Capítulo XV

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Las estrellas se burlaban por encima de su cabeza, la luna formaba una cuna plateada; la noche era lo más hermoso, todo se ve más puro y más real. Menos ella, claro. No era ni pura, ni real.

Sus cabellos castaños caían por encima de su frente haciendo una pequeña cortina, observaba como se mecían sus pequeños pies y como lentamente sus lágrimas caían a causa de la gravedad del universo. Sus ojos rojos por el llanto comenzaron a arderle, los frágiles sollozos se convirtieron en lamentos desgarradores que se mezclaron con el viento que soplaba y trataba de secar sus mejillas encharcadas, ella estaba sola. Estaba sola con toda la mierda que la envolvía, con todo el dolor. No había nadie abajo que pudiera

Balada Para Un CiegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora