Capitulo 2

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–Te veo en un rato – me despedí de Susan dejándola en los puestos de periódicos y revistas.

Saqué mi libro de mi mochila que colgaba de ambos hombros para después cerrarla y abrir el libro en la página que me había quedado.

Después de unos segundos alguien me lo arrebata de las manos.

–¡Edmund! – exclamo aliviada al ver su rostro.

Este ríe divertido acomodando su boina para después empezar a correr.

–¡No! – grito corriendo tras él dejando poca distancia entre nosotros.

–¡Alcánzame! – se burla acomodando su mochila cual le rebotaba en el trasero.

Después de unos segundos se detiene estirando su brazo verticalmente con mi libro en mano.

–Que gracioso Pevensi – dije sarcástica mirándolo de brazos cruzados.

–Eres una chaparra – se burla acomodando nuevamente su mochila que le cruzaba todo el pecho.

Sonreí al tener una idea la cual se iba a relajar.
Me acerqué a él y le regalé un beso en los labios, este al seguir mi beso y bajar su brazo le arrebaté el libro de sus manos separándome de él.

–Débil – me reí dándole la espalda para abrir nuevamente la página.

–Eso es trampa – se defiende interponiéndose en mi camino de regreso a la entrada del subterráneo.

–No, es ser astuta – me reí mirándolo de reojo.

Este empieza a caminar de espaldas sin fijarse por dónde pasaba.

–Basta – reí al ver el gesto de las personas al pasar junto a él – vas a chocar.

–No te ves tan horrenda con uniforme – analiza con un guiño.

–Tú sí – le dije palmeando su hombro.

Este me dio una sonrisa torcida al escuchar mi comentario deteniéndose por completo.
Mis ojos se fijaron en dos figuras corriendo apresuradamente hacia la entrada del subterráneo.

–Algo está pasando – le dije señalándole con la mirada en dirección a Susan y Lucy.

Este tomó mi mano y me jaló hacia allá corriendo junto con él.
Las escaleras estaban vomitando gente, habían muchos gritos y murmuraciones al estar más dentro.

Edmund se puso al frente empujando a la gente para que podamos pasar.

–Allá está Susan – señalé la cabellera de Susan más al frente.

Al llegar junto con ella se podía ver fijamente a tres personas peleándose al terminar las escaleras.

Nos ponemos junto a ella analizando la situación, rápidamente pude reconocer la cabellera dorada de aquella persona siendo golpeada por los otros dos. Aquella persona que siempre se metía en situaciones parecidas.

Edmund me soltó al ver la cara de su hermano siendo golpeada.

-¡Edmund! - grita Lucy a mi lado intentando detenerlo.

Edmund llegó con ellos y le dio un golpe en la espalda al tipo que le iba a dar un puñetazo a Peter en la cara, para después tirarlo al suelo junto con él.

El segundo chico se levantó siguiendo la pelea con Peter. 

–Maldita sea – susurré desesperada mirando como golpeaban a Edmund en el labio.

–Ni se te ocurra – me advierte Susan – pesan el doble que tú.

El sonido de un silbato hizo que la gente al rededor se dispersara y se alejaran del acontecimiento. Los generales habían llegado a detener la pelea.

Corrí escaleras abajo para llegar a donde estaba Edmund.

Lo tomé de la mano jalándolo a una banca cercana junto a la pared.
Al sentarnos tomé su rostro gentilmente obligándolo a mirarme. Busqué un papel entre mi mochila, al encontrar mi objetivo lo elevé a su labio inferior limpiando la poca sangre que corría de el.

-De nada - exclama Edmund cuando llega Peter junto con Susan y Lucy.

-Lo tenía todo controlado - responde poco agradable tomando asiento junto a Ed.

-¿Ahora qué fue? - se queja Susan.

-Me empujó - explica.

-¿Por eso lo golpeaste? - preguntó Lucy un tanto sorprendida.

-No, después de que me empujara me dijo que me disculpara, entonces lo golpeé- explica.

-¿No era mejor alejarte y ya? - pregunta irritada Susan. 

Peter se levanta del asiento agitado revolviendo su cabellera.

–¿No están hartos que nos traten como niños? – exclama mirándonos con desesperación en sus ojos.

–Somos niños – ríe sarcásticamente Edmund.

–No sé cuánto tiempo más tarde Aslan – dice por último para sentarse nuevamente.

–Es momento que aceptemos nuestra vida aquí – nos dice Susan.

Todos nos quedamos en silencio escuchando los diferentes sonidos que se producían en el metro.

–¡Finjan hablar conmigo! – nos dice rápidamente alterada dándole la espalda al pasillo.

–Estamos hablando contigo – le dice Edmund con mirada cansada.

–¡Au! – exclama Lucy parándose de un brinco mirando la banca extrañamente.

–Ay, cállate Lu – arrastra las palabras Susan poniendo los ojos en blanco.

–Algo me pellizcó – explica sobándose el trasero.

–¡Edmund! – exclamo al sentir el pellizco haciendo la misma acción de Lucy.

–¿Qué? – pregunta. 

-¡Ed! - grita  Susan parándose.

–¡No soy yo! – exclama frunciendo el ceño.

El tren empezó a tomar gran velocidad.

–¡Ya basta! – grita por último Peter.

-¡Au! - se para  Edmund quejándose igualmente.

Había algo extraño en el ambiente.
El tren empezó acelerar de una manera increíblemente rápida que era inevitable que parase. Las paredes empezaron a destruirse junto con el techo.

La gente alrededor parecía no darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

Susan y yo intercambiamos miradas leyendo nuestros pensamientos.

–Tómense las manos –nos ordena Susan sujetando a Lucy.

-¡No voy hacer eso! - grita Edmund indicando que era algo ridículo. 

-Ay ya, solo hazlo - exclama Peter tomándolo de la mano junto con Lucy.

Finalmente yo tomé la suya mirando mi lado derecho en como una luz se iba formando en el túnel.

Todo alrededor quedó obscuro a excepción de al final de aquella cueva.

La luz cegaba nuestros ojos dándonos a indicar aquella entrada dramática.
Estábamos en Narnia.

Las Crónicas de Narnia y el Príncipe Caspian [2/4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora