Agnès y Joseph permanecieron conversando por un momento, uno no muy largo pero tampoco pequeño. Lo suficiente para ambos. Agnès estaba ansiosa, quería que el día siguiente llegara lo más pronto posible.
Pero siempre hay algo que no debiera suceder, que sin embargo sucede.
Alguien los había estado espiando, sí, Rebecca los espiaba. "Oh, no. Agnès se saldrá con a suya, debo evitarlo" pensó y se alejó de ahí, justo antes de encontrarse con Kevin y Nicholas al salir de la habitación. Se alejó lo más que pudo, cogió su moto y se fue. Afortunada ella que nadie la escuchó irse. La suerte de quienes tienen malas intenciones.
ᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝ—Policía, ¿en qué podemos ayudarla? —ya cerca de la ciudad, Rebecca llevó a cabo el primer plan que se le vino a la mente: delatar a sus ex cómplices.
ᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝᅝ—Sé dónde tienen encerrada a Agnès Dawson —sin titubear Rebecca les reveló el lugar exacto en donde la tenían. Inventando que sus sobrinos dieron con el lugar y se percataron de todo, claro que no reveló su identidad.
Agnès ya no estaba encerrada en aquella habitación, ahora los chicos la habían invitado a compartir con ella en el pequeño comedor de la casa en la que estaban.
—¿Qué piensan hacer? —les preguntó Agnès luego de que su tema de conversación se terminara.
—¿Con qué? —Kevin la miró algo confundido.
—Me refiero a ustedes, cuando todo eso termine, ¿qué harán?
—Ni idea —respondieron los tres al unisono, lo que provocó una pequeña risa colectiva.
—Si quieren, los puedo ayudar.
—Tentadora oferta, pero no —dijo Kevin luego de pensar en la idea.
— ¿Por qué no?
Kevin no alcanzó a contestarle su pregunta, pues la policía había entrado. Llevaban pistolas en sus manos, dispuestos a usarlas de ser necesario. Los hermanos, tan sorprendidos como Agnès, sólo se miraron entre sí. Los habían descubierto, no había nada más que hacer.
—¿Se encuentra bien, srta. Dawson?
—Sí... Estoy bien —respondió ella, en un hilo de voz. No sabía qué hacer.
Observó en silencio cómo esposaban a los chicos y se los llevaban al carro policial, sus ojos se llenaron de lágrimas. Todo estaba saliendo mal. Se encontraba tan abrumada que no supo cómo llego a su casa, reaccionó cuando se vio rodeada por sus padres.
—Te extrañé tanto, mi pequeña —susurró Emmett, su padre. —¿Te hicieron algo? Los mataré, sí, lo haré.
—No me hicieron nada, per... —no alcanzó a terminar la frase, puesto que Ywen la abrazó inesperadamente.
—Te extrañé... mucho —habló su amiga comenzando a llorar.
—No, por favor. No llores —le pidió mientras alejaba los brazos de su amiga. Su atención ahora estaba centrada en su padre. —Papá, ¿qué pasará con los chicos?
—Irán a la cárcel, por supuesto. Y me aseguraré de que les den cadena perpetua —contestó él frunciendo el ceño. Le extrañaba que su hija preguntara por ellos, no deberían importarles.
—¿Qué? No... ¡NO! No pueden ir. Debes hacer que los liberen —su padre la miró y esbozó una pequeña sonrisa, no la estaba tomando enserio y ella lo sabía. —No son tonterías como seguro piensas, papá. Ellos no son malos.
—El encierro te afectó la cabeza, al parecer.
—Allí está el hombre que amo —habló fuerte y claro, para que la entendieran. Y vaya que sí lo hicieron. Todos los que se encontraban ahí: Ywen, sus padres y el detective, giraron sus cabezas a la vez para mirarla, no creían haber escuchado tal estupidez.
—No, no estás enamorada —sentenció su padre. Esperando cerrar así el tema.
—Sí lo estoy, papá.
—Ywen, acompáñala a su cuarto. No está razonando.
Y así era como Emmett Dawson ponía fin a las discusiones que tenía con su hija. Agnès estaba preparada para continuar, pero dos hombres enormes que salieron de la nada la llevaron a la fuerza a su habitación.
—¿Estos quiénes eran? —preguntó Agnès a Ywen cuando los tipos enormes se habían ido.
—Guardaespaldas. Los contrató tu papá —Agnès se recostó de frente sobre su cama, sin emitir algún comentario al respecto ni decir nada más. —Amiga...
—Amo a Joe Jonas —habló Agnès con la voz entrecortada, interrumpiendo a Ywen. —No estoy loca, ni nada parecido. Estoy enamorada —terminó de hablar y explotó en llanto. Ywen se sentó a su lado y le acarició la espalda. Aún le parecía irracional que afirmara que estaba enamorada, pero no la juzgaría. —Ahora no sé que hacer, Ywen. No quiero que ninguno vaya a la cárcel.
—Una visita, ¿servirá? Hoy me quedo contigo y mañana saldremos a "caminar" —hizo las comillas con sus dedos y Agnès captó de inmediato el plan.
La noche había llegado, en toda la ciudad se iban apagando poco a poco las luces. Excepto en una habitación, una habitación en la cual estaban detenidos tres hermanos arrepentidos por sus acciones y uno de ellos enamorado de pies a cabeza. Estaban tensos, nerviosos, al parecer su suerte estaba ya escrita, pero a pesar de eso, Agnès era el único pensamiento en la cabeza de Joseph.
—No, no, no —Kevin se lamentaba una vez más. —Esto no puede estar pasando. ¿Y Rebecca? Ella debería estar con nosotros.
—No me sorprendería que ella nos delatara —habló Joseph.
—Te equivocas —Nicholas le corrigió de inmediato, él aún confiaba en su novia. —Lo que sí les puedo asegurar, es que Agnès no hará nada por ayudarnos.
—No, tú te equivocas —Joseph habló de una forma mas dura de la que pretendía. —Ella no es así.
Nicholas no le respondió ni Kevin lo hizo, pues en el fondo, confiaban en Agnès al igual que Joseph.
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Secuestrada por los Jonas.
FanfictionEsta es una historia que escribí a los... ¿15 años? Hecha en mis tiempos de fanatismo extremo por los Jonas Brothers. La había publicado en metroblog, pero ya murió esa página. He cambiado algunos detalles además del formato.