Capítulo 10

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Narra Clary:

Tengo miedo. Valentine, junto a la Bruja Blanca, planean matarnos a Lucy, mi hermana gemela, y a mí. ¿Pero con qué propósito? No lo sé, posiblemente solo por diversión o porque se aburren demasiado.
-¿Qué crees que hacen?- me pregunta mi hermana.
-No lo sé, pero seguramente nada bueno.
-Clary- dice mirándome con cara de pena-. Estoy asustada
-Yo también, pero tenemos que salir de aquí- intento animarla.
-Pero, ¿cómo? No tenemos nada para cortar la cuerda.
-Hermione nos vendría genial en este momento. Ella sabría qué hacer- digo después de un suspiro.
-¿Quién es Hermione?
Esa pregunta me la hago todos los días, sin encontrar respuesta; pero hoy que ella me falta, me doy cuenta de quién es realmente Hermione.
-Mi mejor amiga- respondo al fin mostrando una sonrisa.
Cuando estamos apunto de liberarnos, veo como La Bruja Blanca se acerca a nosotras.
-Llego tu turno mocosa- dice con asco.
-¿Qué queréis de ella?- pregunta Lucy.
-Su sangre cielito, también la tuya.
Pataleo cuando me coge y me lleva a una mesa de piedra. Me sé la historia de memoria, entonces tengo la vaga esperanza de que aparezca Aslán y me salve la vida.
Mi padre se acerca a mi y pone un mechón de pelo tras mi oreja.
-Una lástima que todo tenga que terminar así- me susurra.
-¡NOOOO! ¡SUÉLTALA!- grita Lucy.
Veo a la Bruja Blanca levantar un cuchillo sobre mí, y pienso que este es el final.
Cuando, de repente, sin darme cuenta y en un ligero y rápido movimiento, me encuentro entre los brazos de Jace, a salvo del peligro.
-Gracias- consigo decir. Él sonríe y me dice que todo está bien.
-Tengo que salvar a mi hermana- digo en un susurro.
-O sea, que la chica atada a un palo no era producto de mi imaginación- al ver la cara que pongo añade-: ve, yo te cubro.
Salgo corriendo, saltando entre las piedras, que sin duda es una idea horrible, ya que cuando estoy llegando a la última, me caigo y me tuerzo el tobillo; como diría mi hermano, Gale, la suerte no está de mi parte.
Al fin consigo levantarme, aunque tengo muchas dificultades al caminar. Llego hasta donde esta mi hermana y consigo desatarla.
Cuando me giro veo a La Bruja Blanca frente a Jace, que está desarmado. Me temo lo peor. Antes de que me de tiempo a reaccionar, La Bruja Blanca le lanza un hechizo a Jace, él cual grita de dolor.
De repente, veo a alguien por detrás de la Bruja Blanca ¡es Caspian! Le clava un cuchillo en el hombro y ella se cae hacia atrás. Voy, cojeando, hasta donde están Caspian y Jace. Aparto a Caspian de un empujón y miro a Jace. Su preciosa piel dorada ya no es dorada, es blanca azulada, tiene los labios morados y los ojos han perdido la vida. Se está muriendo.
-¡Jace despierta! ¡No te vayas!- grito.
-Clary, te...- No llega a terminar. Lloro, lloro por una de las personas a las que más amo y no va a volver. Ahora mismo, nada ni nadie puede consolarme.
-Clary, tenemos que irnos. Tu hermano y Cuatro están fuera- me dice Caspian triste.
-¡Me da igual!- grito.
-Clary- dice alguien tocandome el hombro por detrás. Es mi hermano. Cuando le veo me entra aún más pena y lloro desesperadamente.
-Lo siento mucho- dice al fin. Yo me lanzo a sus brazos y lloro. No puedo soportarlo. No he sabido apreciar lo que tenía, nunca he sabido. Me falta algo en mi corazón, me falta algo dentro de mí. Eso que falta tiene nombre y apellidos: Jace Herondale.
-Tal vez haya alguna forma de devolverle a la vida...- empieza a decir Caspian.
-¿Cuál?- interviene mi hermana que hasta ahora no había hablado.
-Con un beso de amor verdadero- dice, lo que provoca que a mi hermano le entre la risa. Pero cuando ve mi cara repleta de dolor y tristeza dice:
-Vale, por intentarlo que no quede. Puede que funcione- o puede que no, pienso-. Quizá lo que ocurrió en el cuento de la Bella Durmiente sea cierto.
Vuelvo mi mirada a Jace, deseando que todo esto solo sea una horrible pesadilla de la que no puedo despertar. Vuelvo a sentir un vacío en el pecho, sigo sin aceptarlo, nunca lo aceptaré. Mi vida cambiará radicalmente; le miro intentando decirla adiós a nuestras tardes en el parque, a matar demonios con él, a estudiar con él, a su sarcasmo, a sus buenos días, a sus ojos, a su sonrisa y a sus besos; intentando decirle adiós a Jace. Le beso, le doy el beso más largo que nunca se ha dado, pero no sucede nada. Los ojos se me vuelven a llenar de lágrimas, y antes de que caigan por mis mejillas Gale está a mi lado, abrazándome.
-Gale, no podré superarlo- le digo entre sollozos.
-Sí que puedes. ¿Sabes por qué lo sé?- le miro a los ojos- Porque creo en tí.

La isla perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora