Capitulo 25

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CAPITULO 25

Un nuevo día se asomaba por la cabaña donde había sido testigo de cómo dos almas gemelas se volvían a encontrar, sin que una lo supiese. Una tenue luz del sol se coló en la habitación donde residía una adormilada Rachel y a su lado una rubia que no soltaba el agarre de la cintura de su compañera. Rachel abrió los ojos al sentir la luz que hacía que se iluminara por completo la habitación, giró el rostro y vio como esa adolescente que la había hecho sentir como una, la noche anterior. Con la mano opuesta a donde estaba la rubia, la levanto y se tapó los ojos mientras reía suavemente. Aun no creía lo que había pasado.

Se había acostado con la mejor amiga de su hijo. Se había acostado con una menor de edad. No sabía si la risa era de nerviosismo o de felicidad. De repente sintió como la rubia se empezaba a mover y estirarse en la cama. Cuando hubo pasado unos minutos la rubia abrió lentamente sus ojos y encontrarse de lleno con la mirada de Rachel. Eso fue lo necesario para que cualquier pensamiento que pasara por la cabeza de la morena desapareciera. La rubia comenzó a posar su rostro en el cuello de la morena y esta no se quedaba atrás y puso una de sus piernas en el cuerpo de la rubia el cual permanecía de espaldas pero el rostro girado mirando hacia ella.

"¿Cómo dormiste?". Pregunto en un susurro la rubia.

"Bien y que mejor que despertarse al lado tuyo". Respondió la morena acariciando la espalda desnuda de la rubia, la cual se estremeció ante el contacto y tuvo otras reacciones al sur de su cuerpo. "¿y tú?"

"Pues, no hay un mejor despertar que a tu lado". Y así la rubia despertó del todo y se colocó de lado para estar frente a frente.

La morena aprovecha dicho movimiento y lentamente baja su mano hasta acariciar el miembro semi despierto y la rubia solo atina a suspirar y sonreír al mismo tiempo que cierra sus ojos.

Y así una vez más se entregaron en cuerpo y alma la una a la otra.

Luego de que se hubieran bañado, Quinn se encargó de levantar las cosas que habían dejado la noche anterior tiradas. En eso bajo la morena y se acercó a la rubia por la espalda y le dejo un beso en la mejilla y esta rápidamente se giró y la tomo por la cintura para ahora besarla ella. Ambas estaban en las nubes, pero la morena no podía evitar sacarse de la cabeza lo que había hecho. No era que no quisiera, pero el sentimiento de culpa era mayor. Si Sam se enteraba que se había acostado con su hija y que esta no alcanzaba la mayoría de edad, o si sus hijos se enteraban podía causar más de un problema.

Cuando ambas se separaron cuando fue necesario tomar aire la rubia junto sus frentes y dio un beso en la nariz de Rachel. "Prepare el desayuno, espero que te guste"

"No debiste molestarte". Dijo la morena sonriendo de medio lado.

"Debo alimentarte, después de todo el ejercicio que hicimos anoche y parte de la mañana, es hora de reponer fuerzas". Le guiño el ojo para girarse y tomar de su mano y guiarla a la mesa en donde estaban varias frutas picadas y jugo de naranja recién hecho, por las cascaras de naranja que se veían en la mesada de la cocina. Y tostadas, esas tostadas que tenían el propósito de ser para Quinn y que esperaba que ahora Rachel se atreviese a robarle de su comida. Le acercó una taza de café a la morena y la invito a sentarse. Ella tomo las tostadas que corto en triángulos para comer. Ambas se regalaban miradas silenciosas y cuando la rubia sacaba un poco de fruta la morena aprovecho eso para quitarle una de sus tostadas. La rubia estuvo a punto de levantar una de sus cejas pero detuvo ese movimiento y solo sonrió y negó con la cabeza. Esa Rachel estaba volviendo y lo mejor de todo es que fue ella la que la trajo de vuelta.

Cuando ambas llegaron a casa de Rachel, esta se bajó del auto no sin antes dejarle un sonoro beso a la rubia que dejo con los ojos cerrados a Quinn. Y cuando volvió a abrirlos la morena ya había dejado una distancia entre ellas.

17 Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora