La gente evitaba los hospitales por buenas razones. Estaban tan saturados con
enfermedad y muerte que respirar el aire dentro se sentía contagioso, como si
aquellas paredes le quitaran a uno días de su esperanza de vida. Al menos así es
como me sentí plantada en la sala de espera justo afuera de la Unidad de Cuidados Intensivos.
Podía sentir la misma vida siendo absorbida de mí y estaba totalmente indefensa de detenerlo.
Mi vida se sentía atada a la de John y como sus últimos granos de arena cayendo a través de su
reloj, el mío combinaba con el suyo.
Eso podía haber sido porque sentía que cuando John muriera, su secreto moriría con él y
tendría que pasar el resto de mi vida con este gigante signo de interrogación. Tendría que vivir
sin saber si el hombre al que amaba estaba atado a mí por sangre. Cuando John muera, tendré
que irme de nuevo. Esta vez definitivamente. Si muere sin recuperar la conciencia, como los
doctores nos habían preparado, tendría que regresar a Pullman, empacar mi departamento y
poner los últimos veinticinco años de mi vida, junto con la ciudad, en el retrovisor.
Los Armstrongs se habían metido conmigo para bien y había regresado el favor. Tal vez
ni siquiera importaría si conocía el nombre porque demasiado resentimiento había sido esparcido
entre nosotros. Sí, han sido buenos tiempos, pero mientras me encojo en la esquina de la sala de
espera mientras un hombre muere a algunas puertas de distancia, es difícil mantener lo bueno y
recordarlo.
Conn había tenido suficientes golpes. Chase había paseado por la habitación regularmente
y Chance literalmente había sido sacado de sus sentidos, todos nos habíamos apilado en la SUV
de Chase y nos llevé hacia el hospital. Dejamos a Faye para que vigilara a Wolf y a sí misma dado
que parecía tan enojada como el resto de nosotros, lo que se quedó conmigo dado que era una
enfermera que trabajaba con desahuciados, cada paciente con quien trabajaba moría tarde o
temprano. Pero tal vez Red Mountain se había metido tanto con ella tanto como lo había hecho
con todos nosotros, apuntando hacia las escalas trágicas y hermosas. La vida había pesado en
miles de acres y nadie que entraba por sus límites estaba exento. Los altos de la vida eran más
altos, pero los bajos seguían el mismo patrón y en mi experiencia, los bajos sobrepasaban a los
altos de Red Mountain.
Al menos así es como lo sentía mientras limpiaba un puñado de pañuelos de la segunda
caja que había devastado.
Gracias a Dios había mucho abastecimiento de esos en la UCI11. Solo nos dejaban ver a
John uno a la vez. Chase había sido el primero y había regresado luciendo peor de como lo estaba
antes de entrar... y había lucido como el infierno cuando entró. Había sido reducido al mismo
hombre que había visto cuando llegué hacía una semana y lo había encontrado plantado en la

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Three Brothers
RomanceCrecí con tres hermanos. No estaban atados a mí por sangre, pero nuestra relación iba más allá de la genética o el mismo apellido. Nuestra conexión fue forjada el verano en que cumplí trece años, el verano que mi mamá terminó con su vida y me dejó b...