Balada Para Un Ciego

Capítulo lll

"Que problemas puedes tener tú?"

La típica frase de todos los padres. Pero lo que ellos no saben es que la adolecencia es la peor etapa en la que una persona puede pasar; es donde las dudas flotan en la cabeza, donde todos los demás se vuelve enemigos de sus personas, donde todos se odian y se dan cuenta de sus defectos. Es esa etapa.

Ella estaba de acuerdo con todo esto, sus dedos se podían cansar de escribir pero no podía dejar de hacerlo. La escritura era la única manera para desahogarse.  Para intentar ser libre de si misma.

Sus padres habían decidido llevarla para saludar a sus familiares, la reunión se iba llevar a cabo en casa de su abuela materna; todos estarían presentes con sus caras llenas de lastima y de vergüenza por tener a alguien suicida en la familia. Ellos no entendían lo que significaba todo eso.

La tuvieron que llevar casi arrastrándola hasta donde era la reunión; el recorrido se le hacia cada vez más y más extenso, hasta que llegó a su fin.

Sus pies encontraron el suelo duro del pavimento; unas botas negras, un pantalón de mesclilla, y la sudadera blanca con franjas negras que le sirvió como ropa de su suicidio. Algunas manchas rojas aun permanecían en ella, ya que se negó en que la lavaran y que se las quitaran. Se rehusó, por que sentía que era una muestra de la fuerza que tuvo para intentar acabar con su vida. Su cabello suelto le caía por encima de sus caderas, se le movía cada mechón por el fuerte viento que avisaba de una futura tormenta. 

Cada paso significaba un martirio, miedo corría por sus venas como adrenalina falsa. Sus padres, cada uno a sus costados la dirijan paso hacia adentro de la casa, aunque ella había pasado muchos años ahí, en esta ocasión cada rincón se le hacia desconocido. Sus manos se entrelazaban entre ellas, sudando y temblando.

La sala se encontraba repleta de personas. Caras conocidas la miraban con lágrimas en los ojos y con la cara roja de tango llorar, labios temblando y con la alegría a flor de piel. Primos, tíos, sus abuelos. Todos con la ilusión y la alegría de saber que la niña de sus ojos estaba sana y salva. Que gracias a los mil dioses a quienes le rezaron estaba viva y su suicidio no había resultado como ella planeó. Su abuela materna fue la primera quien la abrazo con dulcura y con todo el cariño que ella le daba, ella fue quien la llevaba al parque, quien le compraba lo que ella le pedía.

Sus tíos continuaron con la bienvenida, cada uno la abrazo diciéndole al oído palabras de fuerza y mucho valor. Sus primos conmovidos por el encuentro se le acercaron de la misma manera, llorando y pidiéndole que tenga valor para enfrentar esta nueva oportunidad que la vida le estaba dando.

Ella inmutable no podía apartar sus ojos violetas de los demás; como era de esperarse, las recriminaciones se hicieron llegar como una lluvia de flechas.

"Por qué lo hiciste? Si tienes todo. No te hace falta nada".

"Si tus padres no están todo el día contigo es por que tienen que trabajar para darte lo mejor, se matan para pagarte tu colegio, la comida y todo lo que tú quieres".

"No tenias que ser tan egoísta, podías haber pensando en todos nosotros que nos preocupábamos demasiado por tu bienestar".

"Rezando para que no te lleve nuestro Dios ahora".

"Si aún no es tu tiempo no te podrás morir, hagas lo que hagas, no morirás. Por que sólo él decide nuestra hora".

Por su mente no podía dejar de pasar pensamientos contradictorios hacia ese 'Dios' y para la relación en sí, (con todo respeto hacia algún católico que lee esto), creía que ese 'Dios' es un egoísta por obligar a los suicidas a permanecer en un mundo en el que ya no quieren estar. Él es el único egoísta porque gracias a sus decisiones, ellos, hacen daño a todos los que los rodean, gracias a él. Nada. NADA le pertenece. Ni  sus cuerpos, ni sus corazones, ni sus emociones, nada de eso es suyo.  Su cuerpo es de la tierra porque ahí se irá cuando este muerta; su corazón le pertenecerá a otra persona que lo necesite, porque ella en lo personal, donará sus órganos; y sus emociones se irán sólo al vacío, ya que su alma de ella se irá en ese lugar, que es solo el infinito y oscuro vacío.