PROMESA.

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CAPITULO 33.

-Me impresionas Harry, de verdad.- confesé dando un sorbo al vino de mi copa.

-¿Por qué lo dices? ¿Crees que por ser quien soy no puedo tener mis dotes sofisticados y ser un conocedor de vinos?- alzo una ceja vacilando.

Reí y negué con la cabeza. No tengo idea de cuánto tiempo llevamos aquí pero me siento muy cómoda. Este rato con Harry de verdad me ayudo a olvidar mis problemas. Estaba siendo divertido, cada cinco minutos me sorprendía con un chiste más malo que el anterior, pero de cualquier manera me reía. No porque el chiste me hiciera reír, era más bien la manera en que los contaba. Se emocionaba un poco de más, hacia expresiones extrañas y movimientos con las manos, y ni hablar de las voces chistosas que hacía. Me agrada este momento.

-¿Qué tal la estás pasando?- dice y toma un bocado de la comida que ordeno hace varios minutos.

-Entre tus chistes malos, vino y comida, todo lo demás desapareció y es lo que importa.- dije.

-¡Hey! Mis chistes no son malos.- se quejó.

-Lo son.- reí bajo.

-Si lo son, ¿Por qué te ríes cuando te los cuento?- alzó ambas cejas.

-Porque, son pésimos, pero los cuentas de una manera que hace que me ría.- lleve un bocado a mi boca. La comida estaba deliciosa.

-Ósea que te ríes de mí, no del chiste.- fingió estar ofendido. –Haz lastimado mi ego.- niega lentamente decepcionado. Tragué mi comida.

-Tienes demasiado ego, es imposible herirte en ese punto.- le señale.

-Mis chistes no son malos.- refunfuño en voz baja. Es todo un niño pequeño. –Escucha, ahí te va otro, este es mejor te lo aseguro.- dijo emocionado. -¿Por qué la gallina cruzo la calle?- saque el aire.

Este será el chiste más malo de la historia, atención. ¿Cree que no conozco la respuesta?

-Ay, por favor, para llegar al otro lado.- rodé los ojos obviando. ¿Quién no conoce ese viejo chiste?

-No.- alargó.-Lo hizo por sus huevos.- dijo con tono aún más obvio.

Inesperadamente solté una risotada. Cubrí mi boca tratando de ser lo menos escandalosa posible. ¿A que vino esa risa mía? El chiste ni siquiera fue bueno. Enserio, puedo apostar a que no es el chiste, es Harry el gracioso. Al ver que no dejaba de reírme y para no dejarme sola riendo como una completa loca, Harry se unió a mi entre risas, no dejaba de ver mi rostro y eso solo hacía que mis rostro se pusiera aún más rojo que por la falta de aire por la risa. Me calme un poco y lleve mis manos a mi vientre, dolía por reír tanto.

-A ver, se honesta ¿Te estas riendo de mi o del chiste?- dijo mirándome con seriedad.

-Del chiste.- dije cuando al fin me controle.

-Eres muy mala con las mentiras.- dijo sonriendo.

-De echo soy muy buena, he mentido sobre lo que hice el fin de semana.- era verdad. Últimamente tenía mucha facilidad para mentir.

-Bueno, eres mala mentirosa conmigo.- se encogió de hombros.

-Quiero ver que te sigas riendo de mi cuando lleguemos a casa.- dijo en tono bajo.

No sonaba amenazante, o molesto, más bien coqueto. Reí nerviosa.

***

-Entiendo, lo arreglaré.- dice Harry cuando se sienta de regreso frente a mi.

Se alejó un poco al recibir una llamada. Dejándome sola por un par de minutos. Se pasó la mano por la cara con frustración.

-Tenemos que irnos.- dice.

The Devil is Beautiful |H.S - A.U.| (+18) -Corrigiendo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora