Corazón sellado

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Creo que a todos nos llega ese momento en el que decidimos que no queremos seguir sufriendo.

Me acostumbre a tantas cosas que de pronto ya no me importó lo que me hacían o decían de mi. Incluso dejo de importarme las cosas que Andy hacia.

Algunos de nuestros conocidos me molestaban diciéndome: "ayer hubo una fiesta", a lo que yo no prestaba atención y levantaba mis hombros con indiferencia, pero después continuaban: "Y Andy...", en el momento en que escuchaba su nombre y lo relacionaba con la fiesta sabía perfectamente a que se referían, entonces respondía de una manera agresiva: "¡¡no me importa lo que Andy haya hecho!!".

Los días siguieron pasando e incluso cambie mi forma de hablar con él, de tierna, atenta y comprensiva a fría, seca e indiferente. Pero a pesar de ello seguía notando su estado de ánimo dependiendo de su forma de escribir.

Una noche me pregunto que si estaba bien, yo respondí que si; me dijo que de pronto había cambiado mi forma de hablar, "quien sabe", respondí triste. Si supera la razón de porque me volví así ni siquiera me hubiera preguntado.

Lo odio. Todo es su culpa.

Día tras día me volví como él: tan perra. Me dediqué a jugar con las personas, en muchos casos con hombres.

Un día le hicimos una fiesta sorpresa a un amigo, pero no la hicimos en su casa. Uno de sus amigos invito a su primo y después de un rato de jugar terminamos besándonos. Sin embargo después del beso me sentí una traidora, me sentía tan culpable, como si le hubiera sido infiel a alguien... Andy cruzó mi mente.

¿Porqué no podía sacarlo de mis pensamientos, eliminarlo de mi corazón?. Ya estaba desesperada. Completamente... rota...

Diario de un Corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora