El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar.
No sabía que la magia corría por sus venas, ni que sus aventuras serían las más alocadas.
No sabía que conocería gente maravillosa en el camino, ni sabía que perd...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dejé la carta sobre la mesa y Tonks, que estaba sentada frente a mí tomando un café, rió.
— ¿Qué? —dije mirándola.
— Como se nota que la carta es de Weasley.
— A decir verdad no es muy difícil saber que es de ellos. Su lechuza se estampa contra el vidrio de la ventana todas las veces que viene aquí.
— Al igual que tú pones una sonrisa de oreja a oreja cuando lees.
— No es verdad —fruncí el ceño.
— La próxima te grabo si no me crees —rodé los ojos.
— Necesito más libros de encantamientos, hechizos, pociones, hierbas mágicas —comencé a contar con mis dedos— quizás de criaturas mágicas también. ¿Tienes algo? —Tonks me miró sorprendida.
— ¿Qué? ¿Estudias en las vacaciones?
— No. Son para los artículos de bromas —ella susurró un oh largo, para luego dejar la taza de café en la mesa— sino en casa hay... Mamá tenía varios interesantes en su biblioteca. A veces me prestaba algunos.
— Creo que tengo de encantamientos —Tonks se levantó de la silla y caminó a través de los sillones de la sala de estar para llegar a una de las estantes que reposaban contra la pared contraria a la cocina. Estiró el brazo y agarró dos libros, uno de tapa azul y otro de piel. Los abrió para cerciorarse de que fueran esos los libros y los dejó frente a mí en la mesa— si no sirven, quizás Remus te pueda ayudar. Él de seguro tiene, ¿Verdad?
