Ya era tiempo

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Reí seguía en el templo, habia terminado de limpiar la parte frontal, su mirada ya no era tan segura y desafiante pues la chica parecía cambiar, habia dejado de ser tan agresiva, su abuelo cada vez se enfermaba mas seguido y ya casi no hacia nada, ultimamente estaba muy cansado y casi siempre se la pasaba acostado, lejos había quedado de ser aquel abuelo coqueto con las chicas.

Después de dejar todo preparado para el siguiente día, Reí camino hacia la entrada, se sento en las escaleras y contempló el cielo estrellado - Es muy lindo ¿verdad? - Reí se puso alerta, conocía esa voz, sabia quien era y con temor se giro hacia donde provenia el sonido, ahí frente a ella, un chico que conocía pero que físicamente había cambiado estaba observándola.

- ¿Nicolás? - pregunto con temor, pues el chico lucia muy diferente, era la misma altura, pero no tenia el cabello largo sino corto, arreglado de corte moderno, barba de candado y se podían notar sus ojos marrones muy grandes, unas cejas muy bien proporcionadas, su vestimenta también había cambiado, ahora lucia unos vaqueros donde se podía apreciar que tenia muy buen atributo en la parte trasera, una camisa de botones blanca desabrochada de los botones de arriba, sinceramente se veía muy sexy, el chico sonrió.

- Espero haberte sorprendido - contesto el, Reí se levantó y le observó detenidamente, le tocó el pecho, los hombros, por último tomo sus mejillas con ambas manos, le miro directamente a los ojos - Mucho - dijo ella, sentía el impulso de abalanzarse hacia el y es que Nicolás se había puesto tremendamente guapo. Así que no le pensó más y le rodeo el cuello con sus manos y lo beso, aunque también soltó unas cuantas lágrimas.

Después de la reconciliación Reí llevo a Nicolás adentro, le ofreció té y en todo momento no dejo de mirarlo, el chico había cambiado demasiado, ahora se veía muy masculino, juvenil, elegante. Luego de servirle una taza y sentarse frente a él Rei comenzó a hablar. ¿A donde fuiste? ¿Porqué me dejaste? - pregunto ella con voz titubeante.

- No recuerdas, que fuiste tu quien me pidió que me alejará - dijo muy serio el chico, quien tranquilamente bebía su té, Reí lo sabia, habia sido ella quien le habia alejado con su mal genio y su agresividad, pero ahora sentía pena y dolor, pues Nicolás se había puesto muy guapo y temía que en ese tiempo la hubiera olvidado. -Lo siento - dijo con voz apenas perceptible. Nicolás sonrió y le acarició la mejilla. - Ya quedo en el pasado, no te preocupes - dijo con mucha tranquilidad.

- ¿Te quedarás aquí en el templo? - pregunto la chica de cabellos negros, el siguió bebiendo su té, no respondió de inmediato y a Reí le parecía una tortura - ¿Puedes responderme? - dijo impaciente, pero el chico pareció no darse cuenta y siguió bebiendo el té y tomo un par de galletas que también había traído la chica. A Rei le estaba molestando la actitud del chico, Estaba segura de que se comportaba así a propósito.

- No, compre un departamento en donde vive Darien, solo que en otra planta, también emprendí un negocio en Okinawa de una compañía televisora y he decidido abrir un edificio aquí en Tokio - Reí estaba muy impresionada, el chico que tenia frente a el parecía otro, no era el Nicolás que ella golpeaba y maltrataba todo el tiempo, le había minimizado hasta el ridículo y ahora el chico venia y le mostraba de lo que era capaz, Reí sintió tanta vergüenza.

- Me alegra que te vaya muy bien - fue lo único que dijo, la chica se sentía muy mal por la actitud que tenia frente a él. - ¿Donde esta el abuelo? - pregunto el chico mirando hacia ambos lados - Él está muy enfermo, ahora mismo descansa - respondió ella y no pudo evitar que en su voz se denotar tristeza, hecho que no paso desapercibido por el chico, se levantó y se acerco a ella, quería abrazarla pero se contuvo.

- Ya ha ido al hospital ¿que problema tiene? - el chico se veía ansioso, después de todo el abuelo había sido muy bueno con el, además el le había dicho que se fuera y que hiciera lo que más le gustara, además de que le pidió dar una lección a Reí por su mal comportamiento. Había mantenido contacto con el pero su compañía había sido muy bien aceptada en la ciudad y el cada vez estaba más ocupado, no se había percatado de la salud del abuelo, ahora lo lamentaba.

- Creo que ya es la edad del abuelo, ya solo queda confortarlo - la voz de la fuerte Reí sonaba quebrada, ella no mostraría debilidad llorando, la conocía muy bien. - No te preocupes, tus amigos estamos aquí contigo - aunque las palabras eran de consuelo a Rei le parecieron hirientes, que el se considerará solo un amigo y no alguien especial le pesaba pero sabía que nadie más que ella había sido la culpable de que el chico ya no la quisiera como antes. - Lo se, no te preocupes - se levantó de golpe - ya deberías irte, ya es tarde - lo que menos quería Rei era sentirse incomoda por la situación.

- Claro, mañana vendré de nuevo a visitar al abuelo, veré si les invito una comida - se levantó, le extendió la mano y Reí la tomo, seguía siendo cálida, luego el chico dio vuelta y se fue. Ella no aguanto más, se dejó caer al piso y lloró, pues sabia que había perdido al chico, quien además ahora se veía mucho mejor y le iba de maravilla, entonces la chica entendió aquella famosa frase "Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido".

Se fue a la cama, aun con lágrimas en los ojos, sabia que por la mañana tendría que actuar normal o por lo menos buscaría el consuelo de sus amigas.

A la maña a siguiente lo primero que hizo fue ver al abuelo, le atendio y el no parecía mejorar, luego de ello marco a Serena, ella había cambiado, quería saber si ella le podría ayudar a olvidar a Nicolás así como lo había hecho con Darien y si no por lo menos que le ayudará a sobrellevarlo como lo hacía la rubia. No paso mucho tiempo cuando Serena llego al templo, además lo necesitaba, su situación había cambiado mucho y ella ahora necesitaba reflexionar.

Rei le conto lo que habia pasado, estaba muy sorprendida, la chica no pudo más y lloró, por instinto y por lo que la rubia pasaba, le siguió, ambas con diferentes situaciones difíciles, entonces ambas decidieron que era tiempo de mejorar para bien - ¿Y si nos cortamos el cabello? - pregunto la pelinegra -Tal vez, seria un inicio para cambiar - dijo la rubia.

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