Esta noche no terminaría.
Chase estaba todavía merodeando por la mesa de billar, pero en lugar de
sentarse en ella en un cuarto oscuro, estaba apoyado sobre ella, palo de billar en
mano, con casi cada luz encendida. No parecía emocionado de estar jugando o tener ese típico
estilo relajado de él, pero estaba de pie y al menos pretendiendo desempeñar un papel en la
humanidad.
Cuando me acerqué a la mesa de billar después de ayudar a la señora Baker a limpiar
después de la cena, sonreí a Chance inclinado a través de la mesa, alineando su palo detrás de la
bola verde a rayas. Nunca había jugado mucho billar cuando vivía allí, cuando lo hacía, nunca
había sido buena en ello. Sabía la diferencia entre lisas y a rayas y el objetivo de la bola ocho —
del cual Chase me había dado un exhaustivo repaso antes—. La única otra persona en la casa
que no había sido un prodigio en el billar era Chance, y su lengua sobresaliendo muy ligeramente
mientras se concentraba en la bola hizo una pequeña risa escapar de mí.
Por supuesto, esa risa tuvo que venir en el mismo momento que deslizó su palo hacia atrás
para hacer su tiro.
La mirada de Chance acabo mi humor, su palo de billar se movió hacia un lado y su bola
fue toda caótica en lo que supuse era la dirección opuesta de lo que había previsto. Chase palmeo
su mano sobre el hombro de su hermano, casi sonriendo mientras la bola verde a rayas reducía
la velocidad hasta detenerse en casi el mismo lugar que había acabado de estar.
Chance dio a la bola una mirada como si estuviera esperando una explicación de ella.
—Lo siento por eso. Sabes que me hace reír cuando sacas tu lengua así. —Me acerqué y
me detuve cuando estaba al otro lado de la mesa de Chance—. Sigo pensando que eso es algo
que perderás, pero si todavía no lo has hecho a los veintisiete años, supongo que estas atascado
con ello.
Chance se enderezó, mordiendo su lengua de nuevo cuando una mirada de concentración
cayó sobre su rostro. Me reí, no tuve elección. Estaba programado en mi sistema.
—Si te hace reí cada vez, no quiero perderlo. —Se encogió de hombros y se movió a un
lado mientras Chase fue a alinear su tiro.
—Además de hacer reír a la gente, parece que has tomado el papel de obrador de milagros
también. —Indiqué a Chase con mis ojos antes de levantar una ceja—. ¿Cuál es tu secreto?
Si tenía uno, necesitaba saberlo. Chase parecía haber ido de mal a peor entre mi
conversación con él y la cena. En la mesa, había sido un recipiente vacío, mirando fijamente su
plato pero nunca comiendo nada de él. De alguna manera Chance lo había persuadido de ir de
ahí a jugar al billar, y quería saber cómo hacer lo mismo cuando Chase se encontraba en un
ESTÁS LEYENDO
Three Brothers
RomanceCrecí con tres hermanos. No estaban atados a mí por sangre, pero nuestra relación iba más allá de la genética o el mismo apellido. Nuestra conexión fue forjada el verano en que cumplí trece años, el verano que mi mamá terminó con su vida y me dejó b...