24-Las ganas de estar contigo...

1.5K 132 9
                                    

Hoy tocaba una superación nueva.
El odio por los espejos que ya miles de días os he contado. Todo esto es muy complicado.
Estoy en una habitación llena de ellos. Con mi reflejo en todos. Y tengo que mantener la vista encima de uno de ellos, me veo de arriba abajo. No me gusto, y llevo un rato llorando desesperadamente pero se que al menos esto, tengo que superarlo porque no puedo vivir más asi.
No quiero seguir pasando por los espejos y tener que cerrar los ojos o muchas veces que me sentía con una poco de fuerza, mirarme, pero al final, no podía mantener la mirada mas de segundos sin llorar.
En eso se basaba esto. Mirarse, y entender que alomejor no somos tan malos como pensamos.
Pero dejarme que os diga algo, el espejo a veces miente. A mi me mentía y creo que lo sigue haciendo.
Porque el espejo no te enseña lo que hay dentro de todos y cada uno de nosotros. No te enseña lo bonito que puedes ser por dentro, que aunque un poco dificil de llegar, es la parte que nosotros mas deberíamos ver.
Hoy te vas a levantar de aquí. Te vas a quere como eres. ¿Si?. Porque que más da que te sobren unos kilos, eres preciosa así, alguien querrá tus kilos de más y tu seras la primera en hacerlo. -dije señalándome en el espejo-.
-Almu, enhorabuena.
+Gracias. -sonreí-.
-Creo que se lo tendrías que contar a alguien. -miro atrás y veo a Jesús-.
Asentí y andé hacia Jesús, pero me paré en seco, y me giré.
+Doctor -grité-.
-Dime.
+Gracias por ayudarme. -me sonrió y seguí andando-.
--------
-¿Entonces lo has superado?
+Sí, osea -me senté en un muro de la azotea- lo de los espejos creo que sí.
-Genial pues. -se puso en medio de mis piernas con las manos sobre mis muslos-.
+¿Qué haces? -reí nerviosa-.
-Esto siempre era mi sitio favorito. ¿Recuerdas?
*Flashback*
Estaba yo sentada en lo alto de un muro de la azotea con las piernas abiertas para que él se pusiera en medio pero no lo pillaba.
Le hice una señal con el dedo para que se acercara y al fin, lo pilló.
Ahora yo era mas alta que él, y era raro porque siempre era yo la que tenia que ponerme de puntillas para besarle.
-Te toca agacharte.
+Que raro es esto madre mía -reí-.
Me agachè y le besé, y noté como despues del beso Jesús me abrazó por la cadera poniendo su cabeza en mi abdomen.
-Declaro este sitio como mi octava maravilla del mundo.
*Fin del Flashback*
-Eh, ¿estas?
+¿Que?
-Que mis ganas de estar contigo siempre están.

Paciente [Jesús Oviedo]. Segunda temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora