Capítulo 3

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Cuando el tren desapareció por completo una luz se veía al final del túnel, o mejor dicho cueva. Ya no habían personas, vías, trenes, ladrillos, azulejos, nada. Todo estaba compuesto de una roca sólida.

Edmund y yo permanecimos de manos entrelazadas acercándonos a aquella luz.
Al llegar al final nos cegaron los rayos de sol, hasta que nuestras pupilas se acostumbraron.
La vista de una playa apareció frente a mí.
Caminé enfrente reconociendo el fresco aroma, la arena, aquella agua. Era Narnia sin duda alguna.

Susan y Lucy me vieron con miradas cómplices. Les sonreí de vuelta corriendo junto con ellas al mar. Fuimos dejando los zapatos y mochilas en el camino.

–¡Cuidado! – ríe Peter al mirar que Susan tropezaba con su zapato.

Lucy tropezó y cayó directamente al agua. La risa de Edmund sonaba atrás de mí.
Me giré y salpiqué a Peter quien se encontraba mas cerca de mí.

–¡Basta! – exclama Susan devolviéndole la salpicadura de agua a su hermano mayor.

Edmund me toma de la cintura cargándome para luego lanzarme al agua.

Cuando saqué mi cabeza pude verlo burlarse.

–¡Ven acá! – exclamo.

Cuando me estaba levantando ya lo veía huir.

–¡El agua está deliciosa! – grita Susan para después ser sorprendida por Lucy salpicándole más agua.

Peter al verme pasar a su lado se empieza a reír y me vuelve a empujar al agua haciéndome caer nuevamente.

–¡No! – grito mientras caía. Cerré los ojos al sentir contacto con el agua. –¡Vas a ver Pevensi!
Ahora mi venganza era con otro.

Lo abrazo del torso tratando de tirarlo al agua. Pero solo conseguía que éste riera de mí.

–¡Ed! – lo llamo –ayúdame a tirar a Peter – exclamo tomando a Peter del brazo jalándolo hacia mí.

Al no tener respuesta o presencia del él. Peter y yo nos giramos a buscarlo. Al encontrarlo mirando hacia la colina fruncí el ceño guiando mi mirada al lugar que éste veía.

–¿Qué tienes? – le pregunta Peter.

–¿En dónde creen que estamos? – nos pregunta sin dejar de observar la colina.

–¿Tú dónde crees? – exclama divertido Peter mirándome, lo cual le respondí con la misma sonrisa sarcástica.

–Es que yo nunca vi ruinas en Narnia.



Salimos del agua poniéndonos nuestros zapatos dispuestos averiguar en dónde nos encontrábamos exactamente.

Subimos hacia donde se encontraban las ruinas y nos dispersamos para analizar el lugar.

El lugar estaba destruido, habían piezas grandes sobrevivientes a la caída de éste.

Toqué una columna sintiendo la tierra sobre de ella. Estaba torcida con varias grietas.
Posee mis rodillas en el césped para mirar cuánto había crecido este.

Aquella ruina tenía existencia desde años atrás, gracias a la profundidad que tenía en la tierra.

Peter subió por unas escaleras que se encontraban sueltas mirando toda aquella destrucción. La naturaleza había invadido aquel monumento.

Las Crónicas de Narnia y el Príncipe Caspian [2/4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora