El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar.
No sabía que la magia corría por sus venas, ni que sus aventuras serían las más alocadas.
No sabía que conocería gente maravillosa en el camino, ni sabía que perd...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Entonces yo estaba en lo cierto —comencé a dar vueltas por la habitación— ¿Por qué siempre tengo que tener razón en estas cosas? ¿Por qué simplemente no puedes decirme que no me ocultas nada?
— Porque no te quiero mentir Isadora —Remus se levantó del sofá y se acercó hacia mí— por favor, ven. Siéntate otra vez.
Solté un resoplido y tomé asiento en una de las sillas que estaban frente a su escritorio. Remus cogió otra y resignado se colocó frente a mí.
— ¿Quieres algo para tomar? —preguntó.
— No, no —balbuceé desconcertada— así estoy bien.
— Entonces, quiero que me escuches con mucha atención.
— ¿Puedes decirme de una vez por todas qué sucede? —me quejé.
— Tranquila —murmuró— primero quiero que estés relajada, ¿Segura no quieres algo para comer o tomar?
— ¡Que no Remus! —volví a quejarme, esta vez casi gritando.
— De acuerdo —me miró enojado— pero no hace falta que me lo digas en ese tono.
— Lo siento —dije apenada— no quise hacerlo. Es que toda esta situación me pone intranquila.
— Lo sé pequeña —me dio una corta palmada en la espalda, de esas que dicen "Estoy contigo" y comenzó a hablar— Te voy a contar todo lo que te escondimos hasta el día de hoy. Y por qué lo hicimos —suspiró— sólo espero que nos entiendas. Esto no es fácil para mí, ni para ti y mucho menos lo fue para tu madre.
— Comienza entonces —dije impaciente. Remus tomó una gran bocanada de aire, se acomodó mejor en la silla y luego habló.
— Como sabes, Sirius es tu tío y su hermano, Regulus, era tu padre —asentí con la cabeza— él falleció un tiempo antes de que pudieras nacer, todavía no sabemos bien que le sucedió. Era un mortífago y estaba entrometiendo su nariz donde no debía. Quizás quién-tú-sabes decidió que ya no le servía para nada y terminó deshaciéndose de él. Como lo hizo con muchos otros.
— Sí, lo sé... Pobres —susurré.
— La cuestión es que, tu madre, embarazada de varios meses ya, tuvo que dejar Hogwarts para irse a la casa de tu abuela y luego terminó sus estudios de forma acelerada. Ya sabes, yendo sólo para rendir los exámenes finales —asentí con la cabeza— volviendo a lo de antes... como te dijo tu mamá, ella te crió junto a nosotros, tus abuelos y junto a tu hermano —mi corazón dio un salto.
¿Había escuchado bien?
— ¿Her-hermano? —Dije con la voz entrecortada— ¿Entonces él vivió?
— Sí —Remus se volvió a acomodar en la silla— tuviste un hermano mellizo.