Capítulo 6. De huidas y afrontamientos.

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Nota de Autora: Os voy a meter un tocho aquí que no os van a quedar ganas de leer el capítulo. Pero es necesario.

Estaba pensando, ya os comenté que me gusta seguir el canon. Y lo intento completamente. Pero luego he pensado, es fácil con Kakashi, Kakashi al final de la serie sólo tiene dos opciones, hundirse más o salir a flote. Pero es un hombre de treinta y algunos años que ya ha vivido de todo. Y que tiene el carácter forjado, que ha pasado por momentos horribles y unos pocos buenos -quiero imaginar a un Kakashi sonriente y feliz de la mano de su madre, que nunca lo llegamos a ver porque siempre le vimos de la mano de su padre con un cierto aire de arrogancia que Obito vino a quitar dándole un par de hostias figuradamente hablando-.

Frente a él tenemos a Sakura. Sakura es... un mundo de posibilidades fuera del canon. ¿A qué me refiero? Para mi Sakura, al acabar el manga, es otra Sakura. La Sakura que empezó en Shippuden desapareció hace mucho, pero tampoco es la Sakura que toma una determinación y se presenta ante Naruto para decirle que ya ha olvidado a Sasuke y que está enamorada de él. Esa es una Sakura que sigue sin reconocer sus sentimientos en voz alta, y que sigue confusa. Que necesita a Kakashi y a Naruto para salir viva –en el enfrentamiento con Sasuke tras la muerte de Danzo-, no por ser inferior en pelea, sino por ser incapaz de entender sus sentimientos todavía –por dios si Kakashi la entiende mejor que ella misma-.

Tras la guerra no hemos visto a Sakura, el manga acaba repentinamente. Para mi, Sakura es otra completamente. Sakura es esa chica que de una vez por todas ya no deja que nadie se ponga delante de ella para protegerla, es una chica que, tras decirlo mucho, por fin está junto a ellos. No a sus espaldas. Es una chica que ha vivido una guerra con 20 años (aprox.), una chica que cree en ella misma. Sakura es una chcia que invoca a Katsuyu (la babosa de Tsunade) y se pone junto a Naruto (un chico con un chakra impresionante y jinchuriki del juubi) y junto a Sasuke (un Uchiha con el sello maldito y conocedor de técnicas prohibidas), ECHALE HUEVOS. Una chica que ha tenido que meter sus manos en la caja torácica de su mejor amigo -de su hermano- y hacer latir su corazón con sus propias manos, FLIPA. Una chica que en la batalla final salva a su profesor, AINSSS. Una chica que enfrenta al malo final a puñetazos y le rompe uno de sus cuernos, LOS OTROS DOS TODAVÍA NO LE HAN NI SOPLADO EL FLEQUILLO. Y lo enfrenta a puñetazos porque ella no tiene ese chakra ni esas técnicas, HAZLO TÚ, A VER QUE TAL.

En fin, que si alguno o alguna todavía piensa que Sakura no es una de los personajes que más ha evolucionado -desde esa niña que sólo sabe llorar y pedir que salven a los demás-, si alguno piensa que Sakura Haruno sólo sirve para meter a un personaje femenino en la trama... eso es porque no ha prestado mucha atención a la pelirrosa en todos estos putos años, CUIDADO QUE ME CALIENTO :P.

Precisamente es todo esto lo que me cabrea tanto del final. Porque Sakura es una chica que se habría alegrado mucho, muchísimo, de recuperar a Sasuke, tanto como Naruto. Pero que nunca, nunca, Nunca, habría pensado que lo que sintió cuando era una cría podría tener validez alguna en el presente. Que tras el enfrentamiento donde había decidido matarle ve al verdadero Sasuke y no piensa que sea el chico que conoció -y si realmente lo piensa, ¿cómo es que luego todo da igual?-. Que un chico, orgulloso -porque sí, a pesar de todo sigue siendo un orgulloso-, un chico solitario, un chico que ha hecho todo lo que ha hecho, simplemente no es lo que ella necesita a su lado. No necesita a un chico que, según el cap. 700 y siguientes, la deja por años -y encima me la presentan con un pañuelito en la cabeza limpiando su casita como una mujer del hogar (con todo el respeto por ellas, pero ESO no es SAKURA)-. Eso no es lo que una chica como Sakura, con ese carácter y capaz de lo que ha demostrado ser capaz, buscaría, NO.

Es una chica que ahora dice lo que piensa, y que si sabe que las cosas no se pueden forzar, también sabe que no se pueden frenar. Porque tras vivir esa guerra sabe que la vida no es para aferrarse al pasado, ni esperar al futuro. La vida es el presente, un presente que hay que vivir sin importar lo demás.

De retazos de vida y vidas completasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora