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Madeline se quedo paralizada, mientras miraba como Gabriel entraba a una puerta que ella supone que era el baño para después salir solo en unos pantalones de dormir, la miro y esta estaba perdida en su formado abdomen, se sonrojo, era inevitable no hacerlo y más cuando el la observaba divertido, pero ¿que es lo que le causa tanta gracia? El era un extraño y Madeline no iba acostarse con ese extraño que ni su nombre sabía.

Gabriel miraba a Madeline, ella lo deseaba estaba seguro de ello y eso le alegraba, quería marcarla pero para ello tenía que contarle lo que el era, debía saber a que se tenía que enfrentar y el la ayudaría a hacerlo, no estaba sola, el estaba allí para ella.

-No puedo dormir con un extraño-hablo la chica, Madeline prefería  dormir en el suelo que estar en la misma cama con ese hombre, a pesar que haya estado apunto de casarse, jamás había dormido con William, el la había respetado y amado y es lo que ha ella le encantaba de él, el era perfecto.

Gabriel la miro, la observaba pues quería tener una idea del por qué ella no quería dormir con el

-Soy Gabriel pequeña, ya no soy un desconocido puedes venir y dormir-habla con la esperanza que ella acepte, pero Madeline no decía nada, por lo que Gabriel empezo a acercarse a ella, Madeline lucia tan delicada que pensaba que podía quebrarla al solo tocarla.

-No puedo...-habla está, era inapropiado dormir con alguien que no era su marido, no podía dormir con el, sentia atracción a él y eso no lo podia negar pero no debía hacerlo, sentía que con eso perderia toda su inocencia y a Madeline no le gustaba para nada perder algo que le estaba guardando a su amado William.

Gabriel se acercó, olfateo su dulce aroma, y no podía creer que estuviese oliendo ese aroma tan puro, ella era perfecta, era inocente, ella aún conservaba su virginidad a pesar que estuviese con aque humano. Sonrió y su lobo interno aullaba de felicidad.

-Vamos pequeña, no haré nada que tu no quieras-dice y Madeline obedecio por una extraña razón, ambos se acostaron y a los minutos quedaron completamente dormidos.

Madeline se desperezaba mientras veía que Gabriel aún dormía, el era hermoso, su cabello era tan negro como la noche, sus ojos grises, tenía unos labios que podría probar cada milímetro se ellos, su cuerpo era de todo un guerrero, su piel era bronceada, era un hermoso hombre, el hombre más hermoso que había visto.

Gabriel se removió en su cama, abrió los ojos lentamente y vio a Madeline parada observándolo, sonrió perezosamente a su pareja.

-Buenos días...-habla pero aún no sabia cómo llamarla, idiota no le preguntaste su nombre, su lobo interno le reprocha.

-Madeline, soy Madeline Black es un poco extraño todo esto pero es un gusto conocerte Gabriel-habla la chica, Gabriel no podía  evitar sonreír, se puso en pie mientras iba a abrazarla.

Madeline se sorprendio pero aún así correspondio ese abrazo que por alguna razón la reconfortaba y la llenaba de paz y tranquilidad.

Era inevitable lo que sentia Gabriel al abrazarla, era como si fuesen solo una persona, ayer se comportó muy mal con ella y no quería que volviera a pasar pero el no tenía paciencia, y esta chica solo se la hacia perder a los pocos minutos.

Madeline se separo de él, eso no era lo más  correcto, apenas lo conocía y era como traicionar a William, aunque ese abrazo ha sido uno de los mejores que le habian dado, ella no podia seguir así, desde que ese hombre apareció solo ha hecho cosas inapropiadas, no podía  seguir así. Debía regresar con su gente, quería  regresar a pesar de todo.

-¿Puedo irme a casa?-pregunto la chica con temor, pues no queria pasar por lo mismo del día anterior, ese hombre se enojaba muy rápido y no sabía cuanto tiempo l dejaria que marchar.

Por otro lado Gabriel, quiere gritarle, quiere decirle que jamás se va a ir, que deje de estupideces, que ella es de él y eso nada va a cambiar, pero no puede, no de nuevo, debe controlarse por mucho que quiera decir lo que piensa respecto a su estúpida cabeza, no puede y no quiere, ella es su mate y no puede tratarla de esa manera, saca todo el aire que lleva guardando para poder responderle con tranquilidad y así su luna no tenga temor de él.

-Estas en casa princesa- Gabriel acaricia la mejía de la chica que se sonroja al instante, el no puede creer que se sonroja tanto y por media cosita pero eso le gusta, ella es inocente y pues sabe que es humana, su humana.

Madeline no puede creer que el este diciendo eso, es algo extraño, siente felicidad al escuchar esas palabras pero ella no debería sentirse así, ella debería estarse yendo con su gente, con su familia.

-Princesa, me tengo que ir pero vende dentro de unas horas para ver como estas ¿si? Mi madre estará al pendiente de ti-dice el chico que se mete al baño a tomar una ducha, al salir ya está vestido, lleva con el unos pantalones oscuros, una camisa manga larga, un chaleco, se ve estupendo, a Madeline se le escapa una sonrisa, es inevitable no sentirse atraída por ese hombre tan hermoso.

-Me voy pequeña, pero regresaré para explicarte toso ¿si?-habla Gabriel. Pues sabe que es la hora de decirle pero no ahora, esperará hasta que el regrese se investigar a esos lobos independientes, Gabriel besa la frente de su mujer y sale para empezar con la matanza de esos seres despreciables.

Madeline se queda paralizada el la beso, no en los labios pero si la beso, Madeline tenía el deseo que esos labios no fuesen a parar a su frente sino a sus labios. ¿Pero que locura estaba pensando esa chica?

Él es el alpha [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora