Capítulo 7.

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Cada vez el beso que empezó siendo suave y dulce se vuelve más apasionado. De repente, noto que algo duro me presiona entre las piernas, pero lo ignoro. Sin embargo, esa presión se hace cada vez mayor, y Peeta se aparta rápidamente sin motivo aparente, llevándose con él la presión. Entonces, me doy cuenta de lo que está pasando: un beso apasionado, algo duro entre mis piernas, Peeta se aparta y se sonroja.
- Lo siento, Katniss.-dice Peeta rehuyendo mi mirada.-será mejor que vaya a hacer la cena.
Se empieza a levantar del sofá, todavía con la mirada caída, pero le detengo antes de que lo haga.
-Peeta, no pasa nada, tranquilo.-digo entre risas.-de verdad, no te preocupes. Es algo natural, es normal que tu cuerpo...reaccione.-le digo más seriamente.
- Pero yo pensaba que tú no...-dice Peeta.
- Lo sé. Aún no estoy del todo preparada.-le digo interrumpiéndole.- pero hasta entonces, esto no hace daño a nadie.
Peeta se ríe y me lo agradece, antes parecía estar en un apuro. Decide que quiere hacer él la cena, así que le dejo y me siento a ver la tele un rato porque hacía semanas que no la veía.
Pongo las noticias, que es lo único que merece la pena ver en la tele. De todas formas, me sirven para ponerme al día con la reconstrucción de los demás distritos. Avanzamos lentamente, pero avanzamos. Todo Panem está contento con Paylor al mando, y todo va a mejor desde entonces. Más tarde empiezan a mostrar la reconstrucción de los distritos uno a uno. Antes de que empiecen a hablar del 2, apago la tele. No quiero que salga cierta persona, ahora estoy mejor y eso me desestabilizaría.
Nada más apagar la tele, Peeta me avisa de que la cena ya está lista.
Voy a la cocina y le ayudo a poner la mesa. Cenamos charlando sobre cosas sin importancia, ninguno de los dos menciona el 'incidente' en el sofá. Cuando acabamos, ya es tarde, así que vamos a mi habitación a ponernos el pijama. Peeta trajo el suyo entre otras cosas cuando salió por la mañana. Aunque tampoco era ninguna molestia para mí que durmiera en calzoncillos.
Me voy a cambiar al baño con la excusa de lavarme los dientes. Todavía estoy muy insegura sobre mi aspecto físico.
Peeta, como de costumbre, es comprensivo y me da un beso en la frente antes de que me meta al baño para cambiarme. Lo hago lo más rápido posible, deseando volver a los brazos de Peeta, que me espera con su pijama puesto bajo las sábanas. Me meto en la cama con él y dejo que me rodee entre sus brazos.

Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora