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M is recuerdos de lo que sucedió después de todo aquello están un poco


revueltos. Recuerdo a Kristopher abalanzándose sobre Archer y apartando


su espada de una patada antes de agarrarle por los brazos y atarle las manos


en la espalda con el cordón negro que siempre llevaba colgado en la cintura. Sé que


Lara agarró el brazo de Cal y le grito algo mientras Roderick cruzaba sus brazos sobre


su pecho y me miraba enojado; sus alas negras lo hacían ven como un ángel de la


muerte.


Pero, más que nada, recuerdo a mi papá, de pie, con una mirada fija en mí


completamente ilegible. Y cuando trate de hablar con él, levantó la mano y me dijo:


-Ni siquiera intentes explicar esto, Sophia.


La caminata de regreso a la casa fue la media milla más larga y más miserable de mi


vida. No estaba segura de qué tenía que preocuparme más: de lo que le harían a Archer


o de si papá me perdonaría. Delante de nosotros, papá y Lara estaban haciéndose


confidencia en murmullos y yo intenté procesar la enormidad del problema en el que


estaba metida. Me habían atrapado con el mayor enemigo de los Prodigium. Algo me


decía que mi castigo sería mucho peor que escribir mil palabras sobre un tema


siniestro.


La Abadía de Thorne estaba oscura y silenciosa mientras marchábamos hacia ella. Solo


una vez que hubimos llegado al recibidor principal, papá habló por fin:


-Vamos a convocar al Concejo para una reunión de emergencia a primera hora.


Sophie, Cal, váyanse a sus habitaciones y quédense ahí hasta que alguien vaya a


buscarlos. Kristopher, encierre al Sr. Cross en una de las celdas inferiores.


Mi mirada se encontró con la de Archer mientras Kristopher lo empezaba a arrastrar


hacia fuera, el movió sus labios como diciendo


-Todo va bien. -Pero no iba bien y nunca iría bien.
Una vez que se hubo ido, camine hacía papá. Aun no quería verme y estaba


mostrando la misma rigidez que Cal en el molino.


-Papá, sé que pedir perdón ni siquiera puede empezar a enmendar el error.


Respirando profundamente por la nariz, Papá dijo:


-Hasta que termine tu testimonio, no puedo hablar contigo. Por favor, ve a tu


habitación hasta mañana por la mañana.


Mis ojos se llenaron de lágrimas.


-Papá...


Él se alejo caminando, sin siquiera mirarme.


-Vamos -dijo Cal-. No hay nada que puedas hacer por ahora.


-¿Se lo contaste? -exigí saber-: ¿Por eso fueron al molino?


Toda la ira que Cal había tenido antes parecía haberse difuminado.


-No -dijo él-. No tengo ni idea de por qué aparecieron así. A menos que tenga


algo que ver con esos exámenes que me han estado haciendo. Tal vez rastrearon la

Hex Hall-DesafioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora