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Las cinco de la mañana llegaron muy temprano a la mañana siguiente, sobre


todo para alguien que había pasado casi toda la noche llorando. Y cuando me


había dormido, había sido a ratos. Seguí manteniéndome despierta, segura de


que alguien estaba en la habitación conmigo. Una vez, incluso pensé que vi un destello


de pelo rojo, pero debía haber estado soñando.


La cabeza me dolía, y, prácticamente, tuve que abrir con fuerza mis ojos hinchados


cuando mi alarma sonó. Pero a pesar de eso, me sentí mejor -más ligera- mientras


fui a reunirme con mi padre. Sí, aún me dolía pensar en Archer, pero había hecho lo


correcto. Yo había puesto por delante a mi padre y a Jenna y, diablos, más o menos a


toda la sociedad Prodigium por delante de lo que yo quería, y si eso no estaba


mostrando "capacidad de liderazgo", no sabía lo que era.


Así que estaba bastante orgullosa de mí misma en el momento en que hice mi camino


subiendo por las escaleras de la biblioteca y a la librería.


Papá, por desgracia, no se sentía del mismo modo. ―Dije a las cinco ―siseó en cuanto


giré por la esquina―. Ahora son las cinco y cuarto. ―Parecía como si no hubiera


conseguido dormir mucho. Su traje no estaba arrugado, exactamente, pero no estaba


tan pulcro como de costumbre. Además, no se había afeitado, lo que me asustó casi


tanto como la intensidad de sus ojos.


Sorprendida, parpadeé hacia él. ―Lo siento ―respondí, pero él levantó la mano y


susurró:


―Baja la voz.


―¿Por qué? ―susurré. Nos pusimos de pie a cada lado de la librería, el grimorio de


Virginia Thorne parecía cada pedacito tan ominoso como lo había hecho el primer


día―. ¿Qué estamos haciendo aquí?


Papá miró a su alrededor como si alguien pudiera estar escuchándonos, antes de decir:


―Vamos a abrir esta vitrina y retirar el grimorio.


Ahora no estaba sorprendida tanto como estupefacta. ―De ninguna manera


―respondí―. Esta cosa está encantada hasta el infierno y vuelta -literalmente, tal vez.


Papá cerró los ojos y respiró hondo, como si estuviera, físicamente, teniendo que


contenerse de gritar. ―Sophie ―dijo lentamente―. No puedo hacer esto solo. La


magia que cierra la vitrina es demasiado fuerte incluso para mí. Pero si ambos lo


intentamos... bueno, creo que podríamos hacerlo.


―¿Por qué? ―pregunté―. Tú mismo has dicho que el grimorio está lleno de la más


antigua magia oscura en el mundo. Entonces, ¿para qué lo quieres?


Otra profunda respiración. ―Razones académicas.


La ira me atravesó, y sentí como mi magia empezó a alzarse. ―Si tanto quieres mi

Hex Hall-DesafioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora