pensé que haría al verme: me sonrió. Y entonces entendí, que fuera como fuera, debía tener a la pelirroja en mi vida, aunque ahora solo pudiera ser como una amiga.

Segunda Oportunidad (Y te vi...2) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora