Ay, no...

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Todos corremos (o volamos) a cubrir lo que nos corresponde del plan.

El vikingo misterioso y yo volamos a la altura de la nave con el maestro ladrón, la princesa del sartén y la princesa rebelde. Todos encima del dragón, excepto yo. Creando una imagen realmente cómica. Los tres se introducen en la nave.

Cuando desaparecen de nuestro campo visual, nosotros dos nos alejamos un poco. Logramos ver que unos cuantos misiles son liberados y vienen directamente hacia nosotros.

Que extraño. Supongo que se le acabó las municiones y apenas volvieron a cargar, ya que no nos molestaron en lo que construiamos nuestro plan.

Damos vuelta y volamos, provocando que los misiles nos persigan. Volamos alrededor de la nave.

Da una maniobra, un misil impacta en la nave. Doy una maniobra, obteniendo el mismo resultado.

Creo que, aunque éste método realmente funciona, nos tomará mucho tiempo. Se me acaba de ocurrir algo genial y más rápido.

-Oye. Tengo una idea. Continúa rodeando la nave, te veo después.

-¿Qué? Hey, no podré con tantos misiles.

-Tranquilo. Me ganaré la atención de la mitad. Tu hazlo. Sólo confía.

El sólo mueve la cabeza en afirmación.

Doy media vuelta. Ahora vuelo al sentido contrario del vikingo misterioso. Como dije, la mitad de los misiles me persigue. Los dos estamos rodeando la nave, pronto nos cruzaremos.

En sólo unos cinco segundos estoy enfrente del vikingo misterioso. Directamente hacia el y viceversa.

-¡¿Listo?! ¡Esquiva a todos los misiles! -le grito.

Entonces yo esquivo todos los que lo perseguían a él, y él todos los que me perseguían a mí. En poco tiempo, los misiles ya estaban chocando unos con otros y estallando. Los que no, al menos se descontrolaban e impactaban en la nave.

¡Fantástico!

El vikingo misterioso me mira diciendo "eres un genio".

Bajo mi vista al suelo, donde la Reina de las Nives y la princesa alegre cumplen con su trabajo sin problema.

No puedo evitarlo. Veo cada uno de los movimientos de la Reina de las Nieves. Pero luego, paso a ver su cara. Sus ojos, grandes, azules y... hermosos. Su cabello, sedoso, rubio platino y... perfecto. Su piel, blanca, pálida y... única. Tiene una pequeña y delicada nariz, que hasta me pregunto cómo logrará respirar con ella. "Ha de roncar horrible cuando tiene un resfriado" pienso. Pero me corrijo. Una nariz así sólo produciría la hermosa melodía de una flauta.

La arruga un poquito a veces. Dándose un aspecto extremadamente tierno.

Tan tierna, que me dan ganas de darle pequeños besitos en toda su cara y cabello. Hasta que me canse, y no creo que sea tan poco tiempo, que digamos.

-¡Oye! ¿Estás aquí? -el vikingo interrumpe mi pequeño momento de pensamientos raros y no deseados.

-Eeeeeh... ¡Claro! Perdón, ¿qué decías?

-Que deberíamos ir a apoyarlas.

-Oh, claro. Vamos.

Bajamos a toda velocidad. Al tocar tierra, comenzamos a destruir robots sobrantes. Volteo y miro hacia arriba, observando la nave.

Me pregunto si les estará yendo bien a la princesa rebelde, al maestro ladrón y a la princesa del sartén.

De repente, algo rompe una ventana de la nave y sale disparado hasta caer al suelo. Veo que es la cabeza de un robot con una flecha clavada enmedio.

Oh, pero claro que les está yendo bien.

Vuelvo a mi trabajo de seguir acabando con más robots.

Después de destruir trece, al fin acabamos, los únicos que faltan por terminar son los asignados que subieron a la nave a destruir la máquina.

De pronto se escucha una enorme explosión proveniente desde dentro de la nave.

Espero que ése sea el sonido de la máquina clonadora estallando.

-No lo sé, siento que deberíamos ver qué es lo que está pasando allá dentro. -dice el vikingo que apenas unos segundos llego a mi lado.

-Igual yo. Hay que ir.

Volamos primero a ver por las ventanas. Buscamos en varias hasta que, al fin, los encontramos.

Logramos ver una máquina (seguro es la clonadora) hecha pedazos. Y a ellos acorralados por demasiados robots, pero uno en especial enfrente de todos los demás: Supertron.

Al parecer, lograron su objetivo. Pero, cuando ya se iban a ir, los embuscaron.

El dragón del vikingo misterioso destruye, con una bola de fuego, la parte de la ventana y un poco más. Suficiente para que entremos.

Congelo a todos los robots presentes y el dragón les dispara fuego. Terminamos con todos, excepto con Supertron. El nos mira impresionado. Seguro no esperaba que llegáramos.

La princesa del sartén no pierde tiempo e impacta su satén a su cara de metal. Así que, se tambalea hacia atrás, tanto que termina por llegar al gran agujero en el que el vikingo misterioso, su dragón y yo entramos. Se cae de la nave.

Todos corremos y vemos fuera, hacia abajo. Supertron ya tocó tierra. Mientras uno de sus clones hubiera estallado al caer a ésta gran altura, el no se hizo mucho daño. Al parecer, Supertron es de un material más fuerte.

Pero, no lo suficiente para nuestros ataques.

Todos se montaron de nuevo en el dragón y, junto conmigo, bajamos volando hasta estar frente al Supertron, que yacía inconsciente en el suelo. Pronto se acercaron las hermanas.

Las luces de sus ojos robóticos volvieron a brillar, dando señal de que volvía a estar consciente. Nos vio y, aunque se oye imposible, se veía bastante miedo en su rostro.

Se levanta y camina hacia atrás, preso de nervios. Un árbol topa su camino. No tiene escapatoria.

-Tal vez me hayan detenido a mí, pero, toda ésta ciudad, junto con ustedes, también se irán conmigo.

Ow... Se escucha más tenebroso, en vida real, que a través de un simple radio.

Todos reaccionamos instantáneamente. La Reina de las Nieves y yo creamos un pico de hielo que crece desde el piso de enfrente nuestro, de nuestro lado, hasta el cuello de Supertron, atravesandoselo. Aunque, al mismo tiempo, su cuello también recibió el sartén de la princesa del satén, la flecha de la princesa rebelde, la bala de la pistola del maestro ladrón, la bola de fuego por parte del dragón y los brazo-espada de robot lanzados por el vendedor de hielo y la princesa alegre.

La cabeza de Supertron cae hasta el piso, y rueda un poco, recorriendo una pequeña distancia. Su cuerpo cae primero de rodillas y, luego, se desploma en el suelo.

¡Ja!, ¡ja. ¡Se vio tan gracioso!

Pronto, recordamos que los robots no necesitan cabeza. Así que, antes de que alguien haga algo, el vikingo misterioso ordena al dragón que lo incendie por completo. Él le hace caso.

-Listo. Nuestro trabajo aquí ha terminado. -dice el maestro ladrón sonriente.

Genial. Lo logramos. Hemos derrotado a Supertron. Ahora sólo falta volver a casa y presumir a mi hermana que soy un superhéroe y ella no. Ja, ja.

-Eeeeem... Chicos. -dice la princesa del satén con sus ojos completos de impresión. Bien abiertos. Viendo hacia atrás.

Todos volteamos con suma velocidad, preguntándonos el por qué tendrá esa expresión.

¡Es la nave! ¡La gran y enorme nave pierde altura! En otras palabras: ¡CAE HACIA LA CIUDAD!

Si toca el suelo, seguramente explotará llevándose consigo a la ciudad entera. ¡A eso se refería Supertron!

-Ay, no... -digo en voz baja, totalmente incrédulo.

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¡Sí! ¡Sólo dos días! ¡Merezco un premio!, ¿no?

Ja, ja, ja. Adiós. ;)

'The Big Eight' -SuperHéroes del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora