Capítulo 28. Hoshiyomi.

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Atención!! Este capítulo contiene muchos cambios de puntos de vista, cada vez que aparezca unas rayas así: ---- significa un cambio de escena. ¡¡Que os guste!!


La oscuridad de la noche impedía ver con claridad el camino por el bosque. Hojo estaba algo dolorido y yo no podía encontrar el camino de vuelta siendo humana, pero no podía transformarme delante de Akitoki sin darle explicaciones. Un golpe me llamó la atención. Hojo se había golpeado contra una rama, en la cara. Quería reírme pero no podía, el pobre lo estaba pasando mal por culpa de la espada. Pero ya fue demasiado cuando una serpiente se le cayó en la cabeza y chilló como una chica. Reí ligeramente. En un salto para quitarse la serpiente cayó rodando por una pequeña cuesta, aterrizando sobre un arbusto. Ahí ya me empecé a reír a carcajadas.

-¿Estás bien? –dije entre risas.

-Sí, sólo es por la mala suerte.

-Mejor paramos a descansar un rato. ¿Te parece bien?

-Muy bien.

Tras haber comido, Akitoki se apoyó en el tronco de un árbol, abrazando la espada, y cayó dormido. "Perfecto". Sólo sería un segundo, necesitaba saber en qué dirección estaban los demás. Mientras Hojo dormía, me transformaría. Toda mi figura cambió como siempre solía hacer. Incluso mi ropa cambió. El kimono que me puse cuando vine aquí, y que Naraku me quitó, volvió. Pero esta vez era más oscuro, con zonas rojas y zonas negras. Sonreí inconscientemente. Aquello me gustaba. Seguía siendo yo.

Comencé a olisquear la zona como si fuera un perrito. Sólo percibía pólvora, agua y... demonios... No tenían ningún tipo de olor conocido. Pero no podía descifrar donde se encontraban. Ni si quiera si estaban cerca. Un palpito me retumbó por toda la cabeza.

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-Ahora que los dos humanos están indefensos deberíamos de atacar.

-No os precipitéis. La espada tiene un aura muy fuerte. No conseguiríamos controlarla.

-Cierto. Ahora que me apetecía saborear la sangre humana.

-Esperaremos a que llegue el maestro. A no ser que... Suzaku. ¿Dónde está la foto que encontraste?

-¿La de la chica con esta familia?

-Sí. Podemos usarla.

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No sabíamos que había hecho ese maldito demonio. Había conseguido paralizar a Sesshomaru. ¿Cómo era posible? Solamente había lanzado un pequeño cuchillo al suelo. Descendió hasta el suelo sacando un objeto envuelto en un trapo. Era una de las espadas de la naginata. Le quitó el trapo. La espada tenía la punta dividida en dos. "La espada Kon".

-Para mí esta espada es todo. Sin embargo para ti y para tus amigos no significa nada. Si abandonáis os perdonaré la vida. ¿O es que acaso no la valoráis?

Sesshomaru no respondió, sólo miró al cielo. En ese mismo momento una nube estaba a punto de tapar la luna que brillaba sobre nuestras cabezas. "Genial, menos luz". De repente Sesshomaru saltó. ¡Había recuperado su movilidad! Sacó su espada y atacó a Hoshiyomi. ¡Claro! ¡Ya lo entendía! Cuando se presentó dijo algo de encarnación de la sombra. Aquel cuchillo estaba clavado en el suelo donde estaba la sombra de Sesshomaru. Al tapar aquella nube la luna, la luz se debilitó y por tanto la sombra era imperceptible. Por eso pudo moverse Sesshomaru.

Por el choque de las espadas de los Hoshiyomi y Sesshomaru se liberó una gran energía. Que lanzó a Sesshomaru contra un árbol, pero este aterrizó sobre él como si nada.

Tora y la perla de ShikonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora