Capítulo 14

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Clarissa

Corrí hasta llegar a mi casa, corrí sin mirar atrás. Me faltaba el aire, y mi cabeza me dolía. Al entrar a mi cuarto, me lancé sobre la cama, luchando desesperadamente por meter algo de aire a mis pulmones, pero no podía...

Quería dormir y no despertar. ¿Cómo demonios podía invocar un coma? ¿Por qué no podía ser feliz? ¿Es que acaso era tan mala persona que no merecía un poco de paz y felicidad?

Llegué a la conclusión de que tal vez, solo tal vez, esto era lo único que merecía ganar. Caí en la cuenta de que no era buena persona, de que mi enfermedad había sido un castigo merecido y de que debía morir sola. El amor no se había hecho para mí y las segundas oportunidades solo eran una bazofia en un mundo corrupto y maldito.

Me levanté de la cama, aún jadeando y con lágrimas quemándome los ojos y que juré que nunca derramaría. Daniel se había acostado con Jess, ¿y qué? Muy su cuerpo, muy su alma y muy su culpa.

Por más que intenté odiarlo no podía. Mi estúpido corazón no lo permitía, ese maldito órgano no quería cooperar conmigo. Me miré en el espejo. Pude notar por qué la había preferido a ella, yo no tenía nada especial en mí. No me consideraba fea, pero ella era...Jess era una bella mujer. Mi mente, mi forma de ser, mi manera de actuar, toda yo, aún era una niña. Daniel era un hombre que siempre preferiría a una mujer.

Miré mis ojos, mi cuerpo, mi cabello, toda yo. Y me odié. Me odié por no ser más femenina, por no ser más sensual, me odié por ser yo. Simple, sin arreglos, así, sin más.

Daniel me acababa de pedir una segunda oportunidad, vaya burla. Por que eso era lo único que yo había sido para él, una maldita y desgraciada burla, más lágrimas llenaron mis ojos. Pero no las derramaría, eso sí lo cumpliría.

De ahora en adelante sería una mujer, tal vez sin amor o lo que me haría una mujer de verdad (según la bendita sociedad), pero lo sería.

No podía odiarla a ella, ciertamente no podía odiarlo a él...eso solo me dejaba a mí. No tenía más opción. Viviría por y para mí. Y nada más.

Me puse una sudadera, caminé hasta la puerta de mi casa y salí. Debía despejarme y no se me ocurrió mejor lugar que con Carlos, él me haría olvidar todo, con sus locuras, sus apodos raros y sus cuentos. Caminé sin mirar nada, sin poder soportar ni una nota de música, sin sentir.

Quien me viera, creo que podía saber que era una muerta en vida. Mi corazón latía pero ya no estaba ahí, Clarissa simplemente ya no estaba ahí.

No sabía exactamente que me faltaba, no podía especificarlo. Me movía por inercia, andaba porque debía andar. Saludé a los que me topaba porque eso clamaban las buenas costumbres. Seguí caminando sin mirar el camino, lo conocía como la palma de mi mano.

Iba pensando en todo y en nada, en lo que haría y en lo que no podía hacer, en las lágrimas que quería derramar, en las malas palabras que quería gritar. En lo equivocada que estaba al confiar en Daniel. En el odio que debía tenerme Jess para querer dañarme de esta manera.

En cómo sería mi vida de ahora en adelante. En lo que perdí y en lo que había ganado, si es que en esta situación podía haber ganado algo.

Llegué hasta donde estaban mis amigos, Jordi enseguida notó que no me encontraba muy bien y me abrazó de inmediato, sin preguntar, sin pensarlo. Él sabía que no lo rechazaría. Mis amigos pararon un momento su tema, para comenzarlo al ver que no hablaría y necesitaba distracción.

Carlos fue el que me distrajo más, poniéndome tareas adicionales. La ternura de Jordi curó un poco a mi maltratado corazón, las locuras de mis amigas me hicieron medio sonreír.

Por ese ratito, sentí que podía ser yo una vez más. Pero la verdad era que Clarissa había muerto y Daniel había sido el asesino.

G~-

Segunda Oportunidad (Y te vi...2) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora