Luego de salir del baño me dirigí con lentitud hacia la cocina de casa. Todavía tenía el pijama puesto y no me había siquiera cepillado el cabello.
Remus me había dicho que no me levantara muy tarde ya que necesitaba acompañarlo al callejón Diagon y no quería dejarme sola. Dijo que tenía que comprar unas hierbas para curar las heridas que se hacía cuando se transformaba, y que luego nos volvíamos.
La verdad es que no tenía ganas de nada, ni de salir de la casa ni de ver a más gente y mucho menos de sentir el sol sobre mi piel, pero esta vez no me quedaba otra opción. Él se había encargado esta última semana de estar conmigo en casa... Pero ambos sabíamos que eso, tarde o temprano, sería un gran problema y deberíamos buscarle la solución.
Llegué a la cocina desganada y con mis nuevas ojeras que parecían no irse jamás. Remus me dio un fuerte abrazo apenas me vio y al soltarme intentó sonreír. Ahora eso era la rutina de todos los días.
Vaya vida.
— ¿Qué quieres desayunar? —preguntó acercándose a la mesada para agarrar una taza con café que parecía recién hecho.
— No tengo apetito —dije sentándome en una de las sillas. Apoyé mis brazos sobre la mesa.
— Isa, no estás comiendo nada —giró su cabeza hacia mí— te vas a enfermar.
— Bien, mejor. Así muero rápido yo también —murmuré.
Remus suspiró y tomó asiento enfrentándome. Miró su taza y comenzó a revolver el café con una cuchara. Por unos segundos el ruido del metal chocando con el vidrio fue lo único que se escuchó, hasta que él volvió a abrir su boca.
— Cuesta, lo sé —susurró— pero no sirve de nada querer morir. Ese es el camino que toman los cobardes. Y dudo que seas una. La vida continúa a pesar de todo.
— ¿Pero y si nunca lo supero? —Agaché la cabeza— ¿Qué haré entonces?
— Estas cosas no se superan Isa —lo interrumpí.
— Que gran consuelo me das Remus.
— Lo que quiero decir es que, es verdad, no lo superarás... Pero aprenderás a convivir con ello. Aprenderás a que cada vez duela menos. Es cuestión de tiempo y ver el lado bueno de las cosas.
— Es fácil decirlo —murmuré.
— Te lo dice alguien que también perdió a sus padres siendo joven, y que tuvo una madre enferma durante muchos años —ambos agachamos la cabeza.
A veces me olvidaba que no solo mamá y yo habíamos tenido la vida difícil, Remus era otro que se sumaba a esa lista.
— ¿Segura no quieres nada para comer? —empujó hacia mí un plato con tostadas que reposaba sobre el centro de la mesa. Negué otra vez— Bueno. Tenemos que hablar de algo importante entonces.
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Una Black de ojos violetas ➳ (George Weasley)
FanfictionEl día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar. No sabía que la magia corría por sus venas, ni que sus aventuras serían las más alocadas. No sabía que conocería gente maravillosa en el camino, ni sabía que perd...