Capítulo 11

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-Ya casi hemos llegado Ann- dijo Nick después de lo que me parecieron siglos caminando entre árboles y caminos que, a mi parecer, eran todos iguales-. Y deja de preguntar, que pareces una puñetera niña pequeña.

-¡Oye!- protesté yo. Se estaba volviendo a pasar de borde.

Nick apartó unos arbustos mientras me hacía un gesto para que pasara. Tras atravesarlos, vi una gran apertura en la pared de roca que se alzaba detrás de estos.

-¿Una cueva?- pregunté extrañada.

-Sí, y te va a encantar.

Nick me condujo a través de la cueva por un pasadizo interminable. Tras varios minutos caminando en la oscuridad, empecé a ver claridad más adelante. Seguimos avanzando hasta que llegamos al origen de dicha claridad: una enorme cueva con el techo lleno de estalactitas de hielo. En el centro había un enorme lago que ocupaba casi todo el espacio junto con la playa de fina arena blanca que sobresalía de él. Yo me quedé boquiabierta al ver la belleza que constituían todos los demás detalles juntos. Además, por algún punto de la cueva se filtraba algo de luz, que a su vez se reflejaba en el hielo y en el agua, creando así un espectáculo de luces y reflejos azules y plateados por todos lados.

-Tu expresión lo dice todo, pero aún así tengo que preguntarlo- dijo Nick sacándome de mi embobamiento-: ¿qué te parece?

-Es increíble Nick.

Entonces el chico sonrió y se metió en la arena. Yo le seguí, quitándome antes los zapatos al igual que él (no me había percatado de que se los había vuelto a poner después de ayudarme a pasar el río).

-¿Pero se puede saber qué éstas haciendo?- dije yo cuando el chico empezó a quitarse la camiseta.

-Desvestirme para poder bañarme. ¿No es obvio?- me contestó, añadiendo después con una sonrisa pícara- Si quieres puedes venir tú también.

-No.

-¿Por qué no?

-Porque seguro que el agua está congelada y no me apetece coger un resfriado.

-Mentira.

-Es verdad.

-No. Yo creo que más bien es porque te da vergüenza estar en ropa interior delante de mí.

-No.

-Si es por eso, quédate con la ropa, aunque luego tendrás que volver mojada. Aunque tampoco es para tanto, teniendo en cuenta que ya te he visto en ropa interior, aunque fuera en dos veces, supongo que cuenta.

-No.

-¿No qué?

-Que no me da vergüenza que me veas en ropa interior.

-Pues entonces métete en el agua conmigo.

-Pero no me mires.

-No te prometo nada.

Dicho esto, él se quitó los pantalones quedando así sólo con los boxers. Mientras se empezaba a meter en el agua y aprovechando que estaba de espaldas a mí, me quité el top y los shorts y empecé a caminar yo también hacia el lago, intentando quedar debajo del agua lo antes posible, para que así Nick no me viera en ropa interior (porque la verdad es que si que me daba algo de vergüenza).

Mientras caminaba hacia él, observé cómo los músculos de la espalda se le tensaban al entrar en el agua fría. Yo también empecé a meterme en el agua del lago, que estaba congelada, como yo había dicho anteriormente que estaría. Cuando a Nick le llegó el agua por el pecho se paró y se dio la vuelta, observándome de arriba a abajo, haciéndome sentir desnuda ante sus ojos. Yo seguí caminando, haciendo como si no me hubiera percatado de cómo me miraba. Me detuve cuando me encontré a tan sólo un metro de él, temblando de frío. Nick se aproximó hacia mí y me rodeo con sus brazos.

-Tiemblas de frío- me dijo.

-Ya...

Para cuando me di cuenta, ya le había rodeado yo con mis brazos, devolviéndole el abrazo. Nick se separó un segundo de mí y se quedó mirándome. Entonces volvió a acortar el espacio que nos separaba uniendo nuestros labios en un beso lento, que se fue volviendo cada vez más apasionado.

Recordé entonces que la última vez que me besó fue el día que llegaron Isabel y Peter. De hecho, ni siquiera lo había vuelto a intentar.

Seguí besándole, sintiendo mariposas en el estómago mientras. Bajó las manos por mi espalda mientras yo ponía las mías sobre su pecho. Entoces, le rodeé con mis piernas de forma inconsciente, mientras le ponía las manos alrededor del cuello, acercándole más, impidiendo que se separase. Cuando me di cuenta, intenté bajarlas, pero él me lo impidió.

-Dios Ann, cómo te deseo- dijo él separándose y con voz roca.

-Yo...- tartamudeé sin saber que decir y poniéndome roja.

-Te has puesto nerviosa.

-No.

-Sí, porque éstas temblando de nuevo.

-Ehh...

-Tranquila, que no te voy a hacer nada- dijo, y al ver que mi ánimo decaía añadió-. Por lo menos hoy no. No me parece un buen lugar ya que aún eres virgen y...

-¡¿Qué pasa, te molesta que sea virgen!?- gruñí yo apartando las piernas para después zafarme de sus brazos-. Porque si es así, no se por qué te molestas siquiera en hablarme.

Me di la vuelta y eché a andar hacia la orilla. Entonces, unos brazos me rodearon y me retuvieron para que no pudiera marcharme.

-Yo no quería decir eso Ann.

-Ya, claro.

-Es verdad.

-Nick suéltame. Eras un maldito mujeriego, lo sigues siendo y siempre lo serás.

-Ann, sólo tienes razón en una de esas tres cosas. Si que es verdad que era un mujeriego y lo admito. Pero tú me has cambiado. Jamás pensé que me enamoraría, pero mírame...

Me soltó, se dio la vuelta y se adentró unos pasos en el lago. Es curioso, me pareció notar tristeza en sus últimas palabras. Y veracidad. Me pareció que lo decía de corazón, lo que era imposible tratándose de Nick. Mi yo lista me decía que le mandara a tomar por culo, mientras que mi yo tontamente enamorada decía que le hiciera caso.

Y, no sé si desgraciadamente, ganó mi yo tonta.

Me giré y le ví de espaldas con la cabeza gacha. Me dirigí hacia él y le rodeé con los brazos por la espalda. Noté cómo se tensaba. Poco a poco se fue dando la vuelta. Se quedó mirándome durante un rato hasta que juntó nuestros labios, esta vez en un beso tierno, que decía que realmente me quería, aunque no fuera capaz de expresarlo con palabras.

Y yo le creí.

Sensual Summer (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora