Capítulo 2: Wonderland High

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Narra Madeline Hatter

Estos últimos 4 años habían estado llenos hasta el tope de fiestas de té. Sin duda, amaba mi destino.

Me encontraba en mi habitación, sentada sobre una alfombra grande y redonda de color azul, allí jugaba con mis peluches. La puerta se abrió y mi papi entró al cuarto, el tenía una sonrisa de oreja a oreja.

–¡Tengo una sombretástica sorpresa!– Dijo emocionado. Me levante de mi lugar y fui hasta donde él. –Señorita Xilófono, tengo grandes noticias para usted. Cierta institución ha mandado una carta.– Se quitó el sombrero, de dentro de el sacó una carta y me la dio.

La carta tenía el sello de Wonderland High, la escuela para los futuros personajes del país de Las maravillas. Procedí a abrirla.

–¡Me aceptaron!– Grite mientras daba saltitos de emoción.
Papá me cargo y dijo: –Esa es mi niña –

Cuckú - Cuckú Todos los relojes de la casa sonaron, eso solo significaba un cosa.

–¡Hora del té! – Gritamos ambos.

***

Ya había llegado el día, Mi primer año en Wonderland High. Papá me acompaño hasta la puerta principal de edificio. Estaban todos los personajes del cuento, e incluso mis amigas también. Tomé un respiro y pasé por la puerta de rompecabezas, era totalmente hada-lucinante. Un lugar bastante amplio era donde te recibían, en una de las paredes había una cartelera enorme con los horarios, en el centro de todo había una fuente, me distraje viendo a un chico rubio con chaqueta azul, se me hacia realmente conocido.

Camine con el por todo el lugar, le di un recorrido corto a la escuela y luego fui a inscribirme y buscar mi horario.
Empecé a hacer la fila, pero de repente todos empezaron a mirarme, empezaron a susurrar cosas, y me dieron paso hasta llegar a la mesa de registros.
Caminé lento hasta ella, pude ver que ahí estaba sentada la liebre de marzo, y con el una liebre mas pequeña. La pequeña liebre pareció decirle algo a la otra mas grande, esta frunció el ceño y asintió.
Llegue a la mesa, y antes de que pudiera decir algo ya habían hablado.
–Hatter, ¿Cierto? – Habló la liebre de marzo.
–Sip– Dije apenada.
Me dio unos papeles, pero no sin antes decirme: –Espero que seas digna de llevar ese apellido.– La liebre pequeña soltó una ligera risa burlona, yo me fui lo mas rápido de ahí.

Tocó el timbre, ya era hora de entrar a clases. Mi primera clase era Resolución de acertijos, a lo lejos pude distinguir a Alistair, al verlo, me di cuenta de algo... Siempre sería así, separados de nuestra verdadera familia. Solíamos hablar por Skairype todo el tiempo y verlo y no poder actuar como su hermana costaba. Me empecé a sentir mal, así que salí sin que el profesor me viera a tomar algo aire. Me senté en la fuente que vi al entrar, a diferencia de hace rato, ahora todo estaba vacío. Respire profundo y solté un quejido para un chica de once años es una situación estresante.

–¿Estas bien?– Escuche a alguien atrás de mi habla , a ese alguien que reconocería en cualquier parte...
–Yo... Solo pensaba– Le respondí
–¿Enserio? ¿No te dolió? – Dijo el mientras reía.
Me voltee y le dije: –No es momento para tus bromas Alistair– Me reí un poco.
–Pues, ya que te hice sonreír. ¿Que es lo que tienes?– me preguntó.
Revise que no hubiera nadie a nuestro alrededor que pudiera escucharnos. -Papá, Mamá, tu, la familia...–
–Maddie, todo va a estar bien no te preocupes. Si es por eso, no creo que lo descubran, digo, nadie pensaría de que eres hija de Alicia, eres igual al sombrerero–
Sonreí.
–¿De verdad?– Le pregunté.
–Estoy completamente seguro–

Ambos nos levantamos y volvimos a clase.

Así fue transcurriendo el día, hasta que llego la hora del almuerzo. Fui por mi comida, pero debía pensar donde sentarme, no podía llegar y sentarme así por así, eso esta mal visto en el país de las maravillas, si no te invitan, no debes de sentarte.
Camine por toda la cafetería hasta que di en la mesa donde estaba Kitty Cheshire, me senté con ella.

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