Capítulo 3

77 9 2
                                    

Narra Hermione.
No puedo describir esta sensación. Es como si alguien me hubiese lanzado una flecha, y esa flecha no pudiese salir de mi cuerpo. Cuando vi a Lucy, me sentí genial, muy feliz de poder volver a ver a mi mejor amiga. Pero cuando me dijo que no sabía quién era, me sentí fatal. Intenté no llorar delante de todos, así que me fui al único sitio donde sabía que no me encontrarían fácilmente. Y aquí estoy, en la sala de los Menesteres. He aprendido nuevos hechizos, y he estudiado mucho estos últimos días. Soy más fuerte y puedo defenderme sola. La puerta se abre, y entra Percy.
-"Si preguntas, nunca lo sabrás. Si lo sabes, sólo necesitas preguntar". Me lo habías dejado en el bolsillo. He pensado...
- Se lo has preguntado a Harry, ¿verdad?
- Ssss...ssí
- Cómo lo sabía. Pero bueno, hermanito. Necesito hablar contigo.
- Ya sé de lo que quieres hablar, y antes de nada me gustaría decirte que Lucy tiene una hermana gemela que toda su vida ha sido Clary. Por lo tanto, la Lucy a la que tanto quieres en realidad es Clary. Las cambiaron al nacer.
- Pero... Eso es lo de menos.- reconozco que lo de las gemelas ha sido un poco impactante - Lo que realmente me duele es el hecho de que no se acuerde de mí. Toda una vida tirada por la ventana. Y ahora cree ser quien no es.
- Bueno... Siendo realistas, cree ser quien realmente es. Hermione, tiene que entrarte en la cabeza que ella no es Lucy, y nunca lo será.
Una lágrima baja por mi mejilla. Me dejo abrazar por mi hermano como cuando Stephanie Miles me tiró mi mochila nueva por las escaleras del colegio. Aún me duele.
- Percy- le digo a mi hermano.
-¿Qué?
- Hueles a Annabeth.
- Bueno.... ¿Y eso qué importa? ¿No puedo darme algún beso de vez en cuando?
- Claro...- le miro desconfiadamente y me río.- Uno o dos nada más.
Mi hermano está bastante rojo. No me gusta meterme con él, pero es que esta vez me lo ha puesto muy fácil.
- Casi se me olvida decírtelo. Clary ha recibido una carta para Lucy diciendo que el príncipe Caspian necesita ayuda.- dice, cambiando de tema.
-¿El príncipe Caspian? No me lo puedo creer.
A mi de pequeña me encantaba Caspian. Leía los libros de Las Crónicas de Narnia, pero en ningún momento imaginé que... Bueno... En realidad Lucy no es de allí, aunque tiene una hermana gemela que sí que lo es. El mero recuerdo de que ella ha cambiado para siempre hace que vuelva a sentirme fatal. Mi hermano lo nota, pero a pesar de ello, me dice:
-¿Te apetece que lo hablemos mejor en el Gran Comedor con todos nuestros amigos? Creo que un poco de Cuatro te vendría bien.
Asiento, riéndome. Sí que es verdad que me apetece estar con Cuatro. Y... Bueno. Intentaré evitar hablar con Lucy.

El Gran Comedor está abarrotado de niños y adolescentes. Las luces, cálidas y acogedoras, hacen que me sienta como en casa. Frente a la mesa de los profesores han puesto una pequeña mesita para Percy, Clary, Jace, Gale, Annabeth y Cuatro.
Yo, como siempre, me siento en la mesa de Gryffindor, ya que es mi casa. Antes de venir aquí hemos estado hablando en la sala común de Gryffindor , porque el Gran Comedor estaba ocupado. Hemos decidido salir mañana por la mañana, e iremos a Narnia. Antes de entrar a cenar, Cuatro me ha dado un abrazo que me ha encantado, y él se dirigió a su mesa.
Decido irme un rato a pasear al lago, con sus aguas oscuras y misteriosas. Caminar por allí me tranquiliza, me ayuda a pensar. El sonido de las hojas de los árboles silbando con el viento, las criaturas que habitan en el lago moviéndose en el agua y, por supuesto, la soledad. Ahí nadie puede decirme nada que me hiera, nadie puede hacerme daño. Simplemente estoy yo. Poco a poco, el cielo empieza a surcarse de estrellas luminosas y lejanas, y yo me siento, dando vueltas a mi nueva varita. Sé que está vez voy a poder salvarme por mí misma y defenderé a los demás.

Hoy me levanto de mejor humor, y veo que alguien ha dejado el periódico debajo de la puerta. Numerosas desapariciones se han producido esta noche. Qué extraño, ninguna tenía nada en común. Un pescador, una sirena, una bruja, y un elfo cazando. Me arreglo y recojo todas mis cosas. Cuando bajo, no hay un alma, deben de estar todos los alumnos en sus clases. Pero, ¿y mis amigos? No tardo nada en encontrarlos. Ha sido oír uno de los chistes malos de mi hermano, e ir directamente a la puerta de salida, donde están todos. Jace y Clary están cogidos de la mano. Cualquier cosa de ella que pueda recordarme a Lucy es un intento fallido. No se ríe igual, no viste igual y, sobre todo, no quiere estar conmigo. Les dirijo una sonrisa forzada, intentando espantar las lágrimas de mis ojos. Annabeth me dirige una mirada reconfortante, y Cuatro pasa un brazo por encima de mi hombro. A pesar de todo, hay amigos que me apoyan, pero nunca nadie me ha hecho sentir como me sentía hablando con ella.
Todas las manos se unen a la mía, y desaparecemos de Hogwarts, una vez más.

La isla perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora