Capítulo 22. Acabarán matándose entre ellos.

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-Entonces... ¿no piensas contarme lo que ocurrió allí?

-Botan, ya te lo he dicho, nada interesante.

-Pues esa mujer parecía que iba a hacer algo importante.

-Seguro que le dio un ataque de celos y la mató. Por eso no nos cuenta nada –murmuró Souten. Le fulminé con la mirada.

-Yo creo que ahora Tora y el señor Sesshomaru se llevan mejor –sonrió Rin.

-Uy, sí, casi le invito a jugar a los bolos –sarcasmo.

-¿Bolos? ¿Qué es eso? –preguntó Rin.

-Un juego para parejas o enamorados –contestó Souten, pero esta vez se tragó un panecillo entero- ¡¡Loca, casi me ahogas!!

-Es un juego en el que hay unos bolos de pie y tienes que tirar una bola muy pesada para derribarlos todos.

-¡¡Cómo mola!! ¡¡Yo quiero jugar a eso!! –chilló Rin.

-Podría traer algún día unos bolos que tengo y así jugamos. Eso me recuerda... ¿cuánta comida nos queda?

Me incorporé y cogí mi mochila. "Qué ligera" fue lo primero que pensé. Pero al abrirla me horroricé, ¡no quedaba absolutamente nada!

-¡¿Quién-ha-sido?! –grité.

Me miraron asustados.

-¡¿Quién se ha comido lo que quedaba de comida?! –nadie parecía ir a responder- ahora tendré que ir a por más –me quejé.

-Da igual. Podemos cazar –propuso Ginta.

-¡¡Sí, sobretodo tú!! Espera. Eso que tienes en la cara... ¿es tomate? ¡¡¿Te has comido mis macarrones con queso y tomate?!!

-¡Glotón! –le gritó Hakkaku.

-¡¡Pero si tú tienes la boca llena de patatas fritas!! Increíble, os habéis comido lo que nos quedaba. Necesitamos provisiones, no sé cómo lo veis. Mejor no contestéis.

Tiré mi mochila al suelo y me perdí entre los árboles. "Se lo han acabado todo. ¿Ahora cómo vuelvo si Myouga tiene a Ah-un?". Iba pensando en mis cosas cuando de repente tropecé con algo. "¿Qué narices?" Era la bolsa de patatas fritas que llevaba en mi mochila. "Y encimas los muy cerdos lo tiran por ahí para contaminar". Lo cogí e iba a llevarlo para echarles la bronca cuando enfrente de mí vi un bote vacío de fideos. Lo recogí también pero más adelante me encontré con una botella que antes llevaba llena de agua. Según iba avanzando me iba encontrando más basura. Seguí el rastro hasta que se acabó en una gran bolsa de galletitas. Pero al ir a cogerla la bolsa se movió y la solté con un chillido. Miré en su interior y encontré un pequeño zorrito negro súper mono. Lo cogí y él se dejó. Lo estaba tocando cuando de repente me mordió la mano y huyó hacia el bosque.

-¡Auch! –fue lo único que pude decir. Me había dolido de verdad. Limpié mi herida con la poca agua que quedaba en mi botella pero el dolor no cesó. Cuando estaba de vuelta, a punto de llegar, el dolor cesó repentinamente. "Qué raro". No le di la más mínima importancia. Guardé la basura en mi mochila para tirarla cuando volviera a mi época. Una voz chillona comenzó a gritar mi nombre. "Por fin Myouga".

-¡Qué susto me has dado pulga! –gritó Botan.

-¡¡Deja de gritar me vas a reventar los tímpanos, no sabes hablar como una persona normal!! –explotó Koryu.

-¡Silencio todos, he de tratar con Tora un tema importante! ¿Podemos hablar en otro sitio?

-Claro que sí.

-Odio tanto secretismo... -murmuró Botan.

-Seguro que van a hablar del asesinato que cometió Tora –apoyó Souten. Acto seguido se tragaron mi mochila- ¡¡Agresiva!!

Tora y la perla de ShikonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora