5.

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Me desperté rodeada por los brazos de Chris, coloqué una mano en su mejilla y acaricié la piel de esta con mi dedo pulgar, él arrugó su nariz por un momento y aquello me hizo sonreír enternecida, era tan guapo, recuerdo la primera vez que lo vi, él no decía absolutamente nada y yo deseaba con todas mis fuerzas que me hablara, por suerte, conseguí colarme en su timidez para darme cuenta con el tiempo que no era nada tímido. Alguna vez desee ser una de esas chicas con las que el amanecía para luego no recordar su nombre, pero esperaba que el mío quisiera recordarlo para toda la vida, aquello no fue posible y gracias a ello siempre sentí y he sentido que no soy físicamente atractiva para él, por más que él me haya repetido millones de veces cuan hermosa, única y especial era, por suerte aquello ya no me afectaba en lo absoluto, pero mientras pasábamos la transición de adolescentes a adultos jóvenes, intenté por todos los medios colarme entre sus huesos, sí, he de confesar a mis pensamientos lo que ya sabe desde hace años, yo me había sentido perdidamente enamorada de él hasta que me rechazó con tan solo veinte años, él en ese momento de nuestras vidas dejó claro que no me miraba con otros ojos, era su hermana y nada mpas, así que preferí cambiar mis sentimientos y convertirlos en lo mismo que él sentía por mí, un amor de hermanos, no fue para nada sencillo, él era mi primer amor, solo mi madre lo sabía, se lo había dicho cuando "ya no sentía nada por él" y para darle el pequeño gusto de decir "te lo dije" ya que ella me lo había preguntado cientos de veces y yo siempre lo había negado, pero las madres casi siempre tienen la razón y ella la tenía al decir que yo lo amaba, mi madre después de saberlo había insistido millones de veces en que se lo dijera, yo me había negado, no quería perderlo por aquella confesión y mucho menos si ya no sentía nada por él, no quería que las cosas entre nosotros se vieran obligadas a cambiar, ella siempre decía "no tienes nada que perder, hazle caso a tu madre" con una sonrisa de un millón de dólares en el rostro, incluso una vez me amenazó con decirle absolutamente todo, yo entré en pánico y le supliqué que no lo hiciera y respetó mi decisión, no le dijo nada. 

Un día me armé de valor, eso sucedió mucho antes de yo confesárselo a mi madre, aproveché que su padre estaba en un viaje de negocios para escabullirme a su casa, cuando subí a su habitación él estaba sobre una chica, con apenas unos boxers negros los cuales ella estaba a punto de quitar, me quedé petrificada y el volteó al ver el rostro de su acompañante mirando en mi dirección, para ese entonces yo tenía diecisiete años, y aunque fue una escena que no quisiera recordar, aquello no fue suficiente para lograr que yo me desencantara de aquel hombre de cabello castaño y ojos azul cielo, él se disculpó centenares de veces y yo con una sonrisa decía que no se preocupara por mí, el día que hice el amor por primera vez, salí corriendo a contárselo, había sido una especie de venganza, pero a él ni siquiera le había importado, no reflejó ninguna emoción y siguió viendo la televisión como si nada.

Hoy, tres días para mi boda, con sus labios tan cerca de los míos, la única pregunta que me hacía era ¿de verdad ya no sientes nada por él Lisa?, y aunque mi respuesta externa era una negativa desde hace seis años, internamente luchaba para no estremecerme ante su tacto, daba gracias al cielo por haber encontrado a Luke, de quien me había enamorado un año después de conocerlo, una maravilla de hombre, pero que estando cerca de mí no me hacía sentir ni la cuarta parte de lo que sentía cuando Chris se acercaba. Mordí mi labio inferior, las lágrimas comenzaron a nublar mi vista, quería llorar, gritar, pero sobre todo, quería dejar de sentirme de ese modo por él de una buena vez, aparté la mano de su mejilla y me deje rodar a mi lado de la cama para salir de ella, debían ser poco antes de las siete y tenía que comenzar a alistarme para irme, una mano tomo la mía antes de que me pusiera de pie, ni siquiera había abierto los ojos y ya me sonreía.

Buenos días, ¿podemos seguir durmiendo? –Lamió su labio inferior y abrió uno de sus ojos- por favor –dijo con voz ronca que de vez en cuando me hacía perder la cabeza, yo negué con la cabeza, me acerqué un poco más a él y besé su mejilla.

No puedo vivir sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora