Capítulo 8

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Daniel

Crees que todo va bien hasta que ves lo que no deseas ver y notas lo que no te gustaría notar y caes en la cuenta en lo que tu corazón supo todo el tiempo.

Ver a Clarissa con el novio en pleno abrazo romántico, bueno, no era lo que yo quería para terminar mi noche. No tenía idea de que hacer para quitarme este mal sabor de boca. ¿Por qué demonios me importaba eso?

Yo sabía por qué me importaba, entendía que no podía hacer nada y que había perdido toda esperanza de que ella volviera conmigo, pero aunque mi corazón ya tenía medio entendido esto (aunque le doliera) mi cabeza aún no lo comprendía del todo.

Nunca me he considerado demasiado bueno o malo, creo firmemente que todos tenemos derecho a equivocarnos y lo que hice debe contar como una de mis mayores equivocaciones. Fui a casa de Jess.

Sabía que se encontraría sola, sabía que sentía algo por mí, el qué, ni idea, pero lo que fuera era más fuerte de lo que yo sentía por ella. Y me distraería, era un hecho.

Llamé a la puerta y ella abrió, vi con sorpresa que ya se encontraba en ropa de dormir. Si es que a eso se le podía llamar ropa. Ella bostezó.

—¿Daniel?

—¿Estás sola? —Mi voz salió un poco ronca, no era la primera vez que me pasaba pero si era la primera vez que sabía que haría algo al respecto.

Mi coraje, mis celos y mi propio deseo fueron colmados por Jessica. La tomé de la mano sin dejarle decir nada. Sabía que estaba sola y que no me diría que no. La llevé hasta su cuarto, donde muchas veces había sido invitado a entrar, y sin premura ni cuidado tomé sus labios, mientras sentía que llevaba sus manos a mi cabeza, jalando y retorciendo mechones de mi cabello. Jess no necesitó que le explicara nada, no requería que le pidiera nada. Ella no era...

¡No! No pensaría en la otra, aunque esto fuera precisamente por ella.

Sin querer esperar más, le arranqué la poca ropa que llevaba encima y ella hizo lo mismo conmigo. Era la primera vez que veía a una mujer completamente desnuda, al menos en carne y hueso. La arrojé a la cama y me coloqué encima de ella rápidamente. No supe que tocaba, sentía, mordía o arañaba...lo único que deseaba era dejar de sentir y Jess me estaba ayudando maravillosamente.

Ella no se quedaba atrás, tocó y lamió cada parte de mi cuerpo.

—No me hagas esperar más —dijo ella entre jadeos.

¿Esperar? No tenía ni cinco minutos en su casa y ya la tenía desnuda y debajo de mí. Pero, ella no quería esperar y yo no podía hacerlo. Con un empuje certero dejó de haber espacio entre nosotros. Ella abrió la boca y lanzó su cabeza hacia atrás mientras levantaba sus caderas con cada empuje que yo daba. Sus gemidos eran tan escandalosos que me incomodaron un poco, pero eso no importaba. Al menos en este momento ya no. Todo el encuentro se acabaría dentro de un rato. Casi gritando, tras unos minutos de agónico vaivén, ella se dejó caer en la cama y yo la seguí.

Respirábamos con dificultad y fue en ese momento, en que todo el peso de lo que acababa de hacer cayó sobre mí. Una culpa aplastante. ¿Qué habría pasado si hubiese visto como la besaba? Seguramente habría armado una orgía.

Jess se acercó para besarme pero no podía, en este momento ya no. Me alejé un poco.

—Me alegra que nuestra relación haya progresado.

¿Qué?

—Esto no...

—Me encantas Daniel —dijo ella abrazándome con fuerza.

Y ahí me di cuenta de que un "me encantas" de Jess, jamás podría competir con un "te amo" dicho por Clarissa.

En verdad era un completo idiota.


Segunda Oportunidad (Y te vi...2) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora