Capitulo Once

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El invade la habitación donde lo único que se escuchaba antes eran nuestros gemidos. No puedo creer lo que acaba de pasar, antes de que su padre lo llamara. Nunca había besado a alguien así, nunca había sentido llamas dentro de mi y mucho menos tanto deseo por que me tocara y jamás separara su cuerpo de mi. Ahora el chico seductor que me hechizo con una mirada y esos labios delgados. Sabe muy bien como tocarme.
«¿y como no?» pienso, seguro que ha besado de esta manera a tantas chicas, incluso se que ha llegado a hacer muchísimas cosas de las que ahora no imagino y tampoco quiero imaginar, incluyendo a su novia. Ella está embarazada y el negó que el bebé sea de el. Es tan idiota, casi olvido por que estoy aquí. Secuestrada mi mente grita la palabra separándola en sílabas, mi cuerpo tiembla ligeramente, no se sí es por miedo a la bestia que nació dentro de Niall mientras hablaba con su padre o si es que mi cuerpo está bastante relajado después de eso beso tan intenso, tan lleno de pasión, tan caliente.

"¿Que miras?" Pregunta, su voz se escucha cargada de furia y me mira con el ceño fruncido.

"Nada." Susurro con un voz tan leve que apenas yo escucho. "¿Era tu padre?" Mi boca y mi palabras me traicionan. Bajo la mirada mientras pienso lo estúpida que soy por preguntar.

"Si." Contesta frío y cortante.

"¿Por que tan grosero entonces?" Levantó la mirada despacio y de nuevo me siento estúpida.

"¿Y a ti que más te da? ¿Crees que tu puedes decirme como hacer las cosas o no?" Réplica enojado, sus ojos que antes estaban llenos de lujuria ahora parecen los mismos ojos del demonio. Da media vuelta y sale de la habitación azotando la puerta detrás y poniendo el seguro.

Yo sabía que no tenía por que preguntárselo, ni siquiera sabía de que hablaba con su padre y no es para nada asuntó mío.
Escucho que fuera de la habitación una puerta se cierra con fuerza y de nuevo el silencio inunda la casa, o departamento o lo que sea que sea este lugar.

Quede profundamente dormida después de pensar que es lo que mi padre estará haciendo n este momento, ¿será que me ha llamado? ¿estará preocupado por su única hija?. Decidió dejar de pensar en el, Masson comienza a invadir mi mente, nada hubiese sido igual si siguiéramos juntos.

La puerta se abre y entra una luz muy fuerte de fuera a mi habitación, «¿mi habitación?». Miro al piso, unos tennis Nike color negro son lo primero que veo, subí mi mirada con cuidado analizando la figura que veo, unas piernas desnudas de un color muy claro llenas de vello, shorts verdes o amarillos muy chillón que llegan a las rodillos y una simple camiseta con la mascota de algún equipo de fútbol, tal vez, a la altura del pecho. Cabello despeinado y más oscuro de lo normal, parece que se esta secando.

«Es Niall.»

Mi cuerpo se relaja y siento que las comisuras de mis labios se levantan, no quiero sonreír pero inmediatamente logró borrar la sonrisa y bajar la mirada.

"¿Tienes hambre?" Pregunta Niall, su voz es ronca. Me encanta. Tiene una bandeja con dos platos y dos vasos, uno parece estar lleno de leche con chocolate y el otro jugo de naranja.

"No." Respondo por lo bajo.

"Vaya, intentó ser gentil y no me funciona." Encoge los hombros. "Considera que yo no suelo compartir con nadie la comida que preparo." Entra a la habitación y cierra la puerta con su pierna.

Suelto una fuerte carcajada, el me mira confundido pero al mismo tiempo con un par de ojos azules intimidantes.
Dejo de reír y miro mis manos nerviosas, es un acto para controlar los nervios, supongo.

"¿De que ríes?" Pregunta, levanto la cara y me lo encierro más cerca de la cama. Deja la bandeja sobre la cama y retrocede medio paso. Lo miro de pies a cabeza nuevamente, esta vez me fijo en una cicatriz que tiene dibujada en la rodilla. Quiero preguntar pero se que no debo, muerdo mi labio para contener las palabras. En uno de los platos hay fruta picada y en el otro hay un huevo perfectamente cocinado y pan tostados con mermelada.

"Que las personas gentiles no secuestran a los turistas." Respondo. Su mirada es una combinación de diversión y furia..., o más bien preocupación, «¿esta preocupado por algo?»

"Esto no es un secuestro." Mira la bandeja de comida. "¿Los americanos no comen por si solos? ¿Tengo que sentarme a darte de comer en la boca?"

"Sabemos comer, gracias." Espero que se vaya para poder comer, se que voy a devorarme todo ya que no he comido en los últimos dos días. No me preocupa mucho, no comer nada en Londres es lo mismo que comer algo ya que la comida que te dan aquí no abarca ni siquiera la mitad de la palma de mi mano.

"¿Quieres que me vaya?" Pregunta divertido. Es como si fuera un chico totalmente diferente, a ayer sacaba llamas de su boca y de los ojos, hoy es un chico divertido y "gentil" actúa como si no me hubiese traído hasta aquí para hacer no se que conmigo. Tal vez estoy ganando su, ¿cariño? Y me soltara si sigo así.

"No me gusta que las personas me vean comer."

"Muy bien." Camina hacia la puerta, en lugar de abrirla se da la vuelta para mirarme y recargarse. "Lástima que no estas de suerte." Cruza los brazos y me mira fijamente.

Me resigno a que no se irá de aquí, me inclino para llevar el primer trozo de huevo a mi boca. El sabor es casi tan delicioso como sus labios. Quiero más. Llevo el segundo trozo a mi boca, este chico cocina de maravilla, tiene el sazón mejor que el de mi nana. Lo miro de rápido, sus ojos están fijados en mis reacciones al llevar cada trozo a mi boca. Decidió jugar un poco, llevo otro trazo a mi boca pero esta  una mueca de disgusto, de inmediato frunce el ceño y abre la boca para decir algo.

"¿No te gusto?"

"Si, esta delicioso." Lamo mis labios, noto sus pupilas ligeramente dilatadas y sonríe ampliamente. "Tú no eres británico." Digo sin pensar. Miro su rostro, pero no descifro lo que piensa.

"¿Te has dado cuenta sola o de nuevo escuchaste mis conversaciones?"

"Me he dado cuenta sola."

"Soy de Mullingar." Contesta, puedo notar como su sonrisa se carga de orgullo. "Irlanda." Termina.

"Irlanda." Respito. Todos tenemos la idea que los irlandeses son chicos pelirrojos y muy tiernos. Él no es pelirrojo y tampoco tierno. De hecho el da miedo. "¿Y cuantos años tienes?" Se me escapa la pregunta pero esta vez no me lamento. Desde qué lo vi lo único que me preguntaba era su edad.

"31." Responde con simpleza. Mis ojos se abren como platos, si tuviera comida o líquido en la boca lo escupiría. Niall suelta una pequeña y muy contagiosa carcajada. "Soy un traga años."

"No puedes tener 31." Cubro mi boca, estoy muy sorprendida. Una parte de mi no lo puede creer.

"Tengo 21." Réplica.

Siento que mi cuerpo se relaja y todo tiene sentido. No puedo creer que tiene mi edad. Yo cumpliré 21 en dos semanas. Me pregunto si estudio algo o a que se dedica además de secuestrar chicas y embarazar a su novia sin hacerse responsable.

"No responderé otra pregunta ¿de acuerdo?"

"No tenía más." Miento.

Stockholm SyndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora