Otro día cualquiera

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Otro día cualquiera

De camino a la escuela, como siempre, todo es una monótona rutina, nada tiene sentido, ni siquiera las pequeñas ilusiones futuras, el mirar mis pies me da cierta sensación de control sobre mí, siento un poco de poder en mi andar. Veo a Rhern y a Jericho caminar juntos frente a mí, es obvia la intención de Jericho de tomar su mano al decirle a Rhern constantemente lo frías que están las suyas, Rhern lo sabe y lo acompaña en su juego. El frío se siente en mi rostro, el vaho de mi respiración se ve frente a mí. La noche anterior fue algo extraña, aún tengo secuelas de la marihuana en mi cuerpo, me siento aturdido, un sonido agudo y molesto se escucha en mi oído derecho. Veo a Jericho y a Rhern y no veo más que un par de personas que buscan atención, me pregunto dónde estará Zhue, ayer no recuerdo ni cuando se fue de nuestra casa. Siento los párpados pesados, mi andar algo lento y tambaleante, el frío hace que mis ojos lagrimeen un poco. Recuerdo el último libro que leí, espera, no, no lo recuerdo, recuerdo a mi madre, veo sus ojos azules como los míos, siento frío en los pies, la humedad de mi nariz, lo tibio de mis ojos contra el viento, un ligero aroma a agua, típico de Trondheim, recuerdo a mi padre, lo extraño, recuerdo el ultimo regalo que envió en mi cumpleaños, una chaqueta de la nueva colección que mostró en su último desfile, no entiendo la moda, la chaqueta está guardada desde entonces.

Veo a Rhern y a Jericho frente a mí, los veo empujándose el uno al otro. La sonrisa de Jericho, algo que le encanta a Rhern, la sonrisa de Rhern, algo que me encanta a mí, ése pequeño momento de felicidad que muestra una vez al día. Mi sonrisa, taciturna y falsa, el único momento en que siento que debo ser, o al menos parecer normal. Siento mis manos empuñadas, mis dedos fríos envuelto en mis palmas, debería usar guantes, no recuerdo lo último que tomé, y hasta donde recuerdo, no lo anoté, debería revisar mi cuaderno. Tomaré mas concerta, eso lo resolverá por un momento. Casi no tengo dinero, no le puedo pedir a Rhern.

Rhern ha estado más callada de lo normal, y aún no sé por qué, tampoco sé si es apropiado preguntar, no sé si será algún problema personal, no sé será algo con mamá, no sé si será algún problema conmigo. No he hecho la tarea de hoy. La primera clase es física. Aún me desagrada el hecho de ir un curso más adelantado, pero es mejor que estar con los ineptos de mi grupo. Hay una chica que me busca mucho, Mia, si mal no recuerdo su nombre, me pica y me molesta, y cuando la observo se ríe, que forma tan absurda de demostrar que le interesas a alguien, es como lo que hace Jericho para llamar la atención de mi hermana, a diferencia de Rhern, yo no le permito continuar su juego infantil, yo no necesito tanta atención.

Miro a Rhern y a Jericho, escucho sus risas, la voz juguetona de Jericho, y la dulce voz de Rhern, leí en un artículo que las personas suelen agudizar su tono de voz cuando hablan con las personas que les atraen. Comprensible y razonable, el punto final es buscar copular con el otro, aunque no niego que exista el “amor”, que palabra tan extraña, copular, copu-lar, cop-u-lar, cop-u-liar. ¡Ja! Policía mentiroso, lo gracioso es que solo a mí me causa gracia, si alguien más escuchara la banalidad de mis pensamientos... no sé que pensarían. Siento escalofríos y tiemblo un poco, no quiero hacer la tarea, ni siquiera estaba difícil el problema que dejó, pero no tengo ganas de hacerlo, de seguro, Rhern y Jericho me van a pedir que les pase la tarea que no hice, y les dire, “no la tengo”, y ellos dirán, “no te preocupes Andrê, no tiene importancia.”, y yo pensaré, “claro que tiene importancia porque son puntos menos, pero no se los diré y me sentiré culpable por el resto del día, solo así tendré algo interesante que contar por hoy, y tendré mi propósito de vivir, por hoy….

Miro a Rhern y a Jericho, y miro el Puente Viejo de Trondheim, hay una persona que me resulta familiar, miro a Rhern y a Jericho, siguen caminando frente a mí, me quedo atrás, miro a la persona que está en el puente y tiene una cuerda, agudizo la vista y veo que está amarrada al puente, me detengo en seco, mis pies siguen fríos, mi nariz también, mis ojos arden y parpadeo para no lagrimear, miro a la persona, la reconozco, es la Señora Olofsson, la maestra de física, no hay nadie alrededor, toma la cuerda, la pasa por encima de su cabeza.

-Andrê, no te quedes atrás. – Escucho a Rhern decir. – Andrê…

-¿Qué ves…? – Pregunta Jericho mientras trata de seguir mi mirada, me quedo mudo mientras observo a la señora Olofsson.

-No es… - No completa la frase Rhern.

                Miro fijamente, me pierdo en la escena, la señora Olofsson está en el borde del puente, sobre un barandal, veo su rostro, triste y vacilante, su mirada en el vacío, una lágrima cae y resbala, cierra los ojos…

-!Jericho! – grita Rhern y Jericho corre a mí. Cubre mis ojos con sus manos, me toma por completo abrazándome, y me da media vuelta, no veo nada más.

                Jericho me toma con fuerza, siento sus brazos rodeándome, y un gemido que sale de él, me siento atónito y confundido. Escucho a Rhern llamar a emergencias.

Pensamientos de una menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora