Stockholm Syndrome

Capitulo Siete.

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Desde que desperté llevo unas 12 horas aquí dentro sin saber si quiera la hora que es. Por el cielo oscuro y la luna iluminando la habitación por la engaña puedo deducir que tal vez son las 11 o las 12 de la noche.
También puedo deducir que en esta casa hay una fiesta, la música y el grito de personas es insoportable.

«maldita sea quiero salir.» mi mente grita casa segundo más que paso encerrada. No he hecho nada malo como para ser castigado de esta forma.
Tal vez debí perdonar a Masson, ahora seguramente el estaría de vacaciones conmigo aquí en Londres -si es que sigo aquí- o tal vez estaríamos en alguna playa, solos el y yo, protegida por esos músculos y sonrisa de patán.

No he visto mi rostro en todo el tiempo que llevo aquí y definitivamente no quiero haceelo. He estado llorando sin consolación por horas, seguramente mis ojos están hinchados y el color rojo debe abundar toda mi cara, mi cabello debe ser un real asco y mis labios ya deben estar hinchados apunto de reventar.

Me pego en la puerta por enésima vez para intentar escuchar algo más que una fiesta de enfermos -seguramente amigos del rubio- y obtener información sobre eses idiota. No consigo escuchar más que ruido típico de una fiesta hasta que escucho tacones y pasos de un chico escucho como que vienen en dirección a esta habitación, mis manos y rodillas comienza a temblar, de mis ojos salen más lágrimas e intentó poner fuerza en la puerta para que no consigan abrirla. Los pasos se detienen ahora sólo escucho una conversación.

"Niall se que me equivoque." Es una voz de chica muy aguda que desespera.

"No, tu no sabes que te equivocaste." Esta es voz de chico que pronto se me hace familiar, ese acento extraño y la delicadeza al pronunciar cada palabra. Es nada más y nada menos que el rubio enfermo que me metió aquí.

"Lo siento, ¿sólo podríamos olvidarlo y comenzar de nuevo?"

"¿Comenzar de nuevo? Perdóname tu a mi pero si crees que lo olvidare estas equivocada."

"Es que no era lo que parecía."

"¿Ah no? Mierda. ¿Entonces que? ¿Te mostraba como hacer la cama? No nací ayer."

"Niall yo no estaba en mis 5 sentidos, estábamos en una fiesta y tome de más. El chico me trajo a tu casa para que mis padres no me encontraran y yo comencé a pensar que eras tu."

"Esa historia ya me la se, esto se acabo y por favor no vuelvas a pararte en mi casa."

"Niall es que..." Su voz se quiebra.

"¿Que?"

"Estoy embarazada."

"Enhorabuena." Contesta de golpe el idiota, además de tenerme aquí encerrada embarazo a una chica y lo único que hace es contestar tan cínicamente.

"Niall."

"Puedo apostar mis dos autos a que ese niño no es mío."

"¿Por que lo dices? Éramos novios, tu y yo..."

"Éramos novios, pero puedes ir a decirle a tu vecino, o al idiota de tu clase de francés, o al repartidor de pizzas o incluso tu primo que estas embarazada."

"¿Estas llamándome puta?"

"No quiero hablar más contigo y no quiero que e pares de nuevo en mi casa."

"Estas con alguien más ¿cierto?"

"Eso a ti no te importa."

"¡Contéstame!"

"No te importa Emily, ¡mierda! Vete de aquí ahora."

Escucho de nuevo los pasos de los fcom es, esta vez se alejan con tanta calma que me rompe el corazón. Pobre chica, no cabe duda que ese tal "Niall" es un maldito hijo de puta sin sentimientos. Si ella era su novia no quiero imaginar que piensa hacer conmigo.
La idea me da un dolor de cabeza horrible, camino a la cama y caigo profundamente dormida.

Un fuerte azotón en la puerta me despierta, la luz está apagada y todo lo que puedo ver son un par de ojos azules inyectados en sangre, comienzo a temblar y me levantó de un salto de la cama.

"¡Déjame en paz!" Grito desesperada.

"Cállate mierda." Enciende la luz. "Es hora de dormir, no deberías estar despierta."

"No le digas que hacer."

Lo examino de pies a cabeza, en las manos lleva ropa doblada. Se acerca a mi, yo doy pasos hacia atrás acortando la distancia.

"No te haré nada." Dice, su voz es más ronca que antes y parece tranquilo. Sus ojos me dicen que estuvo tomando mucho. "Te traje algo de ropa para dormir."

«¿Qué pretende?»

"Gracias." Me acercó con cuidado para que me entregue lo que lleva en las manos. "¿Qué hora es?"

"No lo se, tal vez las 2 o las 3 no se." Una vez que me da la ropa se queda sentado en la orilla de la cama, no puedo dejar de mirar cada movimiento que hace. "¿Seguirás mirándome o te vas a cambiar?"

"No voy a cambiarme contigo aquí."

Gruñe y se da la vuelta. "No estaré todo el tiempo volteado ¿escuchas?"

Paso saliva nerviosa, me quitó la playera lo más rápido que puedo y me pongo una camiseta que se ve enorme, es casi tan grande como las de Masson y tiene un aroma exquisito. Volteo a verlo, sigue volteado, de pronto lleva sus manos al borde de su camiseta y la levanta, se deshace de ella y la tira al piso.
Mis rodillas tiemblan, quiero salir ahora mismo de aquí. Ese enfermo me hará algo y yo lo se.
Aprovecho que sigue volteado para quitarme los jeans y las botas, me trajo un short de cama, este si parece de chica y seguro es de alguna de las otras víctimas que tiene o probablemente sea de su novia. Dudo en ponérmelo hasta que recuerdo que si no lo hago quedare en bragas con el.

"Creo que ya puedes irte." Digo despacio recogiendo mi ropa.

"Si." Se inclina un poco para recoger su camiseta y luego se pone de pie sin mirarme. Camina directo a la puerta, la abre y sale poniendo el seguro detrás de el.