3

24.8K 1.7K 40
                                    

Madeline no dejaba de llorar, miro hacia el terrible lobo que yacía acompañado de su manada, sus colmillos  la matarían, eso era lo que pensaba y lo que quería, ya no importaba, había visto morir a los dos hombres a los que más ha amado por esos malditos lobos, miro al lobo que había asesinado a su novio, era de pelaje negro y sus ojos eran grisáceos, en otro momento quizá habría admirado la belleza de tal animal pero ahora lo detestaba y recordó ese lobo que había matado a su padre, era de igual forma que ese ¿acaso ese lobo había matado a su padre y también a su novio? Lo miro y si era así, ese lobo las pagaría caro, el lobo empezó a aullar, lo miro enojada, toda su manada empezó a subir de nuevo, la matanza había acabado.

Se arrodilló y empezaron los sollozos, el lobo  no se iba y se estaba cansando, si la iba a matar que lo hiciera ya, no quería tener este sufrimiento.

El lobo la miro, quería comunicar algo ella estaba segura pero era imposible, el lobo la miro para luego hacer que la chica se golpee en la cabeza haciendo que está quede inconsciente.

Gabriel se transformó en humano, nadie miraba y el tenía que llevarse a su luna, por fin había encontrado a su mate pero el no se esperaba que ella estuviera con alguien y que ese alguien estuviese muerto por su culpa, pero la vida de ese humano no importaba, solo le importa que su mate fuese a casa con el para que esta le pudiese dar cachorros, pues es lo que más anhelaba después de tener a su mate, pero eso ya lo había conseguido.

Tomo en los brazos a la chica y salió rumbo al bosque para alcanzar a su manada.

Al llegar todos miraban a la chica y hacían reverencia, su alpha había encontrado a su mate, su luna y esta sería la luz de la manada.

-¿la has encontrado?-aparece una mujer, hermosa a pesar de tener esos años encima, miraba a la chica que estaba en malas condiciones, sus ropas estaban llenas de sangre, estaba despeinada y sucia pero aún así, se miraba hermosa, Caroline sonrió, pues su hijo tendría pareja y quizá ya no sería un amargado al tener a su luna con el.

-La llevaré a mis aposentos, haz que la revisen, tengo asuntos que atender-dice el chico, su madre asiente pues su hijo se ve feliz aunque no lo demuestre, ella sabía que su lobo interno estaba danzando de alegría.

Grabriel miraba y admiraba la belleza de Madeline, su cabello es rojizo con ondas, su piel blanca con las mejillas rosadas, sus labios carnosos y rosados, ella era delgada y tenía una figura impresionante, era de media estatura para ser una chica, era simplemente hermosa.

-Ya despertaras mi luna-dice este acariciando su frente, para luego besar su mejía, sonrió, estaba feliz. Tenía a su luna con el, se sentía completo, quería hacerla suya cuando está despertará, la marcaría, porque ella era suya y de nadie más.

Gabriel salió dejando a su madre como encargada de Madeline, aunque el aún no sabía su nombre pero eso era lo más mínimo para el, el solo la quería a ella y no importaba su nombre, podría llamarse Petronila y a él no le iba a importar porque era su luna.

Su beta lo esperaba, pues tendrían que ir a ver el asunto de los lobos independientes, ellos solo molestaban a las otras manadas para quedarse con las hembras y después degollarlas, el tan solo pensarlo su sangre hirvió, eso jamás pasaría en su manada, porque el era el alpha y jamás permitiría que ocurriera y menos sabiendo que su luna se encontraba en casa.


Habían pasado horas y Madeline no despertaba, habían quitado sus ropas y puesto ropa más cómodas y limpias, Caroline pensaba que ella había salido lastimada pero no había sido así, solo sus ropas estaban manchadas aunque aún no sabía el porque.

Madeline abría los ojos, la luz lastimó más sus ojos y ella los volvió a cerrar hasta que se acostumbro a la ella, miraba a su alrededor y se dio cuanta que no estaba en su aldea y fue entonces que recordó lo sucedido, empezó a llorar, esperaba que todo fuese una pesadilla, no quería que su futuro marido muriera, ella lo amaba y haría cualquier cosa para estar a su lado.

La puerta fue abierta y se encontró con una mujer que jamás había visto, era alta de piel blanca, sus ojos emanaban un color gris y su cabello era castaño, tenía unas arrugas bajo sus ojos, era una mujer hermosa a pesar de su edad.

-Oh mi niña ya has despertado-dice está, Madeline la miro mientras aun no decía nada, no sabía donde estaba ni con quien estaba para poder hablar con ella

-Ho debes estarte preguntando dónde estás? Pues estas en las montañas mi niña sigues en ella pero en un lugar mejor, estas en la casa de él alpha ha por cierto soy Caroline, la madre del alpha-dice la mujer pero Madeline no sabia de que hablaba la mujer, no entendía  que decia aquella mujer, seguro ha perdido el sentido de la razón.

-Quiero irme a mi casa-dijo la pobre chica, pues no quieria estar ni un segundo más allí, quieria ver a su madre y hermana, debían de estar preocupadas si es que un lobo no las mató, queria ver a Will no importando si este muerto o no, quería verlo una vez más.

Carolina mira a la joven, estaba sufriendo, su hijo quizá habia hecho algo, quizá solo sea ella o este pasando un mal momento en su aldea, la miro con pena pues eso era imposible, ella no podía dejar que se fuese, su hijo había pasado un infierno desde que supo que su mate estaba cerca y no había parado de buscarla hasta que la encontró y la trajo. Miro a la chica y sin decir nada se fue dejando a la pobre muchacha confundida.

Él es el alpha [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora