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Narrado por Chris.

La pelirroja casi saltó de emoción cuando Lisa aceptó cenar con nosotros sin siquiera consultar antes con su marido, por su puesto que el único deseo de Beca era molestar a la morena, como cada vez que tenía oportunidad, y en ese instante no tenía ánimos para detenerla, mejor dicho, no quería hacerlo, me apetecía tener a Lisa y Luke en mi departamento.

Bueno, supongo que puedo cambiarme por algo más cómodo, solo cenaremos con el vecino -se encogió de hombtos, su tono era despectivo, como casi siempre, pero al parecer mi cegada mejor amiga nunca lo notaba, yo sonreí dejando ver mi dentadura y asentí-

Ve a cambiarte, no necesitas lucir como idiota en mi departamento -junte mis labios para darle un toque más de burla a mi sonrisa- y tu esposa no necesita lucir tan distinta a quien es en realidad -no miré a Lisa al decir aquello, ya que como sea ella lucía hermosa, y a mi me encantaba, así que no quería que ella supiera que de un modo u otro, yo estaba rendido a sus pies, pero sin duda era una chica de shorts y camiseta-

¿No vas a crecer nunca? -dijo el castaño con aspecto de muñeco Ken-

Si crecer implica no ser sincero, estoy bien midiendo solo 1,75 -le guiñe el ojo y me adentré a mi departamento- nos vemos en unos minutos mis queridos invitados -grité desde dentro y solo escuché un portazo a cambio, ojala y a aquel imbécil no se le ocurriera levantarle la voz a mi morena, porque si la veía si quiera con aspecto triste en lugar de furiosa, la segunda por mi causa debo destacar, lo mataría, si, no quería que ella me importase, pero una cosa es lo que quieres y otra cosa es lo que realmente deseas-

Menos de veinte minutos pasaron cuando Becca le abrió la puerta a nuestros invitados, el Risotto de setas y el de mariscos estaba en el centro de la rectangular mesa de vidrio negro con los utensilios necesarios a los lados para que cada quien pudiera servirse, cuatro platos, en los asientos del centro dejando las cabeceras por hoy disponibles, cuatro copas, una botella de vino blanco para brindar por la "maravillosa" compañía, y yo sentado mirando fijamente a la morena quien saludaba por segunda vez en lo que va de noche, y no muy entusiasmada, a la pelirroja.

Gracias por la invitación -dijo Luke, quien traía consigo una botella de vino tinto, miró a mi dirección y camino detrás de Lisa, quien se sentó justo frente a mi- Cariño, tus modales

Con él no necesito modales -Alcé mi ceja y varios pensamientos no muy agradables para el esposo de la morena cruzaron por mi mente-

No, nada de modales en este departamento -ella alzó una ceja con evidente molestia y yo le lancé un beso- ¿ya tu mejor amigo no puede bromear contigo? Que sensible -miré a Luke quien nos observaba no muy feliz por el pequeño intercambio- sientate por favor -él se sentó junto a ella y junto mi la pelirroja- pueden servirse cuanto quieran -mi vista viajo de los labios de la morena hasta la mirada fulminante de su compañero- ¿podrías abrir la botella? -hice un esfuerzo para que aquello se escuchara como una orden, estaba agotado del niño rico, pertenecíamos a la misma clase social, la única diferencia era que la graduarme no había ido corriendo detrás de mi padre a pedir empleo y estaba seguro de que él sí, además, mi intención no era deslumbrar nadie que no fuese Lisa, y ella no se impresionaba con lujos, otra razón para amarla, malditas razones que no dejaban de recordarme cuan hermosa era en todos los sentidos-

Luke les sirvió a Lisa y a Becca vino blanco por petición de ambas, y a nosotros vino tinto, le di un sorbo a la copa de la morena y la dejé nuevamente en su lugar- sabes que me encanta probarte.. Es decir -aclaré mi garganta- probar el vino blanco antes del tinto si lo hay

Becca también tiene vino blanco -dijo entre dientes un Luke que ya había notado que mi intención era hacerle la cena imposible-

Estoy acostumbrado a probar de Lisa -la morena tomó entre sus dedos la barbilla de su marido y cuando logró captar su atención depósito un beso en sus labios, entorne los ojos, nadie aguanta chistes en esa mesa. Excepto la pelirroja quien estaba seguro no decía nada ya que estaba al tanto de que apenas me importaba su opinión-

No puedo vivir sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora