Interludio: Siv Lindstrøm

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La chica regresa a su casa, el ocaso ilumina el cielo con un hermoso color rosado y naranja. Se aceca al portico, una pequeña brisa mueve su largo y rubio cabello, duda al tomar la perilla, toma un respiro hondo, sostiene, sus ojos se lubrican y brillan, comienzan a tomar un color rosado, una lágrima cae por su mejilla lentamente, la limpia cuidadosamente con su dedo índice, se corre un poco de maquillaje, se asoma un ligero color verdoso cerca de su ojo, suelta el aire, abre la puerta.

A lo lejos puede escuchar a una mujer gritando y pidiendo ayuda, una voz masculina la calla. Cierra los ojos desesperada, la chica no sabe qué hacer. Cierra la puerta, una ráfaga de viento la azota, un silencio invade aquella casa, sus piernas tiemblan, sus ojos se enrojecen aún más, su respiración se acelera, su corazón quiere escapar de su pecho, aprieta la madíbula, traga saliva, puede oler su propio miedo, huele a adrenalina amarga, agacha la cabeza y tres lágrimas caen en sus zapatos, se enjuga las lágrimas. "¡Siv!" Escucha al fondo del segundo piso, respira hondo, se dispone a subir con la misma cara en alto que siempre muestra.

-¡¿Dónde has estado?! – Pregunta aquél hombre de voz grave y ronca.

-¡Al final a ti eso no te importa! – Contesta la chica evitando que su voz se quiebre.

-¡Maldita mocosa ingrata! – Gime el hombre que levanta el brazo amenazando con un cinturón de cuero.

-¡No! – Chilla la mujer postrada en el suelo – ¡No le hagas nada!

La chica evita el ver a su madre en el suelo sangrando, sostiene la vista en su padre. El hombre baja su brazo, toma bruscamente a la mujer por el cabello, lo jala hasta que la mujer se ve forzada a levantarse. La mujer grita y suplica el que la suelte.

-¡Tú le haces esto a tu madre! – Dice entre dientes el hombre.

-Yo no soy quién la lastima. – Contesta con falsa serenidad.

-Lo haces con tu forma de ser.

Su padre jala con mayor fuerza, la mujer chilla, la chica no lo soporta más, se acerca a él rápidamente intentando alcanzar el brazo donde sostiene el cabello de la mujer, él la toma por el cuello y la tira al suelo, se levanta de un brinco y lo vuelve a intentar, el hombre la golpea en la cara, la chica retrocede unos pasos con una mano en su mejilla, el hombre suelta el cabello de la mujer, ésta cae sin sostenerse de nada y ahí se queda, el hombre de dirige a la chica, la toma por el cabello y la baja.

-Me debes una disculpa. – Gime entre dientes su padre.

-¡Yo no te debo nada! - Chilla la chica.

-¡Discúlpate!

-¡Discúlpate tú!

-¡¿Qué dijiste mocosa desgraciada?! – Grita el hombre mientras levanta la cabeza de la chica.

-Dis-cúl-pa-te tú. – Dice lentamente y casi susurrando. Siente sus piernas débiles y temblorosas, su cuello como gelatina, y el miedo invade su cuerpo.

El hombre posa su mano en la cara de la chica, comienza a presionar sus mejillas, toma vuelo con la otra mano, la golpea y cae al suelo, su cabello cubre su rostro, una línea roja se asoma por la nariz, mira al otro lado de la habitación, ve a su madre inmóvil, "¿Cuánto puede soportar alguien?" se pregunta constantemente "¿Por qué seguir soportando esta situación?" se cuestiona. Su padre se acerca, la chica sabe lo que sigue, siente una contracción el en estómago, toma aire y lo sostiene, un dolor agudo en el estómago que sube a su pecho, suelta el aire, se dobla en el suelo, el hombre sale de la habitación.

-¡¿A dónde vas?! ¡Maldito cobarde! – Chilla la chica, no le alcanza el aire, se ahoga al gritar.

-¡Al final eso a ti no te importa! – Se mofa de ella.

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2015 ⏰

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