Capítulo 5

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Narra Hermione
No. No me voy a subir ahí. Lo tengo muy claro. Odio los barcos. Me mareo fácilmente. Odio sentir el vaivén de las olas meciendo el barco, odio el mojarme al salir a cubierta, y odio no dormir por la noche a causa del mareo. Mi hermano me está mirando, con esa sonrisa de medio lado burlona que alguna vez me gustaría que se tragase. A diferencia de mi, a él le encanta el mar. Hace un rato ya queremos conocido a Peter, Susan y Edmund. Pero no estaba la pequeña Lucy. Dice Caspian que es muy probable que haya desaparecido también junto con las demás criaturas. Ahora viene el momento horrible. El barco. Me encanta el agua, pero los barcos no los soporto. Caspian nos separa a chicas por un lado y chicos por otro para los camarotes. Creo que es mejor así.

Ya llevamos unas cuantas horas subidos en este maldito trasto. Yo llevo gran parte de ellas vomitando en un cubo. Cuatro está a mi lado, consolándome. Pero creo que ni sus palabras hacen que reduzca mi mareo. Percy está nadando fuera. Clary y Jace están en un camarote, a saber qué hacen. Annabeth está leyendo un libro en griego antiguo. No sé por qué no se marea. Y luego están los cazadores de sombras, que no paran de mandarme miradas fulminantes. Deben de pensar que soy débil y sensible, como una hoja de papel. Me da igual lo que piensen. Yo me encuentro fatal. Salgo a cubierta a tomar algo de aire fresco. Tengo el pelo desordenado en una trenza que me hizo Annabeth al principio del viaje, si es que a esto se le puede llamar viaje. Sentado en la barandilla, totalmente seco, está Percy. Sus ojos verdes miran el negro horizonte con cara preocupada.
- ¿Qué pasa, hermanito?- le pregunto con la voz más firme que puedo.
- Sea lo que sea a lo que nos enfrentamos, es grande y poderoso. Y no precisamente bueno.
- No siempre las cosas más poderosas son las mejores.- añado, con un hilo de voz.
- Herms, ¿te encuentras bien?
- Bueno... Emm... No. Odio los viajes en barco. Creo que eso ya lo sabes. Y, además, los amiguitos de Clary no paran de mirarme como si fuese una endeble. Yo no me considero así. Tenías razón el año pasado cuando dijiste que no sé hacer nada útil. Pero ahora sé que puedo. He estado esforzándome todo este tiempo para poder demostrarlo.
- Vaya... Hablas como una persona mayor. Y te admiro por ello. Creo que eres poderosa, muy poderosa. Y, sinceramente, también creo que eres la mejor.
- No seas bobo, Percy. Sabes que todos los que están en este barco podrían destrozarme con la mirada. Pero ese comentario ha sido muy halagador. Gracias.
Después de la larga conversación con mi hermano, me voy a mi camarote, y descubro que Annabeth duerme ya profundamente. Me siento en la cama, y me deshago la trenza poco a poco, mechón a mechón. Decido darme un baño para ahuyentar el mareo, y después de ponerme una camiseta vieja, me meto en la cama. Tengo el extraño presentimiento de que mañana no va a ser un día precisamente feliz.
Una de las veces que me levanto a vomitar, veo una puerta entreabierta. Es el camarote de los chicos. Se oye un "¡Fuera!" dicho por Clary, y una palabrota dicha por mi hermano. Sale de la habitación con el pelo revuelto por encima de los ojos, y mala cara.
- Voy a dormir en tu camarote, ¿vale?- me dice, con voz cansada.
- Por supuesto, pero no creo que lo hagas por tu poooooobre hermana, sino por tu amaaaaada novia.- dramatizo, poniendo mucho empeño en "pobre hermana"
- Para. Voy a dormir contigo. Con ella me da corte.
- Ah. Así no tiene nada de emoción.
Me apretujo en mi cama, y él se mete al lado, como cuando él puso la película de Scream por error, y luego yo tenía un miedo terrible. Aún me sigue dando miedo esa máscara.
- ¿No te importa si te vomito en la cara? Porque es muy probable.
- Mejor mira hacia otro lado, ¿vale?
- ¿Te acuerdas del incidente de la película de Scream?
- Sí... Cómo no.... Estuviste toda la noche lloriqueando.
- No tiene gracia. Era muy pequeña para ver esas cosas.

Llevo un buen rato en tierra. He sido la primera en bajar, y ya me encuentro mucho mejor. Cuatro está a mi lado, comiéndose su desayuno.
- Cuatro, ¿nos vamos a dar una vuelta por la isla?
- Vale, pero es peligroso. No tenemos ni idea de cómo es la isla. Así que no te separes de mi.
- Vaaale.- le digo, con cara de fastidio.
Cuando ya parece que la vegetación se hace más tupida, Gale llama a Cuatro para sacar nosequé del barco.
- Vamos. Tenemos que irnos- dice Cuatro
- ¿Por qué? A mi no me han llamado.
- Bueno, pero no te separes mucho. Te quiero.
- Y yo a ti.
Le veo desaparecer entre la maleza, hasta que ya no le oigo. Siento como si alguien me observara desde algún árbol. Pero no hay nada. Bueno, hasta que algo negro me atraviesa desde el pecho hasta la espalda.

La isla perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora