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Los siguientes nueve días se estiraron como una goma de mascar. La Señora


Casnoff volvió a Hecate, lo que supuso un alivio. Tenerla en Thorne había sido


un poco demasiado "chocante" para mí. Pasé la mayor parte del tiempo en mi


habitación, recuperándome de mi lesión. Pero mirar la pared me dio un montón de


tiempo para pensar, sobre todo en Archer.


Había visto la mirada en su rostro después de la explosión. Tenía miedo. Estaba hasta


sorprendido y no en plan "vaya, mi asesinato no salió como lo había planeado". No sabía lo


que iba a pasar, lo que significaba que no podía haber sido él quien puso el regalo. Lo


que quería decir que había alguien que quería matarme, un pensamiento que me hizo


querer salir del capullo seguro de mi cama. Sin embargo, decidí mantener mi reunión


con Archer. Tenía la sensación de que todo esto estaba relacionado de alguna manera.


Nick y Daisy, el atentado contra mi vida, El Ojo actuando de repente de manera más


dura. Cuanto antes llegara hasta el fondo, mejor.


Hubo una cosa buena de haber estado a punto de convertirme en una brocheta: Jenna


comenzó a volver a hablarme. Vino a mi habitación a la mañana después de la fiesta


para verme, de pie vacilante en el umbral:


-¿Cómo te sientes?


Me deslicé de nuevo en mi almohada y traté de encogerme de hombros. Eso envió un


rayo de fuego de dolor a través de la parte superior de mi cuerpo; sin embargo, hice


una mueca:


-Oh, ya sabes. Como si hubiese sido apuñalada por cristales del infierno. Pero me


voy sintiendo mejor.


Jenna dio un par de pasos en la habitación con una expresión como una tumba:


-Te podrían haber matado.


-Sí, pero no lo hicieron.


Un par de pasos más y ella estaba junto a mi cama, sentada en el borde.


-Soph... -empezó a decir, pero la interrumpí.


-...Mira, Jenna, ¿podemos pasar de la parte en que ambas decimos que lo sentimos y


nos damos directamente un abrazo?


Ella se rió, sorprendida, y por primera vez, me di cuenta de que había lágrimas en sus


ojos.


-Sí, vamos a hacerlo -dijo con un sollozo, antes de envolver con cautela sus brazos


a mí alrededor.


Nos sentamos allí, con los brazos de una alrededor de la otra, hasta que le pregunté:


-¿Todavía no vas a volver, verdad?


Ella negó con la cabeza.


-No puedo. -Cuando ella se alejó, las lágrimas corrían por su rostro, e incluso su


franja rosa parecía intensa-. Tengo que hacer esto, Sophie.


No estaba segura de si podía hablar por el nudo que se había formado en mi garganta

Hex Hall-DesafioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora