La mesa de piedra

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Todos estábamos caminado a dirección del templo, donde todos los narnianos estaban reunidos creando sus armas, entrenando. Ahí se protegían unos a otros. Somos un ejército ahora.

–Caspian – lo llamo.

Él gira su cabeza hacia la izquierda tratando de mirarme. Baja su ritmo de caminata para estar a mi altura.

–Explícame por qué estamos haciendo un ejército exactamente. ¿Por qué se inició una guerra?

Él respira ondo frunciendo el ceño a causa del sol que nos daba directamente en el rostro.
Se endereza y fija su mirada al frente.

–Años atrás, cuando los telmarinos llegaron a Narnia, no conocían la raza narniana. Eso hizo que los etiquetaran de fenómenos. Mis antepasados hicieron todo lo posible para extinguirlos y así los telmarinos puedan gobernar. Se fueron conociendo leyendas de Narnia, antiguos reyes, brujas, anímales hablantes, Aslan.

–¿Pero por qué hicieron eso? Ellos estuvieron aquí primero – justifica Lucy confundida.

–Explícaselo a él – le responde mirándola de reojo a su derecha.

-Y por cuánto tiempo nos hemos.... - empezó Susan

–Cien años – le responde conociendo la pregunta completa.

–Le calculaba unos 90 – dije arrugando la nariz al no tener la respuesta correcta.

Peter me miró confundido.

–Esas marcas no se hacen en dos años – me encojo de hombros.

–Nerd – vasila mirando al frente.

–Ya llegamos – anuncia Caspian cuando llegamos al final de los árboles. Era un terreno plano, sin árbol alguno.
Había una construcción enorme en el medio, era hermoso.

-Vaya – murmura Susan a mi lado.

–Es hermoso – dice Lucy mirando la construcción con el mismo gesto que nosotros.

Conforme nos íbamos acercando, se iba haciendo más grande y ancho, podíamos identificar dos filas de centauros en la entrada del pasillo esperándonos.

Al llegar al enorme pasillo no pudimos evitar mirar y sentir felicidad de ver a Narnia recordando a sus reyes.
Susan y yo intercambiamos miradas, no puedo describir esa sensación.

Caspian caminaba detrás de nosotros, dejándonos como principales.
Al llegar a la entrada me detuve unos segundos a escuchar, se escuchaban golpes de metales, mucho ruido, se sentía el calor del fuego. Sin duda están haciendo armas.

Me separé del grupo para caminar entre los narnianos y su producción.
Todos estaban concentrados en la perfección de sus armas que no notaron nuestra presencia. Caminé hacia un centauro, él estaba golpeando con una roca un metal que estaba encima de una gigante roca que tenía el uso de su base de producción.
Estaba haciendo flechas.

–¡Jess! – gritan.

Giré de inmediato encontrándome con la mirada de Edmund a lo lejos, me señaló con los  ojos que me acercase a él.
Al caminar entre ellos nuevamente mi vista iba enfocando a un túnel que estaba junto a Edmund.

Al llegar junto a él me estira su mano. Yo la observo y la tomo con una sonrisa de lado. Me jaló hacia él suavemente y me abrazó de la cintura, así caminando juntos hacia donde se habían dirigido los otros.
Metros más adelante estaban esperándonos con antorchas en mano.

–¿Qué es esto? – pregunta Lucy al mirar las paredes de la cueva.
Edmund y yo nos acercamos a ver de qué estaba hablando. Al ver figuras dibujadas sobre ellas me separé de Edmund para cada quien agarra su ángulo de observación.

Los antiguos Narnianos dibujaron la historia de Narnia, cronológicamente.

–Esta es nuestra coronación – susurra Susan mirando fijamente hacia un lugar.

Caminé lentamente para observar detalladamente cada una de las figuras, paré en una que llamó mi atención.

Acaricié mi arco, que posaba en mi espalda en ese momento. La figura de una mujer con un arco en mano y flechas negras estaba frente a mí.

Vi a Lucy a lo lejos acariciando una en especial. Sabía perfectamente en dónde se encontraba. Era una con el Señor Tumnus.

Mis ojos se enfocaron en dos figuras más adelante.

Caminé hacia ella para mirarla mejor, estábamos Edmund y yo, él me estaba pidiendo matrimonio.
Mi respiración se volvió pesada un nudo en mi estómago apareció.

–Éramos un poco jóvenes ¿no lo crees? – dice a mi lado.

Yo reí dándole un pequeño empujón.
Todos nos voltearon a ver para después mirar hacia la pintura qué había provocado tal comentario.

Caspian frunció el ceño entendiendo la situación.
–Ustedes – dice mirándonos aún confundido – ¿estaban comprometidos?

–Tenían como veinte ¿no? – recuerda Susan.

–Le dije que no – dije.

Caspian abrió los ojos.

–Uy sí, luego luego qué pasó eso corrió hacia Susan y a mí para gritarnos la situación – confiesa Lucy riéndose.

–Muy jóvenes – dice Edmund tomándome de los hombros y obligarme a dar media vuelta junto con él para mirar hacia otro lado.

–¿En dónde estamos? – le preguntó Susan después de que riesen de la confesión de Lucy.

–¿En serio no reconocen este lugar? – pregunta Caspian mirando a Peter y Susan.

Caspian nos pasó a Edmund y a mí para caminar hasta el final de túnel, nosotros lo seguimos.

No pude evitar recordar ese día, el día más feliz de mi vida.

Cuando Caspian paró,las antorchas que se encontraban ahí se prendieron al sentir nuestra presencia.
Observé el lugar ignorando mis pensamientos y observé con detalle las cosas que habían, cuando mis ojos chocaron con el centro de atención de ese lugar sentí golpe en el estómago.

–La Mesa de piedra – susurra Lucy caminando hacia ella.

Arriba de ésta había un escudo de Aslan.

–Aslan – menciona Caspian leyendo la mente de todos.

–Hay que esperarlo – dice Lucy al ver a su hermano mayor – él sabrá que hacer.

Peter la mira y arruga la frente.

–Creo que ya esperamos a Aslan lo suficiente.

Las Crónicas de Narnia y el Príncipe Caspian [2/4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora