4.

285 26 1
                                    

Narra Chris.

Aquella chica de tez morena que estaba a mi lado se retorcía debajo de las sábanas buscando una posición más cómoda de la que ya tenía, se había cambiado poco antes de terminar la película y yo aunque fingía estar atento a la pantalla con el rabillo del ojo observé cada uno de sus movimientos queriendo ser yo sus manos para desvestirle, y terminar haciéndole el amor hasta el amanecer. Extendí mi brazo hacia su cuerpo para pegarla al mío, cuando lo hice ella recostó su cabeza en mi hombro y siguió durmiendo plácidamente, mis ojos se pasearon por su rostro, observando cada pequeño detalle que ya conocía desde hace muchos años atrás, podría cerrar mis ojos o no verla durante cien años, que su rostro estaría allí incrustado en mi mente, más exacto que el mío mismo.

Las ondas de su suave y oscuro cabello acariciaban mi brazo, brindándome un suave cosquilleo que no cambiaría por nada, bueno sí, por sus carnosos labios, los cuales jamás había sido capaz de besar o quizá por su precioso cuerpo, ella era perfecta entre todas las mujeres, midiendo apenas 1,60 se veía mucho más ruda y decidida que cualquier otra, aunque también de vez en cuando se comportaba como una chiquilla, pero en cada una de sus facetas, con cada uno de sus cambios, yo la amaba, era mucho más hermosa que cualquier mujer con la que yo había estado, su abdomen era plano, pero su cuerpo poseía curvas en las cuales deseaba quedarme desgastando a besos, siempre bromeábamos y le decía que su cuerpo era el hermano gemelo del de Scarlett Johansson, pero que ella era mucho más hermosa por ser morena. Recordaba la primera vez que sus padres y ella tocaron nuestra puerta, apenas acabábamos de mudarnos, era nuestro segundo día allí, mi madre había fallecido de cáncer y mi padre prefirió irse lo más lejos que fuese posible de la que había sido su casa mucho antes de yo nacer, yo lo había agradecido internamente ya que no podía soportar estar ahí sin ella a mi alrededor.

Cuando yo abrí la puerta lo primero que vi fue su cabello y su perfil, su nariz respingada me hizo sonreír, ella estaba mirando a otro lado y yo tenía mucha curiosidad por verla, introduje las manos en los bolsillos delanteros de mis bermudas y le sonreí a sus padres, su padre estaba justo detrás de ella- Bienvenido, somos tus nuevos vecinos –la voz de su madre era cálida y su sonrisa ni decirlo, se veía como una de esas madres que te tenían mano dura cuando era necesario pero a la vez te consentían en exceso, su madre a su lado acarició su brazo para que ella me mirase- ¿mamá crees que la señora Pratt hará su tarta esta noche? –fue lo único que dijo ella ante su tacto, mírame, pensé al oír su encantadora voz.

Lisa. -susurró su padre con una sonrisa casi risa en su rostro, se llama Lisa, ahora solo me faltaba ver quien era la dueña de ese nombre- mira al frente cariño, luego iremos con la señora Pratt a comernos su tarta –el hombre recibió un pequeño pellizco de su esposa y frotó esa área fingiendo estar molesto para no estallar en una carcajada, a simple vista eran una familia feliz.

Ella miró al frente y me topé con los ojos color café más hermosos del planeta tierra y aquella sonrisa, Señor, si ella era mi vecina entonces yo tendría serios problemas, era la más linda de todas, después de mi madre, pero solo después de ella- Hola, somos los Johnson, tus vecinos de en frente –dijo señalando hacia su casa, justo frente a la mía.

Hola... -fue lo único que dije y mi padre apareció a mi espalda para invitarlos a pasar, disculpándose del desorden ya que no habíamos terminado de acomodar, su padre se ofreció a ayudar mientras su madre iba a su casa a buscar algunos ingredientes que faltaban para cocinar para todos y así es como empezó, con ella primero ignorándome y al siguiente segundo ayudándome a subir y descargar cajas. Yo caminaba de un lado a otro desempacando, apenas asentía cuando ella decía que debíamos cambiar algo de posición para que se viera mejor, después de dos largas horas sin decir yo absolutamente nada ella se paró frente a mí con los brazos cruzados y la ceja arqueada.

No puedo vivir sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora