Sensual Summer (Español)

Capítulo 14

Me desperté de nuevo abrazada por Nick, solo que esta vez él estaba dormido. Eran las ocho y media de la tarde (joder, había dormido dos horas y media de siesta, más lo que había dormido en mis múltiples siestas y por la noche). La televisión aún estaba encendida. Estaban dando The Big Ban Theory. Decidí que, aunque me gustaba esa serie y aprovechando que se podría considerar que Nick estaba fuera de combate, me tocaba ver a mí lo que quisiera.

Me desembaracé del brazo del chico (no fácilmente, ya que no quería despertarle). Me incliné encima de él hasta que las puntas de mis dedos rozaron el mando de la televisión. Entonces noté cómo algo tiraba de mi hacia atrás y, dos segundos después estaba tumbada de espaldas al sofá con Nick encima de mí, cargándome con su peso para que no pudiera moverme.

-¡¿Qué haces bruto?!- grité- ¡Me has pegado un susto de muerte!

-Estoy impidiendo que cambies de canal.

-Pues me lo dices, pero no te tiras encima mío. Y quita, que eres un pesado, en los dos sentidos además.

-Vale, me quito, pero con una condición.

-Ay madre, ¿qué quieres ahora?

-Quiero que me des un beso.

-¡¿Qué?!

-Que quiero que me beses.

-Ni hablar.

-Vale, pero me quedo con el mando de la tele.

-Pues ok.

Nick se quitó de encima de mí y se sentó de nuevo en el sitio de antes y cogió el mando de la televisión. Yo volví a mi sitio a su lado, planeando la mejor forma de hacerme con el mando. Estuve un rato observando, hasta que estuvo más embobado con la serie que estaba viendo. Entonces cogí impulso y salté hacia donde tenía el mando. Lo conseguí coger, pero con las prisas de intentar cogerlo acabé, sin darme cuenta, sentada en el regazo de Nick. Él reaccionó más rápido que yo. Me cogió de la cadera y acabó de sentarme a horcajadas encima de él.

-La princesa consiguió lo que quería, pero el caballero también- dijo Nick descojonándose en mi cara.

-Ja Ja Ja, qué gracia.

-A que sí.

Nick siguió riéndose. Yo intenté desembarazarme de sus manos, que aún se encontraban en mis caderas. Él reaccionó por segunda vez y me agarró más fuerte, impidiendo así que yo me moviera.

-No, princesa, no. No te puedes escapar.

-Nick, deja de cachondearte de una puñetera vez.

-Vale, pero que conste que la otra opción es llamarte bruja.

-Entonces tú serías un gato, es decir, mi mascota.

-Vale.

-Podría hacerte lo que quisiera.

Nick puso una sonrisa pervertida que, para que engañarme, hacía que me derritiese.

-Vale, haz lo que quieras conmigo.

-No seas guarro.

-Es que me pones...

-¡Pervertido!

-Pero te gusto y lo sabes.

-No.

-Sí.

-Que no.

-Que sí y puedo demostrarlo.

Se inclinó hacia delante y me besó. Al principio intenté separarme, pero el me sujetaba fuertemente contra él. Al final me rendí y dejé que me besara. Apoyé mis manos en su nuca para evitar que me dejara de besar. Después de unos segundos que a mí se me pasaron muy rápido, nos separamos y él me susurró en la oreja:

-Ves, no te puedes resistir- y al ver que yo ponía mala cara añadió-. Pero es que yo tampoco puedo.

Volvió a unir nuestros labios en un beso más largo y sensual. Posé mis manos en su pecho, deseando quitarle la camiseta.

Él paso las manos por mi espalda metiéndolas por debajo de la camiseta, provocándome un escalofrío. Nick sonrió contra mis labios y siguió besándome. Yo, que no tenía ninguna experiencia en nada de esto, metí las manos por debajo de su camiseta imitándole. Menos mal que él se lo tomó como que quería quitarle la camiseta y me ayudó, porque si no lo hubiera hecho lo más probable es que con los nervios, yo sola no hubiera podido. En momentos como este era cuando odiaba ser tan puñeteramente torpe.

Cuando terminó de quitarse la camiseta, volvió a fijar su atención en mis labios. Volví a depositar mis manos sobre su torso desnudo. La verdad es que estaba realmente bueno.

Él tiró de mi camiseta hacia arriba y entonces abrí los ojos, que hasta el momento habían permanecido cerrados.

-Vamos princesa, así estaremos en igualdad de condiciones- me dijo esbozando una sonrisa de diversión.
Entonces me vió la cara de vergüenza que tenía y añadió-. Sabes que sólo te tocaré si tu quieres.

-Es que... yo... ya sabes que soy...

-¿Virgen? Sí y no importa.

-Es que yo pensaba que...

-¿Que tú primera vez sería con un príncipe azul y todo sería preciosísimo?

Me separé de él y le miré con cara de horror. ¿Se estaba burlando de mí?

-Debí suponer que siempre serías él mismo gilipollas. Y sabes qué, debería haber insistido más a mis padres para que me dejaran ir con ellos, Isabel y Peter. Pero no, tuve que decidir quedarme con el imbécil de su primo, y todo porque pensé que estarías mal por la desaparición de tus tíos. Pero ya veo que no. Que en vez de estar un poco triste o por lo menos algo dolido, estás más feliz que unas castañuelas, pensando sólo en sexo. Pues que sepas que no, no quiero que me toques, ni siquiera que te me acerques. Y lo peor de todo sabes qué es: que sí que llegué a estar enamorada de ti. No, si es que al final has conseguido pegarme tu gilipollez.

Dicho esto, me levanté de su regazo y me fui a mi habitación, consciente de que Nick me estaba llamando y a la vez dándome prisa porque sabía que no tardaría en ir detrás de mí. Cerré la puerta de un portazo detrás de mí, poniendo después el pestillo. Me adentré en mi cuarto más cabreada de lo que lo había estado nunca, pero sin soltar ninguna lágrima porque me lo prohibí a mi misma. No volvería a hacerme sentir mal ese imbécil.

Nick, como había previsto, intentó entrar en mi habitación. Después de un rato soltando tacos y exigiéndome que abriera la puerta, se rindió y se fue. Yo me senté en el borde de mi cama y me quedé allí sola, en la oscuridad, agarrando fuertemente las sábanas de la cama. Finalmente no aguanté más y me eché a llorar, odiándome a mí misma por haber dejado que el idiota al que quería me hiciera sentirme como la mierda.