Capítulo 2

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-Ann, él es Nick, nuestro hijo- me dijo Sara, señalando a ese dios salido de la casa.

Mi hermano le dio la mano y luego me miró, esperando que yo también le saludara. Mi cuerpo no me respondía y me quedé bloqueada, pero decidí que ningún chico iba a conseguir ganarme, así que fui y le di la mano. El chico me miró con una cara que no pude interpretar.

-Bien, chicos, Nick os enseñará vuestras habitaciones y después la casa- dijo Sara.

Y eso hizo el dios griego, quiero decir Nick. Como odio que se me vaya la olla.

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Nuestras habitaciones estaban en el tercer y último piso. Este constaba de tres habitaciones, un baño y una sala de estar. Nick nos indicó cuál era la habitación de cada uno y nos dijo que la tercera era la suya. Genial, iba a tener que compartir baño con dos tíos. El día iba mejorando por momentos.

Mi habitación era bastante grande. Tenía un enorme armario empotrado en la pared, una cama matrimonial (perfecto, porque sinceramente me había imaginado durmiendo sobre un montón de paja), un escritorio con su silla y dos mesitas de noche con sus respectivas lamparitas. Todo esto quedaba iluminado por una enorme ventana que daba a un enorme campo verde. Además, había una doble puerta de cristal que daba a un enorme balcón.

Este era el sitio perfecto para pasarme todas las vacaciones encerrada.

Cuando salí de mi habitación vino mi hermano y me dijo que había wifi y me dió la clave.

Perfecto, ahora si que me iba a pasar todas las vacaciones encerrada en mi cuarto.

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Despúes de cenar, me fui a mi habitación a coger el cepillo para lavarme los dientes. Cuando entré me encontré a Nick sin camiseta colgando algo en la pared de enfrente de mi cama.

-¿Pero se puede saber qué coño haces?- le grité, pero él ni se inmutó.

-Te estoy poniendo una tele, ya que mi padre supuso que querrías una, pero si quieres me la llevo, no hay ningún problema- me contestó.

-No, da igual, ya que ya la has colocado...

Nick se dió la vuelta y se fue de la habitación sin decir nada más, así que cogí mi cepillo de dientes y fui al cuarto de baño.

Tras salir de este me despedí de Bob y Sara y, a continuación, de mi hermano.

Cuando volví a mi cuarto, me puse mi pijama (que consistía básicamente en una camiseta, pero como no iba a salir por ahí así, no me importaba).

Estaba terminando de ordenar un poco la habitación para poder meterme en la cama (ya que me caía de sueño a cuenta de viaje), cuando levanté la cabeza y me encuentré a Nick recogiendo algo del suelo.
-¡¿Qué cojones haces?!- le grité haciendo aspavientos.

-Tranquila fiera, que solo estoy recogiendo la camiseta que me había dejado antes aquí- dijo mientras me la enseña y se la pone (porque, efectivamente, iba otra vez sin camiseta)

-Ya, pues me da absolutamente igual lo que te pase, lárgate y ya. Y por cierto, se llama antes de entrar- le contesté intentando ser lo más cortande posible.

-Vale, buenas noches. Y por cierto, bonitas bragas Ann, te dan un toque muy sexy- dijo girándose para después salir por la puerta y cerrarla detrás de él, mientras sonreía.

Y, para ser sincera, se me había olvidado que se me veían las bragas y enrojecí un montón cuando me dijo eso último.

"Te dan un toque muy sexy", recordé mientras intentaba dormirme tumbada en mi enorme cama.

Tan tonta me estaba volviendo que solo pude sonreír y pensar: <menos mal que eran unas simples bragas negras y no unas con algún dibujo ridículo como las que me solía comprar mi madre>, lo que me hizo pensar en que había visto Nick el tío más sexy que había conocido (y mira que los de mi instituto no estaban nada mal) sin camiseta. Nick..., que bueno estaba. ¡Ala! Ya estaba delirando otra vez.

Al final me conseguí dormir, aún con una sonrisa en la cara y pensando en ese dios griego llamado Nick.

Sensual Summer (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora